Capítulo 0168

Esas duras palabras despertaron de golpe a Mateo. El golpeó el cristal con un puño. Silvia en ese instante retrocedió muy asustada, intentando mantener la calma:

Si no me crees, llámala y dile que ya estoy muerta.

Sin pensarlo dos veces, Mateo tomó su teléfono y marcó de inmediato el número de Natalia. Pero lo frustrante era que ahora no podía comunicarse con ella, Natalia lo había bloqueado...

-Parece que ella tiene miedo de relacionarse contigo, de ser sospechosa. Si ahora nos sacas a mi y al conductor, puedo no denunciarte. Lo máximo que podrías enfrentar sería un accidente debido a un grave error de operación, pero nosotros no estamos heridos, así que no tendrías responsabilidad penal.

El corazón de Mateo estaba en un caos total, sin saber si debía creerle a Silvia o no. Mientras tanto, Silvia estaba claramente agotada, su voz cada vez estaba más débil.

se escucharon ruidos alrededor. Silvia no sabía qué vio Mateo, pero salió corriendo

De repente,

de inmediato.

La vista de Silvia se volvía cada vez más borrosa, apenas logró distinguir una figura alta acercándose hacia ella. En el último momento antes de desmayarse, no pudo ver claramente quién era ese hombre. Solo sintió que sus hombros eran amplios y muy cálidos...

En la habitación del hospital.

Julio, con su figura alta y elegante, estaba de pie en el balcón, encendiendo muy preocupado un cigarrillo. Se podían ver vagamente las marcas de arañazos en sus manos con huesos prominentes. Justo cuando estaba a punto de inhalar, miró directo hacia la cama donde acostada Silvia y apagó el cigarrillo.

Ella había regresado al país hacía muy poco tiempo, pero ya había visitado el hospital al menos

cinco veces.

El teléfono sonó al instante y Julio contestó. Era una llamada de Adrian.

-Jefe, el conductor responsable del accidente fue arrestado por las personas de Luis.

Los ojos de Julio se enfriaron ligeramente:

-Entiendo. No hay necesidad de mantener a esos guardaespaldas que seguían a Silvia.

Luego, colgó el teléfono.

Antes del accidente de Silvia el día de hoy, Julio había regresado a la villa Oasis. No esperaba que Silvia no estuviera allí, así que consultó con los guardaespaldas que habían estado siguiendo a Silvia, pero tardaron demasiado en responderle. Finalmente, supo que había

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tenido un grave accidente.

Cuando Julio llegó, vio a la mujer cubierta de sangre y sintió que su corazón casi dejaba de latir en ese momento. Afortunadamente, las heridas de Silvia eran solo externas y realmente no eran graves, aunque se desmayó por la pérdida de

sangre.

Después de sacar a Silvia por la ventana rota del coche y prepararse para llevarla lejos, se sorprendió muchísimo al ver que Luis también había llegado.

No estaba seguro de cómo Luis se enteró del accidente de Silvia. Solo cuando llegaron al hospital y Silvia fue llevada a la sala de emergencias, Julio descubrió el dispositivo de emergencia en el audífono de Silvia.

¡Ella había contactado primero a Luis después de que ocurriera el accidente!

En la cama del hospital, Silvia dormía muy inquieta, sintiendo un agudo dolor en todo su cuerpo. Soñó con su padre, quien había fallecido hacía muchísimos años.

Su padre la acarició suavemente en el sueño y le dijo:

-Mi pequeña ha sufrido mucho...

Pero ese momento de calidez no duró mucho tiempo, su padre de repente se convirtió en pequeñas estrellas y desapareció ante sus bellos ojos.

-Papá...

En su sueño, no pudo evitar llamarlo.

Julio no pudo escuchar lo que ella

dijo claramente y pensó que ella se pensó que había despertado, laší se acercó con precaución. Al momento, Silvia agarró su mano. Read the latest

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-Papá... no te vayas... no me dejes sola...

Las lágrimas cayeron de los ojos de Silvia y se perdieron por completo en la almohada.

que

La gran mano de Julio fue

firmemente aferrada por ella, y al instante su corazón se llenó de m diversas emociones. Temiendo despertarla, no se liberó de la mano de Silvia y simplemente se quedó parado allí, junto a ella, sin saber cuánto tiempo había pasado.

Fue gracias a que ella mantuvo su

mano todo el tiempo que Silvia finalmente encontró la paz que m necesitaba, Guando finalmente desperto, era de madrugada y Julio ya no estaba allí. Sobre la manta blanca, había un traje, mientras su mano seguía aferrada al puño del traje.

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