Capítulo 61: Desplegando Encanto Sin Esfuerzo
La presentadora, siguiendo las indicaciones del señor Santiago Mendoza, no perdió ni un
segundo para hablar:
-Al parecer, Valentina es la misteriosa señorita F. Ese emblema de la llama es inconfundible, igual al que adorna las obras de Aitana. ¿Cómo es posible que se encuentre aquí? La única explicación podria ser…
Antes de que pudiera terminar, una voz suave y agradable la interrumpió:
-La única explicación no es que Valentina haya plagiado a Aitana. Es al revés, Aitana fue quien tomó el diseño de Valentina…
El dueño de esa voz ya se encontraba en el escenario al terminar la frase.
Todos dirigieron su mirada hacia Álvaro, elegantemente vestido de blanco, con expresiones de
asombro.
Álvaro, sin embargo, solo tenía ojos para Valentina. Se acercó a ella con naturalidad, inclinó su rostro apuesto hacia ella y con una sonrisa en sus ojos, preguntó:
-¿No es así, Valentina Lancaster?
Valentina se quedó sin aliento, desconcertada por la intensidad de su mirada.
Tal vez fue la sorpresa, pero de pronto sintió un mareo. Inconscientemente, retrocedió y perdió el equilibrio. Cuando estaba a punto de caer, unos brazos fuertes la sostuvieron por detrás.
Una voz masculina, baja y cariñosa, la reprendió suavemente:
-¿Cómo puedes ser tan descuidada?
El hombre que la había salvado… en ese momento, parecía un pavo real desplegando su encanto con naturalidad.
Valentina se sobresaltó internamente, se enderezó de inmediato y se alejó instintivamente de él.
Los fans de Álvaro en la audiencia comenzaron a alborotar.
Álvaro, sereno y confiado, sonrió provocativamente hacia una de las cámaras.
En el vestuario, Santiago observaba a Álvaro en la pantalla con un rostro tan sombrío que parecía tragarse la luz, su frialdad parecía emanar a través de la pantalla y alcanzar a la
presentadora.
+15 BONOS
Ella se estremeció y rápidamente redirigió la atención hacia Aitana:
-¡Señorita Aitana, parece que eres tú quien ha robado diseños para el concurso! ¿Qué tienes que decir al respecto?
De repente, todas las miradas críticas se posaron en Aitana.
Aitana, aterrorizada por dentro, insistió:
-¡No fui yo! ¡Yo no robé nada! Fue Valentina… ¡Valentina robó mi diseño!
Pero su débil justificación se desvaneció ante la solidez de las pruebas.
Alonso ya había recopilado los trabajos de Valentina y Aitana de las primeras rondas y semifinales, presentándolos ante los jueces y expertos para su análisis y comparación, mostrando los resultados en pantalla grande.
Se concluyó que el diseño final de Aitana y los trabajos de Valentina de las primeras etapas habían sido creados por la misma persona.
Por otro lado, las creaciones de Aitana en las etapas iniciales no se comparaban en calidad con las de Valentina.
-Usar diseños ajenos en una competencia, tal desprecio y falta de respeto hacia el evento y la industria, llevaron a los organizadores y al jurado a descalificar unánimemente a Aitana Lancaster. En cuanto a la señorita Valentina…
-Ya sea este par de anillos o este juego de collar de esmeralda, ambos son trabajos excepcionales. La señorita Valentina Lancaster, como ganadora de este concurso, merece
indiscutiblemente el titulo -sentenció Alonso.
Los aplausos inundaron el recinto, y todos observaron a Valentina con admiración y respeto.
Pero cuando las miradas se dirigieron a Aitana, solo mostraron desdén y rechazo.
Aquella mirada era como miles de agujas clavándose en Aitana, inundándola de envidia y
resentimiento.
Al observar a Valentina, Aitana notó su palidez y su esfuerzo por sonreír, claramente luchando por mantenerse de pie, lo que le dio una perversa idea.
-Lo siento, cometi un error… -empezó Aitana, derramando lágrimas de falsa tristeza.
-No debi mentir. Estos son diseños de mi hermana. Pero no
tuve otra opción; ella quedó en
coma después de un accidente y no quería que su arduo trabajo se desperdiciara. Perdi la razón en un momento de desesperación, solo deseaba que los diseños de mi hermana se exhibieran en
Este argumento la hacía ver como una hermana cariñosa y devota.
Valentina esbozó una sonrisa helada.
Si no fuera porque se sentía tan débil que podía caer en cualquier momento, habría confrontado a
Aitana sin dudarlo.
Pero al menos había recuperado sus pertenencias.
Un mareo la invadió, y Valentina tambaleó.
Álvaro estaba a punto de intervenir, pero Aitana se adelantó, sosteniendo a Valentina y
alejándola de él, mostrando una falsa preocupación y pánico:
-¡Ah, hermana… estás así, te llevaré al hospital ahora mismo!
Con esas palabras, Aitana rápidamente ayudó a Valentina a salir del escenario.
Álvaro intentó seguirlas, pero la presentadora lo detuvo.
Entre bastidores, todos se preparaban para la subasta de las obras.
Aitana llevó a Valentina a un lugar más tranquilo y finalmente reveló su verdadera faceta maliciosa:
-Valentina, Valentina, mi querida hermana, ¿por qué tenías que venir y echar a perder mis planes?
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