EI Centímetro -
EI Centímetro 221
Capítulo 221
Ese abrazo inesperado dejó a Jorge petrificado, y poco después escuché su voz baja preguntar: “¿Sientes lástima por mi?”
“No, ¡te tengo compasión!” Lo corregi.
Jorge no dijo nada más, tampoco me devolvió el abrazo, lo que me hizo sentir bastante incómoda. Justo cuando estaba a punto de soltarlo, levanté la vista y vi a Sergio parado no muy lejos. ¿El también había ido? Pero Mirella, esa bocina, no me lo había dicho.
Iba a soltar la mano de Jorge pero entonces la apreté más fuerte, Jorge intentó soltarse pero apreté su mano y dije: “No te muevas.”
Él se quedó quieto, y así lo abracé, continué diciendo: “¿Vas a trabajar horas extras hoy?”
Jorge: “¿Eh?”
Me puse de puntillas, acercándome a su oído: “Quiero comer algo hecho por ti.”
La voz de Jorge tragando saliva resonó en mi oído. Senti un escalofrío por todo el cuerpo, y mi mirada hacia la dirección de Sergio titiló involuntariamente. La figura de Sergio, con su puño cerrado y su rostro cambiando de verde a negro, luego con una mirada sombría, se alejó. También solté a Jorge, justo cuando iba a decir algo, escuché la voz de Mirella a lo lejos: “¡Presidente Vásquez, qué bueno verlo!”
Jorge se volteó, vio la espalda de Sergio y luego me miró. En ese momento, casi no me atreví a encontrarme con sus ojos. Sabía que probablemente pensaba que mi intimidad había sido una actuación para Sergio, y era verdad. Así que, no pude explicar, ni fue necesario.
Mirella, sin aliento, corrió hacia nosotros: Jorge, la luz del grupo 7-3 en la zona C fue accidentalmente dañada por el técnico que instalaba los juegos.”
Los accidentes eran lo que más temíamos y lo que nunca faltaba en la construcción.
Jorge, con su expresión inmutable, solo dijo: “Vamos a verlo.”
Dicho eso, comenzó a caminar como si me hubiera olvidado, me dejó allí, sin saber si seguirlo o no. Pensando en mi comportamiento infantil de antes, bajé la mirada, justo cuando iba a suspirar, de repente escuché la voz de Jorge: “¿No vienes?”
Levanté la vista para encontrarme con sus profundos ojos oscuros, donde todo
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parecía tranquilo, como si nada hubiera pasado. Ese hombre realmente era un maestro en controlar y ocultar sus emociones. Claramente estaba enojado, pero en unos pocos segundos, ya no se podía notar.
“Cami, ven a ver, el daño no es pequeño, de verdad es frustrante.” Mirella también me llamó, sin dejar de quejarse.
A pesar de que ya no trabajaba alli, todavía me preocupaba p todo, así que me apresuré a seguirlos.
No supe si fue porque caminé demasiado rápido o me tropecé con algo, pero cala hacia adelante. Jorge extendió su mano, y cai en sus brazos. Todo fue tan suave, como una escena de telenovela, Mirella, viéndolo, abrió mucho los ojos y luego se cubrió la boca, antes de sonreir picaramente…
Si esto hubiera pasado antes, definitivamente me habria sentido incómoda y fuera de lugar, pero ese dia no me senti avergonzada. En cambio, me aleje naturalmente de los brazos de Jorge y le di las gracias.
Jorge no dijo nada, siguió caminando y Mirella se acercó, enganchandome el brazo y con una mirada picara: ‘Chica, mira cómo se le han puesto las orejas rojas a Jorge.
Ni siquiera me habia dado cuenta, pero Mirella me hizo mirar y efectivamente, asi fue. Ese hombre tan fuerte, con las orejas rojas. No lo negaria, era bastante adorable
“Chica, Jorge es realmente puro, solo con un abrazo ya se le ponen las orejas rojas, definitivamente es un novato” Mirella susurro en mi oido.
La empuje regañándola “¿Es lo único que tienes en la cabeza?”
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