Dejé de Amarte
Capítulo 119

Capítulo 119

Alejandro esbozó una sonrisa ligera. “¿Fue Maximo quien te llamó?”

“Ya es bastante que le devolvieras el cheque, ¿pero por qué tenias que meter mano en mi celular y bloquear su número?”

“¿Así que te molesta que lo haya bloqueado?” Alejandro frunció el ceño. ¿Tanto te importa él?”

“No me importa él, pero si me importa mi privacidad.” Valentina habló seriamente. “Alejandro, nunca he tocado tu teléfono, ni me gusta que otros toquen el mío.”

*No espié nada tuyo, solo bloqueé el número de Maximo.” Alejandro la miró. “Te he dicho muchas veces que no me gusta que te comuniques con él, pero siempre lo ignoras, así que tuve que tomar medidas drásticas.”

“¿Y qué derecho tienes para tomar medidas drásticas conmigo?” La belleza de Valentina era fría como el hielo. “¿Te pedi yo que dejaras de hablar con Nieve? ¿Tengo derecho entonces de tomar medidas drásticas contigo?”

“Eso es diferente.”

*¿Cómo va a ser diferente? Lo que tú exiges de mi, yo puedo exigirlo de ti, ¿no es justo?”

Alejandro suspiró sin hacer ruido. “Valentina, no te metas en lo mio con Nieve.”

“Claro, los asuntos entre tú y ella, ni siquiera tengo derecho a opinar” Valentina soltó una risa amarga. “Entonces, por favor, no to entrometas en los míos.”

“Eres mi esposa, ¿cómo no voy a intervenir cuando te juntas con hombres de dudosa intención?” Alejandro tomó sus hombros. “Valentina, sé que has estado triste últimamente, olvidemos esos malos momentos, volvamos a como éramos antes.”

“¿A qué te refieres con antes?” Valentina lo miraba fijamente. “A cuando yo fingia no saber nada sobre ti y Nieve, mientras te cuidaba con todo mi corazón y le servía de banco de sangre a Nieve?”

Alejandro no respondió y cambió el tema. “La abuela dijo que realmente me querías antes, ¿es verdad?” “Alejandro, no es que te quisiera.” Los ojos de Valentina se llenaron de lágrimas. “Es que te amaba,”

Alejandro se quedó paralizado.

Su matrimonio no se había basado en el amor, Él no amaba a Valentina, y no creía que Valentina lo amara. Ella solo necesitaba el matrimonio para conseguir el tratamiento para su abuela.

Así que nunca habían hablado de “amor“.

Esta era la primera vez que abordaban este tema, y nunca imaginó que Valentina admitiria que lo amaba.

Alejandro no sabía cómo sentirse, sólo sentía su pecho lleno de algo.

Aunque era un sentimiento desconocido, sabia que era de alegría.

Como la primera vez que la tuvo, esa sensación de euforia y satisfacción en su cuerpo.

La diferencia es que, esta vez, là euforia estaba en su corazón.

“Valentina, entonces volvamos atrás, sigue amándome.”

La voz de Alejandro tenía un tintineo de excitación.

Valentina sonrió amargamente, las lágrimas brotaron Incontrolablemente y empezó a alejarse, “Si en toda tu vida jamás podrás enamorarte de ml, ¿cómo puedes pedirme que siga amándote? Alejandro,eres

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demasiado egoísta.”

Alejandro se quedó atónito, tardíamente asociando a qué se refería, “¿Escuchaste lo que dije?”

“Lo siento, no fue intencional. Abuela me envió a traerte algo de comer y lo escuché sin querer.” Valentina se secaba las lágrimas de manera desordenada.

No quería lucir tan desamparada, nunca lo quiso.

Alejandro comenzó a hablar apresuradamente, “Valentina, escúchame”

“¿Qué más podrías decir?” Valentina dio un paso atrás, aumentando la distancia entre ellos, “Alejandro,

entre nosotros, nunca ha habido justicia. Te amé, pero ahora, ya no lo hago.”