EI Centímetro
EI Centímetro 244

Capítulo 244

Tuve que pensar en una excusa… Mi celular vibró dos veces en la mano y era un mensaje de Virginia. En él habia una imagen animada, una mujer en una sensual pijama después de bañarse, posando de manera seductora… Y venía acompañada de un consejo de la gran doctora de la Fuente podrias intentar hacer lo mismo. Le respondi con un emoji enfadado. Aunque en el fondo criticaba a Virginia por no ser seria, me parecia que su método valia la pena ser probado, solo necesitaba encontrar la excusa perfecta para que Jorge viera ese lado mio. Fui al baño a ducharme, pensando en esa excusa.

Usar la información de Pol como pretexto definitivamente haría que Jorge intentara detenerme, asi que eso estaba descartado. Pedirle que arreglara la tubería, pero si no había nada mal con ella, no podía simplemente romperla a propósito, así que tampoco servia. Decirle que tenía hambre y pedirle que cocinara algo para mí, eso sí podría funcionar. Una vez decidida la excusa, aceleré el ritmo de mi baño y luego me puse una de esas sensuales pijamas que casi nunca usaba.

nuestro

Hablando de esa pijama, la habia comprado cuando Sergio y yo confirmamos compromiso, ya que obviamente íbamos a vivir juntos. Solo que nunca esperé que Sergio no la viera, y en aquel momento la llevara para que Jorge la viera.

Mirándome en la sedosa pijama negra, resaltaba mi figura esbelta de manera

espectacular, y ese negro, con su toque de misterio, contrastaba fuertemente con mi piel blanca. No es por ser narcisista, pero hasta yo misma al verme sentía que me quitaba el aliento, era…

Alguien tocaba la puerta desde afuera. A esas horas, no podía ser nadie más, ¿entonces era Jorge? Vino en el momento perfecto, mejor que si yo hubiera ido a buscarlo con alguna excusa. Pero, ¿qué querría a esas horas? ¿Acaso él también quería…?

Senti calor en mis mejillas, me di palmadas en la cara y luego, mirándome en el espejo, pregunté mientras caminaba hacia la puerta: “¿Quién es?”

“Soy yo, te preparé un poco de atole.” Incluso a través de la puerta, la voz de Jorge seguía siendo profunda y atractiva.

Tragué saliva involuntariamente y luego, echando un último vistazo a mi misma, bajé un poco más el escote de la pijama antes de abrir la puerta.

“Es que justo me dio hambre.” Dije, abriendo la puerta y buscando una excusa para no sentirme incómoda. Jorge estaba parado en la puerta con el atole en la mano, su mirada se posó en mi y claramente vi cómo tragaba saliva. ¡Buen efecto! Cuatro palabra cruzaron mi mente, pero intenté parecer inocente y extendi la mano, incluso intenté halagarlo con inocencia: “Vaya, qué detallista eres.”

Jorge desvió la mirada y me pasó el atole. Sus orejas se pusieron ret

hizo pensar que podría aprovechar la oportual

momento, realmente pensé que estaba siendo maliciosa, aprovechándome de su Inocencia para jugar con él. Así que, cuando me pasó el atole, nuestros dedos se rozaron y de inmediato senti que el atole casi se derrama.

Pero él lo sostuvo firmemente al siguiente segundo, mirándome profundamente. Esos oscuros y profundos ojos se tiñeron de un rojo ardiente, como si un fuego se encendiera en su interior… De repente, un escalofrío recorrió mi espalda, presintiendo que algo no iba blen, asi que rápidamente intenté retirar mi mano. Pero Jorge no la soltó.

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