Capítulo467
Aunque te humilles ante Clara, ella no te valora. Entiende por favor que al final, no significarás
nada para ella.
-¡Jimena! – Rodrigo, lleno de furia, sus ojos ardian en un intenso dolor. Solo pronunció su nombre
y la sola mención de él la asustó, haciendo que corriera hacia los brazos de su madre.
-Incluso si al final Clara no se convierte en tu cuñada, no tienes el derecho de herirla ni insultarla.
Además, confío en el carácter de Clara. Aunque su temperamento no sea el mejor y su corazón no
sea tierno, y aunque no deje una ofensa sin respuesta, ella nunca atacaría ni lastimaría a nadie de
manera deliberada. Si lo que dices es cierto, solo puede ser que tú hayas tenido hostilidad hacia
Clara desde el principio, que tú hayas provocado este conflicto.
¡Jimena estaba al borde de estallar de rabia!
-Además, te aconsejo que dejes de aferrarte a Alejandro. Alejandro siente algo por Clara. Todos
pueden verlo, excepto él mismo, que no comprende sus propios sentimientos- Rodrigo sonrió con
desdén.
Eran realmente buenos amigos, se conocían muy bien el uno al otro.
Jimena estaba tan furiosa que parecía a punto de estallar.
-Mañana, irás conmigo a ver a Clara y te disculparás en persona, harás las paces- Rodrigo dijo
fríamente antes de girarse y marcharse.
-¡Rodrigo! ¿Te has vuelto loco? ¡No me disculparé ante Clara! ¡No lo haré! – Jimena estaba llorando
histéricamente.
-Si no te disculpas, te enviaré de vuelta por donde viniste esta misma noche. Sin mi autorización,
no podrás dar ni un solo paso en la Ciudad de México-Rodrigo mantuvo su actitud firme, incluso
Isabella se sorprendió.
Había escuchado rumores sobre su hijo siendo galante, pero ¿cuándo había sido tan implacable y
cruel con su única hermana? ¿Solo por una exesposa de Alejandro, Clara?
-¡Hermano mayor, has vuelto! – Jimena, con los ojos llenos de lágrimas, tenía la garganta ronca
de tanto llorar.
Sin embargo, Rodrigo, quien siempre la había mimado, ni siquiera volvió la cabeza. Medianoche,
otro. Cada vez que recordaba las acusaciones de Leona contra Jimena, su corazón latía con dolor y el licor parecía arder en sus pulmones, calentando cada parte de su cuerpo. En ese momento, la
puerta del reservado se abrió.
-No necesito compañía femenina, ¡lárgate de aquí! – Rodrigo estaba de mal humor, levantó su
copa y la dejó caer, rompiéndola en pedazos.
-Rodrigo, Alejandro está aquí para verte-Luisana sonrió avergonzada, su cuerpo curvilíneo y
sensual se apartó a un lado. -Lo siento, Alejandro, Rodrigo no está de buen humor esta noche, por
favor, disculpalo.
-Hmm, estoy acostumbrado-Alejandro dijo impasible.
-Por favor, pasa- Alejandro afirmó con la cabeza y su figura alta y elegante entró en el reservado.
Luisana se inclinó en señal de respeto, cerró la puerta y se fue.
-¿Qué te pasa? – Alejandro frunció el ceño, se sentó a su lado y preguntó: -Clara ya te rechazó
claramente, ¿por qué te comportas de esta manera melancólica?
-¿Qué pasa si Clara me rechazó? ¿Vas a burlarte de mi por eso toda la vida? – Rodrigo tomó una
bocanada de aire, no encontró su copa de licor y agarró la botella, bebiendo un largo trago.
Alejandro rio con ironía, sacó un paquete de cigarrillos de su bolsillo y se puso uno entre los labios
delgados. -Clara nunca te ha aceptado, en el mejor de los casos, eres solo un amigo para ella.
-Para Clara, soy su amigo. ¡Tú ni siquiera puedes considerarte eso! – Rodrigo replicó con
vehemencia. Justo cuando estaba a punto de hablar, recordó las palabras insultantes de Jimena hacia Clara, sintió una opresión en el pecho y arrojó la botella de licor con fuerza, sus ojos
enrojecieron.
Si fuera otra mujer, ya le habría dado una bofetada.
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