Capítulo292
¿Hija? De veras esa pobre niñita es su…
Beatriz temblaba sin control, como si dos grandes martillos golpearan frenéticamente sus sienes,
y su mente se quedaba en blanco al instante, como si hubiera sido golpeada por un rayo.
Había estado ocultando este asunto durante tanto tiempo, temiendo que se descubriera esta foto.
Una vez que se hiciera pública, todo el mundo podría ver que la niña en la foto era su hija, porque
las dos eran demasiado parecidas.
-No puede ser… ¡No puede ser! -Beatriz murmuró como si estuviera poseída.
—De veras, qué ridículo, qué irónico–dijo Miguel, mirando con una sonrisa malvada la cara blanca
como un fantasma de Beatriz. -Como madre de esta chiquita, ni siquiera la puedes reconocer. Y
aún te haces llamar una futura ‘madre responsable‘.
La multitud estaba alborotada. La mitad de las personas miraban a Beatriz en pánico y confusión, mientras que la otra mitad miraba hacia abajo al rostro frío y helado de Alejandro.
-¿Qué está pasando? -Ema parecía estar a punto de perder su expresión elegante y noble, y tiró
de Beatriz con fuerza, murmurando entre dientes: -¿Quién es este hombre? ¿Cómo entró? ¿Qué
relación tienes con él?
Pero en el fondo, Ema estaba bastante preocupada por su hija y temía que se descubriera la
verdad. Corrió hacia Miguel con los ojos enrojecidos y enojados. -¿De dónde has salido tú, maldito
vagabundo? ¡Te juro que no te dejaré salirte con la tuya por venir a mancillar la inocencia de mi
hija!
Miguel era un boxeador experimentado y tenía reflejos rápidos. Se movió ágilmente para esquivar
a Ema, quien cayó al suelo. La multitud se rio a carcajadas. 1
El Sr. Sánchez también estaba avergonzado y no quería admitir que esta loca era su esposa. —¡
Llamen a los guardias! ¡Llamen a los guardias de seguridad! -Beatriz Gritó con pavor, sin
preocuparse por su madre. —¡Saquen a este vil muerto de hambre de aquí! ¡Rápido!
Miguel tenía rencor en su corazón porque esta mujer se negaba a reconocer la verdad, y estaba a
punto de darle otro golpe emocional cuando una voz baja, fría y penetrante vino desde atrás. -Que
nadie saque este hombre de aquí -Alejandro dijo, con los ojos rojos de ira, como si estuviera a
punto de estallar de ira incontrolable.
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415 BONOS
Mio a la mujer temblorosa en el escenario, la misma mujer que había sido un ángel bondadoso y calido en su corazón cuando era niño, la misma mujer que habia prometido que solo lo amaria a é en esta vida y la otra De repente, su respiración se detuvo y sintió que esa hermosa cara que había conocido desde su infancia era, como el suponía ahora, extraña y aterradora.
-Alejandro alguien me esta incriminando de una manera injusta. Fue él quien trajo a este extraño salvaje para manchar mi reputación–dijo Beatriz, tratando de justificarse mientras corria hacia el hombre, tropezando con su pesada falda.
Caminar unos pocos pasos parecia una tarea dificil y agotadora.
Con dificultad, llegó frente a Alejandro, y sus piernas temblorosas bajo su falda casi no la
sostuvieron, agarrando bruscamente el brazo del hombre y apretándolo con fuerza como si
quisiera atravesar su traje.
-Alejandro dende que era pequeña… siempre te he amado con todo mi corazón. Incluso después
de separarnos durante tres años, siempre he sido fiel a ti y nunca he traicionado nuestro
compromiso. Este canalla que ha venido a sembrar discordia no debe ser creido. ¡Por favor, tienes
que creer en mi, Cariño!
Solo amarlo a él, no sé si es verdad o mentira, pero ¿decir que siempre le has sido fiel a él? Esto
debe de ser definitivamente una broma. -Miguel se rio con los ojos enrojecidos, no esperaba que
encontrar a Beatriz mintiendo tan descaradamente le produjera tanta alegría.
Te demandarél Te acusaré por difamación! ¡Te denunciaré ante la policia! -Los ojos de Beatriz
parecían estar llenos de una luz siniestra y aguda mientras señalaba con su dedo tembloroso a
Miguel.
–
-¿Demandarme? Tengo que ser yo el que debería demandarte por abandonar a tu primogénita!
Miguel ya no quería perder el tiempo discutiendo con esta mujer despreciable, sacó un informe y
lo arrojó con fuerza hacia Beatriz. ¡Este es el resultado de la prueba de paternidad entre tú y
nuestra hija! ¿Qué más dirás para justificarte?
Ya no había vuelta atrás para él. Si iba a caer, entonces arrastraría a esa cretina consigo al infierno.
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