Despidiéndose de mi amor -
Capítulo 91
Capítulo 0091
El dependiente tomó la tarjeta y, sin más preámbulos, contactó inmediatamente a seguridad, quienes sacaron a Felicia arrastrándola fuera del lugar.
Después, el gerente personalmente atendió a Viviana. Al salir con la ropa que le gustaba, ella aún lucia bastante confundida.
-¿Desde cuándo Tll emite tarjetas VIP?
-Cuando estaba en Reino landa, conocí al diseñador de TII, le muchisimo mi música y me regaló esta tarjeta. En ese justo momento me dijo que con ella correspondia al nivel de gerente de su tienda, pero nunca lo probé -le dijo Silvia tranquilamente. gustó
Viviana lo miraba con gran admiración y lo abrazo con gran ternura.
-Eres increible, mi maestra Isabella
Silvia sonrió y le acarició la cabeza.
-Tontita.
Si, quiero ser la tontita de la maestra Isabella.
Se rieron y hablaron todo el camino.
Antes de regresar, Silvia compró algunas prendas para Oscar y Juan.
La ropa de Oscar fue entregada por Viviana, mientras que la de Juan fue enviada por correo internacional
-Vi muchos vestidos bonitos hace un momento, sería genial si
Oscar fuera una niña -suspiró Viviana. Imaginaba lo hermoso que seria si uno de los dos pequeños fuera una hermosa niña. Silvia también quería tener una hija.
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Por la tarde, después de regresar a casa. Silvia hizo una videollamada a su hijo menor, Juan, para mostrarle la ropa que había comprado.
En el video, Juan tenía una expresión un poco angustiada y especialmente pálida, acostado en la cama del hospital, con una mirada muy tierna en sus ojos.
-Mamá, eres muy buena conmigo, te quiero mucho.
-Yo también te quiero un montón.
Silvia mostraba una expresión muy tierna en sus ojos.
Aunque Juan estaba cansado, quería hablar un poco más con ella.
-Mamá, ¿es verdad que me quieres?
-Por supuesto que si.
le ser
Diferente a su hermano mayor, Juan disfrutaba especialmente de
mimado.
-Entonces, cuando vuelvas, quiero darte un verdadero beso, y también quiero mostrarte mi nueva ropa, y quiero que me tomes muchas fotos.
-Está bien, mamá lo más pronto posible.
Viendo que Juan estaba cansado, Silvia habló un poco con Nuria antes de colgar.
Después, abrió el álbum oculto en su teléfono, y pasando por las fotos de Oscar y Juan desde que eran pequeños, sintió una profundaoleada de tristeza.
Quizás en ese momento, lo que más lamentaba era lo que había pasado con Juan...
Si no fuera por su propia enfermedad en ese momento, y todas las medicinas que había tomado, Juan no habría tenido que estar en una
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incubadora desde que nació.
Después de todo, pasó más días de lo esperado en el hospital que en su propia casa. Pero era increíblemente optimista, pues nunca se le veia llorando durante los tratamientos o al recibir inyecciones. Cada vez que su madre le besaba la frente, él se ponía muy feliz y The content is on
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consolaba tiernamente a Silvia diciendo: -Con tus besos, mamá, no tengo miedo de nada.
Ella miraba una y otra vez las fotos de sus dos hijos, muy agradecida de que
ue el destino le hubiera dado dos ángeles.
Lo que Silvia no sospechaba era que Julio ya estaba preparándose para ir al extranjero y traer de vuelta a Juan.
En el apartamento Brisas del Barrio, donde Natalia vivia. Felicia le contó todo lo que pasó hoy: Se supone que la membresía de la tienda TII solo la tienen los altos cargos internos, ¿cómo puede
tenerla Silvia?
Felicia lo comentó con gran frialdad: -Tal vez haya acompañado a algún líder de alto nivel de TII.
Después de escucharlo, Natalia bebió
un sorbo de agua y luego le dijo
suavemente: -Felicia note endjes. e No es gran cosa. ¿Qué tipo de ropa te gusta? Haré que mi diseñador privado te haga un conjunto a la medida.
-Natalia, ¡qué buena eres! En realidad,
no se trata solo de ropa. Por eso no entiendo por qué Silvia, una sorda,
puede tener todo lo que quiere. O Aunque aceptaste la ayuda de su familia, ¡no significa que pueda aprovecharse de ti sin límites Estaba indignada, por eso hoy le quería dar
una lección que nunca se olvidara. -dijo Felicia con toda indignación.
En la mentalidad que Natalia le habia inculcado, Silvia era una mujer
totalmente despiadada.
-Lo siento mucho por ti, pero así es como es ella. Ya estoy acostumbrada a esto, -respondió Natalia aparentemente sin
preocupaciones.
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