El príncipe y la Luna Rechazada by Aurora Archer -
Chapter 19
19- Escritorios de mármol–1
19 Escritorios de mármol–1
(Willa)
Frunci el ceño.
-Eso no fue nada revolucionario.
No lo menosprecies. Es algo que ni siquiera Griffen pensó. Por lo general, los equipos no tienen que trabajar juntos y es más fácil dejarlos hacerlo por su cuenta. Pero lo que mencionaste sobre la complacencia y que todos luchen como una unidad. Brillante dijo.
Me miró de nuevo y no pude distinguir su expresión.
— No me trates con condescendencia…
No lo estoy haciendo -Sus ojos helados se abrieron un poco. En serio. Me he centrado tanto en conocerte ahora que a veces olvido que ya has hecho esto antes. Probablemente has asistido a cientos de reuniones. Me disculpo por haberlo olvidado alguna vez, pero no te trato con condescendencia, nunca lo haría.
Resoplé y él se recostó.
-Lo digo en serio, Willa.
-No, no fue eso. Creo en lo que dices, pero tal vez no he asistido a un par de reuniones–negué con la
cabeza.
-¿Qué?-preguntó, su mandíbula se endureció, pero no entendía por qué.
No era deber de la Luna -expliqué. Sabía que él no tenía una Luna, obviamente, pero pensé que él conocería sus deberes a través de su madre.
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-¿Qué?-repitió, pareciendo genuinamente confundido-. Willa, ¿te importaría decirme cuáles te dijeron que
eran los deberes de la Luna?
-Siendo el rostro de la manada, planificando fiestas y coordinando eventos, dando la bienvenida a los invitados
y asegurándose de que estén cómodos, conociendo los nombres y posiciones de otros miembros clasificados en manadas aliadas -Agité mi mano.
-¿Qué más?
-¿Qué más hay? -pregunté. Ahora era mi turno de estar confundida.
-Estás haciendo parecer que una Luna es una organizadora de fiestas glorificada–se recostó.
-¿No lo son? -resoplé.
-No, si no quieren serlo dijo e inclinó la cabeza-. A mi madre le encanta planificar buenos eventos, pero también ayudaba al Beta con los horarios de entrenamiento. Trabajaba con los arquitectos para ayudar a diseñar nuestro edificio de manada. Ella estaba a cargo exclusivamente de todas las viviendas y de trasladar a los miembros
entre las casas de la manada. No sé cómo lo hacía–sacudió la cabeza asombrado.
-Pero esas eran solo algunas de sus responsabilidades. Cada Luna es diferente, pero esas son algunas cosas en las que mi mamá destacaba, además de los asuntos que implicaban negociación. Mi padre sería un completo idiota. si la dejara fuera de esas reuniones o no la tuviera a su lado liderando esas negociaciones con otras manadas terminó sacudiendo la cabeza.
Pensé en las veces que Nolan y su padre iban a otras manadas o conferencias sin mi. Las veces que Nolan iba solo. Todas las reuniones en las que me miraba para que me fuera cuando los Alfas entraban a la oficina de su padre.
-Willa, ¿qué pasa? -me preguntó Caspien. Se levantó de su lado del escritorio y tomó la silla junto a mi.
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-Solo… eso es diferente a lo que me dijeron. No se me permitía asistir a las reuniones–lo miré, sus ojos azul
hielo revoloteando.
-Idiotas respiró, sacudiendo la cabeza. Si alguna vez llegaras a ser mi Luna, tendrías control sobre en qué quieres participar. Querría que estuvieras a mi lado en todo eso–sus ojos parpadearon con algo completamente
distinto.
¿Deseo? ¿Pasión? ¿Anhelo?
Tragué saliva.
Eso suena mejor que planificar fiestas. Nunca se me dio bien eso. Además, realmente lo odiaba dije y frunci el ceño, él me regaló una pequeña sonrisa.
-Si quieres, contrataré un equipo completo de planificación de fiestas. Tendremos un coordinador de eventos disponible. Nunca más tendrás que elegir un color o una decoración de mesa -dijo.
Su sonrisa se amplió y la mía coincidió con la suya.
-Ahora, esa es una propuesta a la que podría sumarme.
Me permiti pensar por un segundo cómo sería ser su Luna. Tener a alguien que tuviera en cuenta mis pensamientos, sentimientos e ideas. Estar a su lado en eventos de la manada, asistir a reuniones y participar de
verdad.
Un escalofrio me recorrió y no me lo esperaba. La idea de ser una Luna, su Luna, se sentía realmente bien. No estaba completamente descartado, pero tenía muchas cosas que resolver antes. Teníamos muchas cosas que
resolver.
-¿En qué estás pensando?-preguntó Caspien, extendió su mano y yo puse la mía en la suya. Él acarició mi mano con el pulgar y cualquier preocupación desapareció.
Solo en lo diferente que sería ser tu Luna.
-¿Diferente a qué? – Levantó una ceja.
-Diferente a ser la Luna de Blue Ridge. Muy diferente -Crucé mi mirada con la suya y él me regaló una sonrisa De una buena manera – agregué.
-Me alegra escuchar eso.
Me recosté en mi silla, sintiendo muchas cosas. Aliviada por tener algo de dinero extra, feliz de haber conocido a su Beta y Gamma y que me cayeran bien, segura y contenta con él y nuestro potencial futuro, sea lo que sea que nos depare.
-Tengo que volver. Cali está cuidando a Emmett -dije y fruncí el ceño, agarrando mi teléfono. No había mensajes, pero ya llevaba aquí unas horas.
-Aquí Caspien volvió detrás de su escritorio y sacó una tarjeta, caminando hacia mí para ponerla en mi mano Este es el número de los paquetes y el servicio de coche de la compañía. Cada vez que vengas aquí, o incluso si llueve y quieres que te lleven al restaurante, llámalos. No tomarás taxis ni nada más. Puede que tarden unos minutos en llegar, así que tenlo en cuenta, pero los usarás. ¿Prométemelo?
Asentí.
-Lo haré.
No me sentía del todo bien al respecto, pero sabía que no había margen para negociar esto. Además, no podía permitirme pagar el taxi de ida y vuelta cada vez. Suponiendo que haya otra vez. Definitivamente habría otra vez. Ni siquiera podía negarlo.
-Bien–sonrió complacido, tomándome de la mano de nuevo-. ¿Por qué no le envías un mensaje a Cali para decirle que tardarás un poco más? Puedo llamarte un coche, pero como dije, puede que tarde unos minutos – sugirió moviendo su mano para descansar en mi muslo.
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Cada parte de mi cuerpo se centró en su tacto. Aunque su palma solo descansaba sobre mis jeans, estaba más cerca, de donde realmente lo quería, que antes.
-De acuerdo.
Saqué mi teléfono y le envié rápidamente un mensaje actualizándola. Ella respondió de inmediato, diciendo que acababa de llegar a casa, que los niños estaban bien, y que me tomara mi tiempo. Sentí que podía relajarme por
completo después de eso, aunque su pulgar comenzó a hacer círculos en mi muslo y mi cuerpo se tensó bajo su
tacto.
-Todo está bien le informé y mi voz sonaba lejana.
-Bien–Su voz era baja.
-Así que, ¿supongo que debería empezar a bajar?-pregunté, de repente nerviosa. Mi cuerpo reaccionaba a él de formas que no recordaba haber sentido antes.
-Puedes hacerlo Encogió los hombros, sin apartar la mirada de la mía-. O puedo mostrarte lo agradecido que estoy por tu ayuda esta tarde.
-¿Cómo harías eso? -pregunté cuando encontré mi voz-. Debería ser yo quien te agradezca por tu, eh,
préstamo.
Luché por mantener mi mirada nivelada.
-Aceptaría eso con gusto. En otro momento -dijo y no pude evitar mi confusión-. Quiero hacer algo por ti,
Willa, si me lo permites.
Mi estómago se hundió. ¿Era demasiado pronto? No importaba. Lo quería más que cualquier cosa. Mi cuerpo anhelaba por él.
Si, por favor – aulló Iris en mi mente
Prácticamente me rogaba que lo marcara cada vez que lo veíamos, así que supongo que podría darle esto.
Dárnoslo a nosotras.
No finjas que esto no es para ti y tu solitario coño.
Lo juro.
Cerré los ojos, apartándola. Podía sentir el leve rubor cruzar mis mejillas por sus palabras y las de Caspiens.
-Willa, ¿me dejarás? – volvió a preguntar. Movió su mano más cerca de mi centro, y mi cuerpo se calentó junto
con mi rostro. Necesito oírte decirlo.
Su palma subió y bajó por mi muslo.
-Sí–suspiré.
En un instante, su mano dejó mi muslo y luché por no fruncir el ceño. Mi cuerpo se sentía frío sin su
contacto.
-Ven aquí indicó y se levantó frente a mí. Sus manos buscaban las mías. Mi corazón latía rápido contra mi
pecho mientras me llevaba al otro lado de su escritorio.
Se quitó la chaqueta y la colocó detrás de mi. No pude evitarlo. Alcé la mano para ponerla en su brazo y otra en
su pecho, acariciando la suave tela de su camisa. Un ronroneo vibró en su interior y me envió una oleada de
calor.
Era cálido, duro y esculpido. Colocó su mano sobre la mía en su pecho y me acercó, deslizando su otro brazo detrás de mí para que estuviera pegada a su pecho.
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6)
-Willa–murmuró en mi cabello, y me acomodé en él, dejando que mi cabeza descansara sobre él. Saboreé este
momento de completa paz. Sus dedos comenzaron a hacer círculos en mi espalda baja y me recosté en él, inhalando
su dulce aroma amaderado.
Su mano se movió hacia la parte posterior de mi cuello y enredó sus dedos en mi cabello, tirando suavemente, haciendo que mi cabeza se inclinara hacia atrás. Sus ojos parpadearon negros por un segundo antes de capturar mis labios con los suyos.
Las chispas que volaron a través de mi con su toque me dejaron sin aliento. No sabía si alguna vez me acostumbraria a la sensación de él. Su mano se envolvió alrededor de la mía en su pecho y me acercó más. Sentí su
dureza contra mí y me di cuenta de lo mucho que deseaba esto, lo mucho que lo deseaba.
Jadeé cuando me empujó hacia atrás contra el escritorio, su longitud rozando contra mí. Incluso a través de la
tela de nuestros pantalones, se sentía bien y anhelaba más.
Sonrió contra mis labios.
Quiero escucharte gemir, Willa.
Con suavidad, me recostó sobre el escritorio. Me di cuenta de que estaba tumbada sobre su chaqueta.
-El mármol se enfría -explicó, suspendido sobre mí. No me importaba cómo sabía eso o si había estado con alguien más aquí. En este momento, solo éramos nosotros dos.
Alcancé sus pantalones y se detuvo, cerrando los ojos.
-Aún no. No quiero que te arrepientas de hacer algo dijo con dolor, pero su mandíbula estaba firme. No podía creer que hubiera algo de lo que me arrepentiría hacer con este hombre, pero sabía que mi mente
estaba consumida por el deseo.
-Déjame tocarte pidió y besó mi frente-. Déjame mostrarte cuánto te adoro -besó mi boca y olvidé cómo
respirar.
-Quiero hacerte sentir bien si me lo permites -Había una súplica en su voz que no pude ignorar, que no
quería ignorar.
Nunca había sentido algo así antes. Todo mi cuerpo se sentía tenso y eléctrico, esperando su contacto. Sabía que lo deseaba, pero sentir esta necesidad y anhelo que iba mucho más allá del vínculo de pareja, eso era nuevo. Deslizó un dedo por mis labios mientras se inclinaba para besarme el cuello, su cálida respiración. acariciandome. Jadeé cuando se detuvo sobre el lugar donde solía estar la marca de Nolan, ahora desnudo. Mi sangre cantaba, e Iris aullaba en mi mente, rogándole en silencio que lo hiciera.
Cálmate, le supliqué, ella me estaba distrayendo.
Queremos esto, lo deseamos.
Quizás. Pero ng ahora, aún no.
Gimió, pero afortunadamente se calló,
La respiración de Caspien se volvió entrecortada mientras descendía. Sabía que su lobo probablemente lo acosaba con la misma petición. Sus grandes manos acariciaron mis pechos sobre mi camisa, y me incliné hacia él,
anhelando su tacto.
-Caspien–suspiré, y él emitió un gruñido bajo que hizo que el calor se acumulara en mi centro.
No perdió tiempo desabrochando mis jeans, y tenía medio pensamiento de desear haber llevado ropa interior
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más bonita, pero esto es lo último que esperaba hacer hoy cuando me vesti.
-Willa–Me miró, con una pregunta en sus ojos.
-Si Asenti. Por favor.
La palabra salió sin aliento. Mis pantalones desaparecieron en un instante, y sus ojos se volvieron negros mientras acercaba su rostro a mi centro.
-Hueles divino–gruñó. Algo que me habría hecho encoger si alguien más lo hubiera dicho, me hizo derretir por completo cuando venía de él.
Sus palmas callosas pero suaves se deslizaron por mis piernas mientras desabrochaba la tela que nos separaba, bajándola y quitándomela de las piernas. Mi corazón empezó a latir más rápido de anticipación. Empujó mis muslos hacia atrás en el escritorio, dejándome completamente abierta para él. No sentí nervios ni nada más que desco.
Quería que me viera, todo de mi, tanto fisica como emocionalmente.
Soltó su agarre en mis muslos y los subió, sus pulgares rozaron cerca de mi centro al pasar, y aspiré una bocanada de aire. Incliné la cabeza hacia atrás mientras una estela de chispas seguía donde sus manos exploraban mi estómago y se deslizaban debajo de mi camisa.
Sostuvo mi sujetador y trazó círculos perezosos sobre él con sus pulgares. Mi respiración se volvió agitada mientras rodeaba mi espalda, liberando mis pechos de su confinamiento.
Apartó la tela de mi sujetador, sus pulgares dibujaron círculos perezosos alrededor de mis pezones ya endurecidos hasta que rozó uno de ellos con un dedo, haciéndome jadear por el contacto que anhelaba desesperadamente. Descargas de placer se dirigieron hacia donde sus pulgares se movían y hacia mi núcleo, en
anticipación de lo que sus dedos harían en otros lugares.
Cambió su posición, estudiándome mientras el placer se intensificaba con su toque.
Hermosa
susurró, sus ojos llenos de adoración pura.
Tragué saliva. Se inclinó sobre mí y su boca reemplazó una de sus manos. Me incorporé del escritorio, empujándome más hacia su cálida boca mientras chupaba y luego giraba su lengua alrededor de uno de mis
pezones.
Ya podía sentirme excitada solo por esto.
-Caspien jadeé, y él se detuvo ante mis palabras antes de devorar ansiosamente mi otro pecho.
La cantidad de atención que me prestaba era adictiva. No era una obligación, no era porque yo lo quisiera, sino porque él necesitaba tocarme para saborearme, y nunca había estado tan excitada por algo.
Gemi mientras seguía chupándome hasta que movió su boca para dejar un rastro de besos por mi estómago. Sus manos seguían alternando entre rodar mis pezones entre sus dedos y amasar mis pechos.
-Perfección–gruñó cuando volvió a colocarse entre mis piernas. Instintivamente, me abrí más para él. Quería sentirlo grunir mientras sus labios estaban en mí-. Willa, por favor habló en una oración y una pregunta.
La forma en que pidió permiso desencadenó una emoción que no pude identificar claramente. Aunque éramos compañeros, él no me veía como su posesión porque la Diosa Luna nos destinó el uno al otro.
Nolan nunca preguntó, ni siquiera la primera vez. No es que hubiera dicho que no, pero esto era tan increiblemente diferente. Tan polarmente opuesto a lo que esperaba de cualquiera, a lo que siempre supe.
Sus manos se movieron hacia mis muslos, abriéndome aún más, y me recosté, cada célula de mi cuerpo enfocada en mi centro y en donde él estaba a punto de saborearme.
Inhaló profundamente, sentí el puente de su nariz rozar mi entrada, y solo con eso, luché por mantener el control. Lo único que me impedía envolver mis piernas alrededor de su rostro y obligarlo a entrar en mi eran sus fuertes manos sujetando mis muslos.
Su lengua reemplazó a su nariz mientras me lamía de arriba abajo lentamente. El contacto inicial fue puro
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placer, fuegos artificiales tomando forma física. No recordaba haber deseado algo así antes, ni haber necesitado algo así antes. Se tomó su tiempo explorándome, memorizándome.
-Willa–gruñó dentro de mí.
Su gruñido envió ondas de placer a través de mi antes de asentarse en mi centro.
Serás mi perdición -Cerró la boca sobre mi clítoris y me retorci debajo de él, gimiendo de placer mientras lo chupaba y lamia suavemente.
-Estaba mintiendo antes -Su voz baja y ronca era reverente-. Ya eres mi perdición.
Con esas palabras, hundió su lengua profundamente en mí y me estremecí por el cálido impacto repentino. Intenté agarrar cualquier cosa, pero no había nada en el escritorio, nada para agarrar excepto su chaqueta debajo de
- mi.
Quédate quieta, Willa. Déjame saborearte – ordenó.
Por mucho que lo intentara, no pude quedarme quieta mientras exploraba cada parte de mi centro. Su cálida lengua entraba y salía de mí ávidamente. Una de sus manos recorrió desde mi muslo y acarició la longitud de mi entrada mientras lamia mi sensible punto de placer. Insertó un dedo lentamente, abriéndome antes de encontrar mi lugar más sensible.
Caspiengrité cuando movió su dedo dentro de mí.
Una de mis manos se enredó en su cabello suave. Mierda, su cabello se sentía más suave de lo que recordaba, su lengua se sentía mejor de lo que podría haber imaginado. Sentí cómo me tensaba cada vez más mientras su lengua y dedos me trabajaban de formas que no sabía que necesitaba.
Su otra mano que aún me mantenía inmovilizada se movió hacia mi pecho y apretó suavemente mi pezón. Su lengua, dedos y mano trabajaron en conjunto y fue mi completa y absoluta perdición.
Olas de puro placer me recorrieron y me entregué a ello, como si no tuviera elección. Mi cuerpo se contrajo y tembló, perdí la noción de mí misma y de cualquier cosa que no fuera su tacto y lengua sobre mí, llevándome al
borde de la nada.
Olvidé todo excepto él y su nombre.
Siguió adelante, disminuyendo la velocidad, llevándome desde el intenso clímax que fue ese orgasmo. Me lamió una última vez después de retirar su dedo de mí. Sus manos descansaron suavemente en mis muslos.
No sé cuánto tiempo pasó hasta que mi respiración se estabilizó y recordé dónde estaba.
Caspien no dijo nada mientras me encontraba de nuevo, apoyándome en mis codos. Su mirada gélida se encontró con la mía, su cabello medianoche desordenado por donde mi mano lo acarició.
No creo haber visto algo tan atractivo: un ángel oscuro.
-Bueno, si eso es lo que tengo que esperar si me convierto en Luna, entonces me estás haciendo muy difícil rechazarlo intenté bromear, mi voz sonaba ronca.
Su mirada era dura y seria, y me clavó en el lugar.
-Al diablo con los títulos, Willa–se aseguró de que lo estuviera mirando. Su mirada hambrienta posada en mi cuerpo expuesto me hizo calentarme de nuevo por completo-. Luna o no, eres la única persona por la que me
arrodillaré.
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