Capítulo616

-Abrir la boca! – la secretaria gritó de dolor, y soltó la mano de Noa.

Jimena también se asustó y retrocedió rápidamente.

La secretaria pateo y golpeó al perro repetidamente, pero el perro no la soltaba.

-No golpees al perro- Noa abrazó al Doberman con su cuerpo frágil cuerpo, lo protegió.

Jimena, con los ojos llenos de rabia, aprovechó la confusión para darle una patada.

-¡Jimena!

Una voz fría como el hielo, resonó de repente en la espalda de Jimena. Antes de que pudiera

retirar la pierna, su mala acción quedó al descubierto.

Con el cuello rígido, giró la cabeza y su corazón latió con fuerza en su garganta. Casi la había

asustado hasta la muerte.

-Hermano.

Rodrigo estaba de pie como una espada afilada, emitiendo un aura helada de furia. Su hermoso

rostro se transformó inmediatamente en una furia inexplicable.

El corazón de Rodrigo latía violentamente, y sus ojos carmesies brillaban de rabia.

Noa no se dio cuenta de que había llegado, y seguía abrazando al perro con los ojos cerrados,

temblando como un manojo de nervios.

La secretaria, con los ojos llenos de miedo, ya no sentía el dolor en el brazo. Esta situación la

aterraba.

¿Quién hubiera pensado que Rodrigo, que ya había salido, regresaría tan pronto en ese momento?

-¿Jimena, golpeaste a Noa? – Rodrigo vio la mejilla de Noa enrojecida e hinchada y sus pupilas se

contrajeron violentamente mientras se acercaba a ella paso a paso.

Jimena sintió un escalofrío en su espalda.

Nunca había visto a su hermano con esa mirada, era aterradora.

Pero en este punto, no tenía nada que defender. Después de todo, era la hermana menor de Rodrigo,

¿Rodrigo realmente la trataría mal por alguien más? ¿No era la familia lo más importante para él?

¡Si, fui yo quien la golpeó! Rodrigo, ¡has cruzado la línea! ¡Me has decepcionado tanto y me has herido tanto!

Jimena lloraba y gritaba: ¡Me mandaste a Yemen y pasó tanto tiempo sin noticias tuyas, ni siquiera una llamada

telefónica! ¡Así que estabas aquí con esta mujer! ¡Por ella,

renunciaste incluso a tu hermana! Rodrigo!

Antes de que terminara de hablar, sonó un fuerte golpe que resonó en toda la sala.

Rodrigo la abofeteó sin expresión en el rostro, algo que nunca había hecho.

El rostro de Jimena se volcó hacia un lado, y su pálida y suave mejilla se hinchó instantáneamente con una marca

de bofetada roja y vergonzosa. La fuerza de un hombre no era algo con lo que se

debiera jugar.

Me dolió mucho.

Con esa bofetada, el rostro de Jimena se hinchó y su corazón se rompió.

Luisana entró justo en ese momento, y se quedó boquiabierta al ver la escena. En la Ciudad de México, ¿quién no

sabía que el joven de la familia Rodríguez mimaba a su hermana?

Nunca hubiera imaginado que presenciaría tal espectáculo en su vida. Fue impactante.

-Jimena, ahora realmente dudo si esta mujer que parece una persona decente por fuera, pero es mala y

despiadada por dentro, es realmente mi hermana- dijo Rodrigo sin mirar a Jimena, con dolor en su corazón. Luego,

agarró el brazo de Noa y la abrazó, protegiéndola. -O tal vez simplemente te he malcriado demasiado, ya no eres

la niña inocente de antes. Ya no eres mi

hermana.

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