Capítulo342
Aarón sabia que Victor tenía prejuicios hacia él y siempre sospechaba de los hombres que eran
demasiado atentos con su hermana.
-Hermano, estás demasiado tenso. Después de todo, Aarón no es un extraño-dijo Clara con una
sonrisa imponente.
-No es un extraño, pero al fin y al cabo es un hombre-Víctor frunció el ceño, mirando fríamente a Aarón. -Deberías considerar conseguir una secretaria en lugar de un secretario. No me agrada la
idea.
-No te preocupes, realmente tienes un trastorno profesional por ser policía. Ves a todos como
malas personas-dijo Aarón con calma.
-Estar alerta, mantener la claridad, nunca está de más-Víctor respondió.
Víctor ayudó personalmente a Clara a subir al coche, cerró la puerta y Aarón se inclinó ante él, a
punto de irse.
-Espera-Víctor lo llamó.
-¿Tiene alguna otra instrucción, señor? -Aarón preguntó con una expresión seria.
-Como secretario de Clara, pasas mucho tiempo a su lado. Mientras la ayudas, también debes prestar atención a tus palabras y acciones-dijo Victor con una mirada intimidante. -Algunas cosas no te pertenecen, y algunas personas no están en tu mismo nivel, entonces no te excedas la
línea, no cruces límites. Yo no soy como mis hermanos mayores, ellos te permiten estar cerca de
Clara, pero yo he presenciado demasiada maldad en este mundo, así que no tengo una visión
optimista de las personas.
Aarón respiró profundamente y apretó el puño.
-En resumen, no debes tener intenciones indebidas hacia Clara, de lo contrario, no seré indulgente
contigo-Victor advirtió.
-Señor Victor, entiendo las buenas costumbres. Estas pueden limitar las acciones de las personas,
pero no puede limitar sus pensamientos-Aarón reprimió con fuerza su resentimiento, sus ojos se
enrojecieron. Luego, expresó sus sentimientos acumulados durante mucho tiempo-No haré nada indebido hacia la señorita ya que la amo y la respeto. Pero tampoco puedes hacer que deje de
amarla, amar no es un pecado.
La ceja de Victor se frunció ante la audacia de Aarón
Aunque no le gustaba Aarón, tenía que admitir que él era bastante sincero en su forma de hablar.
-Sería mejor que recuerdes lo que dijiste hoy. -Victor advirtió.
-Oye, ¿de qué están hablando? ¿Te vas o no? Estoy cansada-Clara bajó la ventanilla del coche y
entrecerró los ojos mientras preguntaba.
-Aquí vamos, señorita-Aarón se volvió hacia ella y le sonrió cálidamente.
ay
-Clara, llámame cuando llegues a casa-dijo Victor un poco preocupado, haciendo gestos de una
llamada telefónica.
Clara hizo el gesto de “OK” con la mano y le hizo un adiós con la mano. Luego se fue con Aarón.
Victor los observó partir con una sonrisa, pero en cuanto se fueron, su sonrisa desapareció y sus
ojos oscuros y profundos escanearon fríamente la calle antes de darse la vuelta y marcharse.
Al otro lado de la calle, el Porsche negro permanecía oculto en la oscuridad. César acababa de
enviar una ubicación a Alejandro, y en cuestión de segundos, Clara se había ido y el otro hombre
había desaparecido sin dejar ningún rastro.
-Extraño… ¿A dónde fue la gente? -se preguntó César confundido, murmurando para sí mismo. De
repente, la puerta del coche fue bruscamente abierta y sintió como si su respiración se detuviera.
Una mano grande y áspera agarró firmemente su cuello, como si estuviera agarrando a un
polluelo, y sin esfuerzo lo sacó del coche.
-¡Oye, oye, oye! ¿Qué estás haciendo? -César se sorprendió al ver a Víctor aparecer de repente,
gritando angustiado-¡No te atrevas a hacer algo irresponsable! ¡Estamos en una sociedad
civilizada! ¡Voy a denunciarte a la policía!
-No es necesario complicarlo tanto-dijo Víctor con frialdad, mientras sacaba una identificación
de su bolsillo y la mostraba frente a él-Soy policía, especializado en capturar a personas como tú,
que se escapan de la justicia en esta sociedad basada en el estado de derecho.
César sintió un escalofrío recorrer su cuerpo.
Clara estaba sentada en el coche bostezando, ya casi dormida.
En ese momento, su móvil sonó.
-¿Qué pasa, hermano? Aún no he llegado a casa, ¿por qué…?
-Clara, ¿conoces a César? -La voz ronca de Victor resonó al otro lado de la línea.
De repente, Clara se despejó de inmediato y se enderezó en su asiento. -¿Qué pasa exactamente? ¿
Por qué de repente mencionas a esa persona?
-Hermana, ¿dónde conociste a este hombre? ¡En su teléfono hay fotos tuyas tomadas sin permiso! ¡
Acaba de tomarte fotos, y ahora lo he atrapado!
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