Capítulo671
¡En un instante, los aplausos resonaron por todo el lugar!
-Aunque Julio no le haya regalado una mansión o joyas a Luz, ¡ha donado cinco mil millones a la fundación benéfica
desde el principio! ¡Ya le ha dado a Luz suficiente presencia! – exclamó
alguien.
-Por lo general, en los cumpleaños de las damas de las familias adineradas, los regalos suelen ser mansiones y
joyas. Lo que hizo Julio fue creativo y significativo. ¡Esta noticia no solo enorgullece a Luz, sino que también mejora
la imagen de la familia Pérez! ¡Es un ganar-ganar! – dijo otro.
En la mesa de abajo, Fernando, Simón y Diego estaban sentados juntos.
–
-¿Cómo es que Julio todavía se vea tan joven? Simón murmuró con envidia y luego preguntó a
Diego a su lado: -¿Cómo se cuida tu papá? Cuéntale a tu tío.
-Él probablemente se maquilla un poco- dijo Diego con humildad y una sonrisa ligera.
Simón se acercó de repente y parpadeó, -¿Dónde encontró tu papá a su maquillador? Se ve
natural. ¿Puedes presentárselo a tu tio?
Fernando escuchó todo y no pudo evitar contener la risa. Esta era una charla bastante animada.
Jajaja….
Los miembros de la familia Pérez en una mesa estaban aplaudiendo locamente, felices y
emocionados.
Inés miró al escenario y vio la felicidad en los ojos de su madre, que estaba al borde de las lágrimas. De repente,
no pudo evitar llorar en silencio.
-Inės? Leticia, que estaba sentada junto a Inés, notó que estaba llorando y se preocupó. Con gran
agilidad, tomó un pañuelo de papel debajo de la mesa y se lo pasó suavemente. Luego, le preguntó
con ternura: ¿Qué te sucede? Estás bien, ¿por qué lloras?
-No pasa nada, madrastra- Inés se apresuró a tomar el pañuelo y secar sus lágrimas. Con voz
temblorosa, dijo: -Estoy feliz por mamá.
Un cálido sentimiento de amor llenó el corazón de Leticia mientras acariciaba su cabello como
una cascada.
En esta familia compleja, los demás niños, incluyendo a Clara, la llamaban Leticia solo la niña más
-Deberías estar feliz. ¡Si lo estoy!
-En realidad, siempre pensé que no tenía un lugar especial en el corazón de papá- dijo Inés con nostalgia esta
noche, llena de emociones. -Además, soy la más problemática de todas las hijas de papá. En Austria tengo un
futuro como primera dama, Clara no solo diseña joyas y ropa, sino que también gestiona hoteles para papá. Pero
yo no sé hacer nada. Solo estorbo a todos.
-Inés, no pienses de esa manera- Leticia sintió un incómodo nudo en el estómago y rodeó la cintura de Inés,
abrazándola. -Tu padre nos ha dicho en privado en más de una ocasión que solo quiere que la hija más joven de la
familia Pérez, sea una señorita de la casa, feliz y tranquila. Para él, no importa si los hijos tienen éxito o no, lo
importante es que sean felices, que pasen sus vidas en paz y tranquilidad. Además, el amor que tu padre tiene por
ti es inigualable, de la misma manera que a tu madre. No lo dice en voz alta, pero eso no significa que no los valore
en su corazón.
Inés escuchó las palabras de Leticia y se recostó tiernamente en su hombro, con lágrimas en los
ojos, afirmando levemente.
Luego, varios invitados importantes llevaron regalos, todos con un valor de al menos un millón de dólares. Frente al
hombre más adinerado de Valencia, era importante destacarse con regalos muy
costosos de un nivel muy alto.
-El próximo regalo proviene de Pol de la familia García- anunció el presentador. Justo cuando
terminó de hablar, un foco de luz se centró en Pol.
La atención de todos se dirigió instintivamente hacia la mesa de la familia Pérez, incluida Clara, que miraba con
curiosidad a Pol, quien se mantenía imperturbable y sereno.
-¿Pol preparó un regalo por su cuenta? – exclamó alguien sorprendido. Eduardo frunció el ceño y apretó los
dientes. -¡Siempre está tratando de complacer a la familia Pérez!
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