Dejé de Amarte -
Capítulo 190
Capítulo 190
“Muy bien.” Sebastián estaba de buen humor, “Parece que ya puedo empezar a planear su boda con Nieve.”
Valentina colgó el teléfono, sintiendo como si le hubieran drenado toda la energía, se quedó agachada en la orilla de la calle por un buen rato antes de lograr levantarse y
volver a la clínica.
En la tarde, el timbre de la puerta de repente sonó.
Carmen fue a abrir y se encontró cón Nieve en la entrada.
“¿Nieve?” Carmen frunció el ceño, “¿Cómo has venido?”
“¿No puedo venir?” Nieve la miró fijamente, “¿Quién te crees para hablarme así?”
Carmen respondió con distancia, “¿Qué asunto te trae por aquí?”
Nieve se adentró en la casa manejando su silla de ruedas, “Obviamente he venido a buscar a Alejandro, ¿a quién más iba a buscar?”
Carmen intentó detenerla, “El señor hoy no recibe visitas, por favor, vaya.”
“¡Quítate de mi camino!” Nieve estaba furiosa, “Pronto seré tu Señora Nortes, ¡cómo te atreves a detenerme!”
Una vez se casara con Alejandro, lo primero que haría sería despedir a esa molesta
Carmen.
Carmen permaneció firme, bloqueando su paso, “Ya le dije, el señor hoy no recibe visitas, y además, mira que aún es de día, así que no sigas soñando.”
“¿Crees que estoy soñando?” Nieve soltó una risa amarga, “Parece que no te has enterado, Alejandro ya se divorció de Valentina. Voy a casarme con Alejandro, hoy vine para hablar de los planes de nuestra boda.”
Carmen no podía creerlo, “¡Imposible!”
Nieve no quiso perder más tiempo discutiendo, “¡Aparta!”
Se dirigió sola en el ascensor al piso superior, al ver la puerta del dormitorio principal abierta y el olor a humo flotando en el aire, entró y encontró a Alejandro sentado en el sofá fumando.
“Cof, cof, cof,” Nieve tosió fuertemente, y al enfocarse mejor, notó que el cenicero frente a Alejandro estaba casi lleno.
Aunque Nieve no era la más observadora, pudo notar que él estaba de muy mal humor.
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Capitulo 190
Con cuidado, se acercó y preguntó, “Alejandro, ¿cómo va tu herida?”
Alejandro levantó la mirada lentamente hacia ella, “¿Qué haces aquí?”
“Estaba preocupada por ti, vine a verte especialmente.” La cara maquillada de Nieve mostraba preocupación, “Alejandro, todavía estás herido, no deberías fumar tanto, es malo para la salud.”
“Ya lo sé, puedes irte.”
“Alejandro, ¿he hecho algo mal?” Nieve estaba al borde de las lágrimas, “Si hice algo mal, dímelo, cambiaré. Solo te pido que no te alejes de mí…”
Alejandro la miró.
Nieve siempre había sido obediente, giraba en torno a él y le tenía el corazón puesto, mucho más que Valentina.
No pudo evitar pensar que si no hubiera sido por aquel accidente que lo unió a Valentina, hoy Nieve sería la Sra. Nortes.
Tal vez no se sentiría tan mal como ahora.
Porque Nieve nunca le pediría el divorcio una y otra vez como Valentina.
Al verlo distraído, Nieve comenzó a llorar, “Alejandro, sé que estás sufriendo mucho, pero estaré a tu lado siempre, incluso si tu cuerpo ya no responde, quiero casarme contigo. No importa en qué te conviertas, siempre estaré contigo.”
Alejandro sonrió ligeramente.
No hacía mucho, Valentina le había confesado lo mismo con pasión, diciendo que siempre estaría a su lado.
Incluso prometió enseñarle a amar.
Pero ella no dudó en soltarle la mano fácilmente.
El dolor que Alejandro había estado intentando suprimir, una vez más lo inundó por completo.
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