Capítulo228

La puerta se cerró y Clara se dirigió directamente hacia el sofá, cruzando sus brillantes y elegantes piernas blancas. Con un aire de elegancia y majestuosidad, su presencia como una

magnate del mundo empresarial cautivó completamente la mirada de Rodrigo.

Su garganta se estremeció, sus ojos se clavaron en ella. ¡La aura de la señorita Pérez no era una

broma!

¡Él la amaba aún más!

-Ya lo sabía, Clara. Con nuestra relación, estoy seguro de que no querrías que viniera en vano–dijo

Rodrigo mientras se acercaba, pero justo entonces, la voz fría de Clara resonó repentinamente:

-Rodrigo, ¿recuerdas lo que te dije antes? ¿Crees que estaba bromeando contigo?–

Rodrigo se detuvo en seco, desconcertado.

-Tal vez antes te llevabas mejor con Irene, después de todo, la ayudaste antes. Pero Clara no tiene

tan buen carácter, no voy a charlar contigo aquí–agregó Clara, con una mirada distante, como si

nunca se hubieran conocido, lo que dejó a Rodrigo temblando.

Él no se resignaba, dio un par de pasos adelante, pero la mirada de Clara se volvió repentinamente

afilada, inmovilizándolo en su lugar.

-Aunque ahora eres la hija de los Pérez, eres Clara, pero también eres Irene, ¿verdad? ¿Crees que

cambiando de nombre, nuestras relaciones se borrarán por arte de magia?

-Desde el momento en que Alejandro y yo obtuvimos el divorcio, Irene murió y ya no existe-

respondió Clara con una sonrisa sarcástica. -Ni tú ni Alejandro tienen derecho a aparecer en mí

vida. Rodrigo, eres un hombre de gustos lascivos, sigue siendo tú mismo, sigue siendo el coqueto

seductor.

-¿He hecho algo mal? ¿En qué he fallado? Dime, ¡lo cambiaré!-exclamó Rodrigo desesperado, sus

ojos enrojecidos.

-Y hay otra cosa que debo recordarte, Rodrigo–el tono de Clara se volvió aún más sombrío. -La

última vez en la fiesta de cumpleaños de mi abuelo, ¿qué le hiciste a Noa? No pienses que no lo sé.

El rostro de Rodrigo palideció de inmediato y el recuerdo de lo sucedido esa noche se reprodujo en

su mente. En medio del aroma refrescante de los árboles, sostenía los hombros redondos y

+15 BONOS

y el color rosa de su piel lo perturbaban mentalmente, mientras los besos tiernos y apasionados de

la joven lo dejaban sin aliento…

Si no fuera porque ella era la hermana de Alejandro, si no fuera porque ya tenía a alguien en su

corazón, probablemente habría seguido adelante sin pensarlo dos veces.

Él era un hombre mujeriego, y las mujeres hermosas que se le ofrecían libremente, cualquiera en

su sano juicio, disfrutaría de ellas.

-¿Eres mujeriego y promiscuo? Eso es asunto tuyo. Pero Noa es una hermana pequeña a la que

valoro mucho, una joven inocente que no conoce las cosas del mundo. No permitiré que nadie la

lastime–afirmó Clara con una sonrisa burlona. -Lo que hayas hecho, lo has hecho. ¿No tienes el

coraje de admitir tus acciones?

-¡Estoy siendo completamente malinterpretado! ¡Fue ella quien me besó y me abrazó! ¡Yo no hice

nada!-exclamó Rodrigo, desesperado y tratando de mantener su inocencia.

Clara hizo un gesto con la mano, ya sin paciencia. -Rodrigo, Noa no es de tu mundo, ella es

demasiado vulnerable y frágil. Tener relaciones íntimas con otras mujeres, lo que crees que es

inofensivo, podría arruinar completamente a Noa.

Rodrigo se desinfló por completo, se dio cuenta de que no importaba cuánto intentara explicar,

Clara siempre lo vería como un mujeriego.

Aunque era cierto que él tenía una reputación de seductor, no quería que la persona que le gustaba

lo viera así. Tal vez no debería haberse enamorado de Clara desde el principio, ahora estaba siendo

torturado por esta mujer despiadada.

-Tengo trabajo que hacer, por favor, vete. Además, si vuelves sin una cita la próxima vez y apareces en la puerta de mi oficina sin permiso, te haré expulsar por los guardias de seguridad.

Aarón, acompaña al invitado a la salida.

-¡Clara!– Rodrigo estaba tan desesperado que estaba a punto de estallar, dio un gran paso hacia

ella, tratando de luchar por una última oportunidad para su amor que estaba a punto de

desmoronarse.

En el momento en que su cuerpo se acercó a ella, se escuchó un agudo y penetrante sonido. Una

espléndida y oculta daga de mariposa, fría y resplandeciente, ya estaba en su garganta.

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