Capítulo696
Al final, la encontró en el parque infantil, sentada sola balanceándose en el columpio, la chica que
era su chica…
-¡Noa…! ¡Aquí estas…!
Rodrigo miró a lo lejos la delicada figura de Noa, con su cabello negro brillante cubierto de
escarcha blanca, su pequeña chaqueta roja también cubierta de nieve, pareciendo como un
pequeño muñeco de nieve.
Mi niña ¿cuánto tiempo has estado sentada allí exponiéndote al frio y el sereno?
El hombre, con el corazón destrozado, se acercó a ella paso a paso, con su mirada de asombro y
alegría.
-Noa, finalmente te encontré.
Rodrigo se arrodilló frente a la chica, cubrió con sus grandes manos nerviosas y calientes
firmemente al osito de peluche, mientras las pequeñas manos de Noa ya estaban heladas.
-¿Cómo me encontraste? -Noa se sorprendió en su corazón, parpadeando con sus ojos húmedos.
-Noa, es porque nuestros corazones están conectados. No importa a dónde vayas, siempre te
encontraré.
La garganta de Rodrigo se apretó ligeramente, acariciando su mejilla enrojecida con la mano,
sintiendo un dolor inmenso. -No pienses en irte nunca de mi vida, tonta.
Noa bajó de nuevo sus largas pestañas, sin decir una palabra.
-Está muy frío sentada aquí, ven, regresa a casa conmigo, Rodrigo.
-Quiero ir a casa de mi abuelo, Rodrigo.
Noa poco a poco retiró su mano de la de él. -Acabo de llamar al tío Adrían que está con mi abuelo,
él enviará a alguien a buscarme de inmediato.
-Noa… ¿Ya no me quieres? -Rodrigo abrió los ojos sorprendidos, preguntando humildemente.
Noa negó rápidamente con la cabeza, con los labios pequeños como cerezas. -No quiero ponerte en una situación
tan difícil como esta, no quiero que pelees más con tu mama. Rodrigo por favor,
-Pero solo quiero escuchar lo que tú dices. -Rodrigo le miró cariñosamente, quitando la nieve de
su hombro.
Luego, sostuvo su rostro sonrosado con sus manos frescas, sabiendo que su cara debía estar
adolorida, así podría sentirse un poco mejor.
-Rodrigo, ve a casa rápido. El tio Adrian vendrá a buscarme en un rato. -Noa no quería dejarlo,
pero lo insistió en irse.
-Noa, tengo una pregunta para ti.
La garganta de Rodrigo se movió, mostrándole una sonrisa mientras sus ojos se enrojecían, llenos
de lágrimas. -¿Me amas?
1.
¿Amor?
Noa levantó la mirada, sus pupilas temblaron ligeramente, los labios de color rosa pálido se
movieron lentamente como si hubiera perdido la capacidad de hablar, no pudo pronunciar ni una
sola palabra durante un buen rato.
Rodrigo sintió una gran opresión y amargura en su corazón.
¿Qué está pensando? ¿No se supone que es suficiente con que él la ame?
Rodrigo, tú eres la chica que amo eres especial, no te presionaré de esta manera…
-Rodrigo.
Noa le llamó suavemente y luego levantó lentamente las manos, las colocó con ternura y cuidado
sobre la ancha espalda del hombre.
-Te amo, Rodrigo.
Mi corazón, desde hace mucho tiempo, siente algo muy especial por ti.
Quizás fue cuando me besaste por primera vez.
Quizás fue cuando me escondía en la habitación y dibujaba tu pequeño retrato en secreto.
Quizás fue cuando una y otra vez, sin importar las miradas del mundo, estabas a mi lado…
No entiendo qué es el amor, pero siento que, en general, es esto, el sentimiento que tengo por ti, ¿
eso es amor, cierto?
Rodrigo estaba emocionado, lágrimas de calor llenaron sus ojos, su corazón latía fuertemente en
su pecho, no conocía el gran amor que tenía Noa para él.
Este hombre, que había vagado entre flores y conocido a innumerables mujeres durante la mitad
de su vida, experimentó por primera vez lo que se siente cuando llega la primavera de un hombre.
En el viento y la nieve, los dos amantes se abrazaron profundamente.
El hombre envolvió su delicado y tembloroso cuerpo en su abrigo, pero aún sentía que no era
suficiente.
Quería tenerla completamente en su corazón.
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