Capítulo457

-Por supuesto que estoy bien-Clara abrazó a su madrastra.

-Hable un rato entre ustedes dos, yo mientras tanto iré a preparar algo de merienda.

Después de decirlo, Luz hizo un gesto a Clara, indicando que Flores estaba enfadado.

Clara afirmó con una sonrisa.

Después de que Luz se fue, Rubén también se retiró discretamente.

-Flores, escuché lo que le dijiste a Luz-Clara se sentó junto a su anciano padre, rodeó el cuello de

Julio con su brazo y apoyó su cabeza contra la suya, -Te subestimas, padre. Cuando me vuelvo

arrogante, es porque tengo la confianza y la habilidad para serlo. Esos jóvenes adinerados no

pueden compararse conmigo.

-De veras eres mi tesorito, pero estos alborotadores te molestan todo el tiempo, ¿no te sientes mal? – Julio sacudió la cabeza con resignación, -Dices que provocaste a esas personas, ¿por qué causar tanto revuelo y hacer que a mi edad tenga que preocuparme tanto por ti?

-¿Te refieres a la familia Hernández? – Clara no pudo evitar reír, su voz sonaba dulce como un

ruiseñor.

-Chica, temo que puedas salir lastimada, ¿sabes? – Julio la rodeó con cariño por la cintura, pero

de repente recordó algo y frunció el ceño, -¿Te enfrentaste a los parientes de los Hernández? ¿El

chico, Alejandro, como presidente, no te causó problemas?

Clara sintió un temblor en su corazón, negó con la cabeza, -No, de hecho, él también contribuyó a

este asunto.

Julio arqueó una ceja, -¿Qué pasó acaso?

-La periodista que señaló a Leona en la conferencia de prensa, originalmente pensé que estaba en

estado grave, pero resulta que Alejandro la ayudó en secreto y la llevó al evento benéfico-los ojos

de Clara parpadearon.

-Aprovechó tu evento para solucionar sus problemas. Ese chico tiene mucha astucia, por eso ha

mantenido su posición de presidente durante todos estos años.

Julio rio fríamente y la bromeó, -Has estado casada con él durante tres años, no te ha hecho

añicos. Realmente tienes suerte.

-Flores, nadie puede manipularme-Clara mostró sus dientes blancos en una sonrisa juguetona

En ese momento, el teléfono móvil que Julio tenía sobre la mesa comenzó a sonar.

Clara lo recogió para él y, de paso, le echó un vistazo. No pudo evitar que su expresión se

oscureciera.

¿Quién es? – Julio preguntó.

-Enrique-ella respondió con frialdad.

-¡Papá! – Clara se sonrojó de rabia, rara vez alguien podía enojarla tanto.

Julio aclaró su garganta y presionó el altavoz con calma, -¿En qué puedo ayudarte, Enrique?

-Julio, sobre lo de anoche, quiero hablar contigo al respecto-, Enrique, que siempre tenía una

actitud orgullosa, esta vez fue mucho más amigable, -Voy a Valencia más tarde, ¿podría invitarte

a almorzar?

-No parece que tengamos mucho de qué hablar últimamente, Enrique.

Julio expresó sarcasmo, acarició el pelo de su hija y luego continuó, Además, mi hija Clara ha

vuelto a casa, necesito pasar tiempo con ella, así que no tengo tiempo. Si tienes algo que decir,

puedes hacerlo ahora.

Hubo una pausa en la linea antes de que Enrique riera forzadamente, -Julio, hay algún

malentendido sobre el evento benéfico de anoche. El recibo no fue firmado por mi hija Leona. Si no

está firmado por la persona adecuada, no tiene validez.

-Enrique, sobre el asunto de mi hija siendo copiada por tu hija, creo que no tiene sentido que

hablemos así. Sería mejor que tu equipo legal hable con nuestro equipo legal de Pérez-Julio

respondió con un tono frío y profesional.

-¡Julio! ¿Realmente estás planeando demandarnos por esta pequeñez? – Enrique claramente

estaba molesto.

-¿Pequeñez?

La expresión de Julio se volvió instantáneamente fría, sus cejas afiladas como espadas se

fruncieron, Cualquier asunto relacionado con mi hija, aunque sea pequeño, es importante.

Clara, como un dócil gatito, se arrodilló a los pies de su padre y escuchó esas palabras con ojos

centelleantes.

De alguna manera, comenzaba a entender por qué su madre se casó con Julio, porque Julio

realmente protegía a los suyos.

-Julio, parece que no hay mucho más que podamos discutir entre nuestras familias, ¿verdad?

Enrique forzó su enojo mientras preguntaba.

La mirada de Julio se volvió fría, se frotó la mandíbula, -A medida que envejezco, mi corazón se vuelve más cerrado. En asuntos comerciales, puedo colocar en una balanza los pros y los contras, pero cuando se trata de mi familia, mi sangre, nunca cederé. En pocas palabras, quien lastime a mi hija, será lastimado por mí.

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