Capítulo318

Pero ella tenía una relación especialmente cercana con Leona, y la razón era solo una porque ella

era la hija de los Hernández. Jimena sentía que solo las personas con ese tipo de abolengo familiar

eran dignas de su amistad.

-¡Leona, te ves tan hermosa hoy! ¡Incluso trajiste un regalo, eres demasiado amable! – Jimena

saludó a Leona con una sonrisa radiante en la puerta, con un suave apretón de manos, como si

fuesen un par de íntimas amigas.

-¡Jimena! ¡Te extrañé mucho! ¡Te ves aún más bella que la última vez que te vi! – Leona elogiaba

efusivamente, pero tenía sus propios planes en mente.

Era bien sabido que Rodrigo consentía a su hermana, y si ella pudiese llevarse bien con esta joven, tendría una razón para entrar y salir frecuentemente de la familia Rodríguez. Así podría acercarse a Rodrigo, ganarse el corazón de Isabella, hacer que Jimena le ayudara a convencer a Rodrigo y, finalmente, lograr casarse con un miembro de la familia Rodríguez. ¡Qué inteligente era!

-Hace unos días fui de viaje por Europa, traje algunos regalos, uno para ti y otro para Isabella. No

son cosas muy costosas por favor no las desprecies.

Jimena miró las lujosas cajas acumuladas, sonrió con una chispa de misterio y preguntó, -¿Y hay

un regalo para mi hermano entre estos?

-Sí, hay uno. Pero tenía miedo de que a tu hermano no le gustara y no quisiera aceptarlo-Leona

se sonrojó y bajó la cabeza avergonzada.

-¡Mencionas a mi hermano y te sonrojas! – Jimena le dio un golpecito juguetón con el dedo, –

Déjamelo a mí. Si le doy el regalo, seguro que lo aceptará.

-¡Gracias por eso, Jimena! – Leona estaba encantada, sacó el regalo para Rodrigo y se lo entregó.

Jimena recibió la elegante caja, la abrió y vio un alfiler de corbata de platino con bellas

esmeraldas incrustadas en los extremos, una pieza obviamente costosa.

En ese momento, Rodrigo descendía de la escalera giratoria al estilo europeo en su espléndida mansión. Llevaba un traje morado de una costosa marca y una camisa de seda negra con un sutil

estampado de rosas, como siempre, radiante y noble.

Leona miró boquiabierta a su idolo, avergonzada hasta la médula, casi babeando.

-¡Hermano! Jimena lo llamó dulcemente.

Al ver a su hermana sonriendo con cariño, Rodrigo experimentó una súbita frialdad y resistencia

al ver a Leona.

-Leona, ¿qué haces aquí?

Leona tragó saliva nerviosamente.

-Hermano, fui yo quien invitó a Leona a casa.

Jimena rodeó a Leona con cariño y se acercó junto a su hombro, Leona y yo siempre hemos tenido una relación muy cercana, ¿no lo sabías? Ella es una de mis mejores amigas en la Ciudad de

México. 1

-¿En serio? No tenía idea-Rodrigo entrecerró los ojos con una mirada sarcástica-Jimena, no tengo objeciones a que hagas amigos, pero debes elegirlos cuidadosamente. Algunos amigos son buenos consejeros y pueden desviarte en tu camino de vida. Otros, con malas intenciones, solo te arrastrarán hacia abajo.

Jimena lanzó disimuladamente una mirada a Leona, y en ese momento, la expresión de Leona se volvió pálida de vergüenza.

-Entendido, hermano. Tengo veintidós años, ¿acaso no puedo diferenciar entre las personas buenas y malas?

-Sé que no has estado mucho tiempo en la Ciudad de México en estos años y que no tienes muchos amigos. Si realmente quieres hacer amigos, puedo presentarte a la hermosa Clara que conociste días atrás -Rodrigo mencionó a Clara con una voz suave como si estuviera hablando de su primer amor, -casualmente ella y Christian son amigos de toda la vida. Seguro que tienen mucho de qué hablar y se convertirán en amigos rápidamente.

¿Esa hermosa mujer? ¿Amigos? Jimena soltó una risa fría en su mente. ¿Qué tontería era esa? ¿ Cómo podría ser amiga de su rival en el amor? 2

Rodrigo se acercó a su hermana, le pellizcó cariñosamente la mejilla y se dispuso a marcharse. En ese momento, Jimena aprovechó la oportunidad para meterle el regalo en la mano.

-Hermano, este es el regalo que Leona eligió personalmente para ti desde Francia. Fue un gesto muy considerado de su parte, asegúrate de cuidarlo bien-Jimena guiñó inocentemente sus grandes ojos.

Rodrigo tomó la caja sin decir nada, se alejó con largos y decididos pasos.

-Mientras sea yo quien lo regale, estoy seguro de que mi hermano lo aceptará-Jimena se jactó

mientras cruzaba los brazos con satisfacción.

Leona estaba emocionada hasta el punto de las lágrimas y miró agradecida a Jimena.

Rodrigo, con su rostro apuesto y sereno, caminó hacia la puerta.

Miró la elegante caja en su mano con frialdad, sin ningún deseo de siquiera abrirla. Estaba a punto de lanzarla lejos cuando recordó las palabras de su hermana. Viendo a su secretaria junto al auto,

lanzó la caja hacia ella.

La secretaria la atrapó apresuradamente y preguntó confundida, -Rodrigo, ¿qué es esto?

-Un regalo para ti.

Ella lo abrió y se quedó perpleja-Pero, Rodrigo, esto es un alfiler de corbata para hombre. Ni siquiera tengo un novio, así que no lo necesito.

Rodrigo entrecerró los ojos con irritación, -No tienes un novio, ¿acaso tampoco tienes un padre?

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