Capítulo108

No, te estás sobrevalorando. Si pudiera, desearía arrancarte de mi vida y borrar todo rastro tuyo por completo.

Si pudiera… desearía no haberte amado nunca.

La pupila de Alejandro se contrajo violentamente, su alma atrapada en un cuerpo tan frio temblo intensamente, su garganta, aprisionada por la corbata, estaba tan áspera y seca que parecía a punto de romperse.

Cada palabra es más cortante y feroz que la anterior.

Cuando recobró sus pensamientos, Clara ya habia soltado su mano y habia pasado junto a él tranquilamente.

Aarón se apresurò a seguirla, pero cuando pasó junto a Alejandro, lo miró furiosamente.

No habia escuchado con claridad lo que se habian dicho mutuamente.

Pero estaba convencido de que Alejandro no habia dicho nada bueno. ¿Podia esperar algo positivo de alguien con malas intenciones?

-Hermano, ¿borraste esas fotos? Esa puta es tan desvergonzada, ¡se atrevió a amenazarme…

Gracias a ti, hermano, nuestra familia Hernández no será humillada.

Leona corrió emocionada hacia Alejandro, tratando de tomar su brazo, deseando mostrar un fuerte

lazo fraternal frente a todos.

Sin embargo, Alejandro estaba sumido en el golpe que su exesposa le habia infligido, con una

expresión oscura y fria, le lanzó una mirada como un corte en la mejilla.

A Leona le dio miedo de inmediato y retiró timidamente su mano.

-¿Las fotos… fueron editadas?

-¿¿Qué……? —Leona se quedó sorprendida de repente.

-Si no lo fueron, ¿cómo puedes acusar a Irene? -Un escalofrio recorrió los ojos de Alejandro.

Leona quedó desconcertada, ¿por qué tenia la sensación de que este hombre estaba del lado de

Irene?

Su corazón parecía inclinarse hacia Irene.

-No soy ciega, vi claramente lo que sucedió ese día.

Alejandro recogió su mirada fría y dijo con frialdad. -Dado que el incidente ha alcanzado un nivel incontrolable, mañana por la noche, convocaré una conferencia de prensa y disculpate con esa

camarera.

-¿Qué?! Leona estaba sorprendida y enfadada, sus rasgos faciales estaban desordenados. —¡

Consumí en su hotel! Su servicio fue terrible y arruinaron mi collar. Es justo y razonable que los

reprendiera un poco. ¿Por qué debería disculparme?

De repente, la pantalla gigante del segundo piso de la boutique se iluminó sin motivo alguno.

Se reprodujo un video de vigilancia que capturó la atención de todos.

En la imagen, en el ascensor del hotel KS, dos mujeres sexis y con ropa de marca se arreglaban

frente al espejo. Eran las dos amigas falsas de Irene.

-Ay, me da asco. ¿No es solo un collar normal? Leona está tan orgullosa de esto como si nadie

pudiera permitirle el lujo de comprar un collar así.

-Si no fuera porque fue generosa al invitarnos a salir y ir de compras con su dinero, ¿quién querría

lidiar con ella?

-¿Sabes? Creo que ella es tan tonta e inocente.

-Humph, fue tan gratificante verla volverse loca buscando su collar.

No tiene ni idea de que ya lo habíamos roto y lo escondimos en la habitación. Ja, déjala hacer un

escándalo, al fin y al cabo, no somos las que quedamos en ridículo.

El video terminó y las dos amigas falsas se quedaron pálidas.

Leona estaba furiosa, sus ojos parecían lanzar fuego y avanzó hacia ellas paso a paso.

-No, no es así, Leona, las dos mujeres retrocedieron en pánico, intentando explicarse.–¡Estamos

siendo incriminadas por alguien más!

-¡Ustedes dos, hijo de puta!… ¡Comieron, usaron y derrocharon lo mío y todavía se atreven a

maltratar mis cosas… las voy a destrozar!

Leona gritó en voz alta, ya no le importaba su imagen de niña rica, y se abalanzó hacia ellas con

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