Capítulo230

Diego curvó sus cálidos ojos y le entregó un sobre de papel a Clara.

-¿Esto es…?–preguntó Clara con curiosidad mientras tomaba el sobre y examinaba los documentos que sacó, de repente sintiéndose animada.

-Grupo Hernández ha conseguido el nuevo proyecto en la Ciudad de México y Enrique se lo ha dado a Ema para que lo maneje. Este proyecto tiene un valor de cien mil millones y ofrece enormes ganancias, con muchas oportunidades para operaciones oscuras, además de expandir su red de contactos en la Ciudad de México. Lo más importante es que es muy probable que Ema dependa de este proyecto para ascender en la jerarquía del grupo, compitiendo directamente con Alejandro. Aunque ella tiene un origen como actriz, tiene grandes ambiciones y se apoya en el favoritismo de Enrique. Siempre ha querido tomar el control de Grupo Hernández.

-¿Controlar Grupo Hernández? Realmente tiene grandes ambiciones. Pero no tiene la capacidad para ello–comentó Clara, mirando los documentos en sus manos, sus ojos mostraban una intensa determinación. -El imperio que mi abuelo construyó con tanto esfuerzo no caerá en manos de

Ema, incluso si Alejandro no es capaz de protegerlo.

—Estudia bien la información que tienes en tus manos. Pasado mañana a la una de la tarde, en el campo de golf al oeste de la Ciudad de México, Grupo Hernández ha quedado con el alcalde Ximénez para una reunión, probablemente para avanzar en su colaboración.

Diego rodeó los hombros de Clara con una expresión de confiarle una importante misión. —Si puedo vengarme por tu bien, depende de ti, hermana menor.

-Sabes que eres mi hermano mayor, ¿por qué intentas esconder tus intenciones?—dijo Clara, inclinando su pequeña cabeza y apoyándose en el ancho hombro de Diego. -Sabes que con mi temperamento, no voy a dejarlo pasar tan fácilmente. Si ya has decidido que tomaré medidas, mejor organiza todo para que pueda disfrutar de mi venganza, así me consolarás.

-Clara, no me delates, dame un poco de cara–Diego le apretó la pequeña cara.

-Hermano mayor, ya soy mayor, tengo veinticuatro años, incluso he estado casada una vez–Clara se giró y lo míró seriamente–tú y tus hermanos ya han sacrificado demasiado por mí. A partir de ahora, permíteme protegerlos a ustedes. Vayan y disfruten de sus vidas con total libertad. Todo lo

relacionado con Pérez, ¡lo resolveré yo misma!

Durante el día, Beatriz humillada por Alejandro, llamó a Ema después de llegar a casa, sollozando

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-¡Te lo mereces!– Ema estaba furiosa, la reprendió sin piedad, -Te dije que te aguantaras y no hablaras con él mientras estuviera enfadado. ¡Pero no me hiciste caso! Ahora él ni siquiera te presta atención, ¿a quién culparías sino a ti misma? ¿De qué sirve llorar?

-Pero tía, Clara, esa despreciable mujer, ha ido a la casa. Alejandro la llevó de vuelta a Villa Mar- Beatriz sollozó mientras sus lágrimas y mocos se mezclaban, -¿Cómo puedo tragarme mi orgullo?

-No puedes tragártelo, pero tienes que hacerlo. Escuché claramente lo que dijo Alejandro aquel dia, ¿cómo es que tu cerebro tonto aún no lo ha entendido? Si quieres ser su mujer, debes tener clase. Llorar y hacer escándalos todo el tiempo hace que todos mis esfuerzos para construir una buena imagen para ti sean en vano–dijo Ema con una voz sombría. 1

-Tu objetivo es convertirte en la esposa del presidente de Grupo Hernández y ser la Señora de la familia Hernández. Para lograrlo, puedes usar cualquier medio y soportar humillaciones.

-Pero tía…

-¡Ya basta! Me ocuparé de tus asuntos. Ahora estoy ocupada con los asuntos del directorio, no me

molestes por el momento.

Dicho esto, Ema colgó fríamente.

Beatriz se dejó caer en la cama, llena de odio y a punto de aplastar la pantalla del teléfono.

En ese momento, otra llamada entró.

Era un número desconocido.

Beatriz se secó las lágrimas y contestó sin amabilidad: -¿Quién es?

-Ashley, hace tiempo que no nos comunicamos, ¿cómo estás viviendo en la Ciudad de México?–

un acento auténtico de Estados Unidos sonó en su oído, con una risa burlona.

-¿Eres tú?– Beatriz palideció de repente y preguntó con cautela.

Ashley, ese era el nombre que usaba cuando estudiaba en Estados Unidos.

Desde que regresó junto a Alejandro, Beatriz había cortado completamente todos los contactos con

sus antiguas relaciones en Estados Unidos. No solo eso, también cerró su cuenta de Instagram,

cambió su correo electrónico y número de teléfono, todo con el fin de distanciarse por completo de

su pasado como una coqueta y desenfrenada socialité.

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No obstante, ese hombre la había encontrado.

-Realmente te echo de menos. Sal y nos vemos, ¿me buscas tú o iré yo a buscarte, cariño?

La voz del hombre tenía un claro tono amenazador.

Ei vestido de seda de Beatriz estaba empapado de sudor frío, sintiéndose como si alguien le

estuviera apretando el cuello, dificultándole la respiración.

-¿Dónde estás? ¡Iría a verte!

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