Ni en la muerte -
Capítulo 27
Capítulo 27 Beso matutino
Armando estaba completamente estupefacto, pero no dijo nada porque podía sentir que la aguja que Clotilde habia insertado era en efecto esa Aguja del Corazón.
¿De verdad era tan experta? ¿Conocia técnicas legendarias de acupuntura?..
Armando empezó a sentir que el trato que ella estaba haciendo con él no era una broma después de todo, sino que en realidad era capaz de hacerlo. Después de que Sanz, se marchara, Armando permaneció junto a su cama y Clotilde fruncia el ceño en sueños.
Instintivamente trató de borrarle las arrugas del entrecejo, pero ella acabó frunciendo aún más el ceño. Armando frunció los labios y sintiéndose culpable, retiró la mano, Cuando Clotilde dormia aún tenía un aspecto amable, no como la chica agresiva, fria y burlona que era antes, en cambio ahora parecia recatada y frágil.
-¿En realidad fue ella la que se lanzó a salvarle? ¿Ya estaba dispuesta a morir por mi a los 9 años?.
Armando sonrió un poco, y luego acarició con suavidad el rostro de Clotilde.
-No tengo pruebas que demuestren lo que has dicho, pero he decidido ayudarte esta vez. No por un trato de mil millones, pero.. tómatelo como una disculpa por todo lo ocurrido en el pasado, espero que no me estés engañando.
Clotilde se despertó dolorida por todas partes, pero después de practicar sus técnicas básicas en la cama, se sintió mucho mejor. Tampoco entendia muy bien por qué se habia puesto así la noche anterior: quizá la gente toma malas decisiones cuando está demasiado cansada. Aunque la aguja era muy poderosa, la gente que no conocía sus beneficios no podia apreciar su valor real.
Mientras él estuviera de acuerdo, seria más fácil vengarse de esos enemigos suyos la cambio, ella estaba. en realidad dispuesta a devolver miles de millones a Armando! Después de bañarse, se puso la ropa que le habian preparado y bajó tranquilamente. Le sorprendió que Armando aún estuviera por allí, y sus ojos se iluminaron un poco cuando la vio bajar.
Sabia que a Clotilde le quedaría bien esa ropa cuando no está de lengua afilada, los vestidos eran muy adecuados para su aura elegante».
Clotilde se recogió el cabello detrás de las orejas, revelando sus ojos fríos y brillantes. Como había desayuno en la mesa, se sentó a comer. Armando levantó con gracia una taza de café y preguntó con up poco de interés en la voz:
-¿Qué te pasa en los ojos?
En el pasado, Clotilde siempre tenía un espeso flequillo, por lo que nadie veía nunca el brillo de sus ojos, que era como un mar de estrellas en el negro cielo nocturno. Qué espectáculo más raro!
Los ojos de Clotilde se ensombrecieron e ignoró su pregunta, preguntando en su lugar:
-Sobre lo que me prometiste anoche, ¿cuándo podrás hacerlo? -Queria convertirse en la ahijada de los Farías, y para completar el proceso, sin duda habria una especie de banquete y se invitaria a gente
Pita saunala múkliaa la narmitivis kamar een invitanta atimtare da nenmatida urram
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Capítulo 27 Beso matutino
facilitaria lo que pretendía hacer.
Armando entrecerró los ojos y, de repente, esbozó una sonrisa:
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-Un mes. Después de un mes puedes conseguir lo que quieras. -Muy poca gente podía resistirse a la sonrisa de Armando, porque simplemente era demasiado guapo. Era muy arrogante, pero tenía motivos
para serlo.
Clotilde bajo la mirada y asintió. Dada la importancia del asunto, un mes era bastante rápido.
-Registra un negocio farmacéutico lo antes posible. Ya que has cumplido tu parte del acuerdo, yo también lo haré.
Teniendo en cuenta lo que valía Armando, mil millones era mucho dinero, pero no le interesaba: estaba más interesado en Clotilde.
-¿No te atreves a mirarme?
En cuanto dijo eso. Clotilde lo miró con frialdad, clavando en él su mirada como si fuera un mero objeto. Armando no sabía por qué razón quería intentar romper esa fría expresión de Clotilde. Prefería mucho más la forma en que ella solía mirarlo, esa mirada timida e indefensa.
-Eres muy guapo, ivale? ¿Puedo dejar de mirarte? -Clotilde esbozó una sonrisa cortés pero molesta.
Armando sintió cierto desagrado ante esta reacción, asi que de repente se acercó a ella. No se creía que Clotilde ya no sintiera nada por él.
Tenia un par de ojos almendrados de mirada profunda, y como tenia algo de herencia caucásica, sus rasgos eran muy afilados y definidos, sus pupilas llevaban un pequeño y misterioso tinte violáceo, además de un pequeño lunar en el rabillo del ojo izquierdo. Sólo se podía decir que aquel rostro era una obra maestra, cada detalle de una belleza deslumbrante! Este mismo rostro la hipnotizó una vez, haciéndola incapaz de apartar la mirada.
Al ver que Clotilde se había quedado aturdida, énarcó un poco una ceja: lo sabia, inadie podia resistirse a su encanto! Curvó los labios en una sonrisa.
-Asi que, aún quieres dejar de mirarme?
De repente, Clotilde también curvó los labios en una extraña sonrisa, y al segundo siguiente se inclino hacia él y le besó los finos labios de color rosa claro. Los dos estaban separados sólo por una mesa, y cuando sus miradas se cruzaron, Armando contuvo la respiración.
Sus labios eran muy suaves y dulces, una dulzura como la leche. Clotilde le mordió el labio con suavidad, luego se apartó y preguntó con curiosidad:
-Ya que no te has resistido, ¿quieres que continue?
Los ojos de Armando se ensombrecieron y, de repente, atrajo hacia si la cabeza de Clotilde e intercambiaron un beso aún más profundo. El aire amoroso hizo que ambos sintieran calor, y aunque se estaban besando y habia algunos sentimientos que se agitaban en su interior, seguian mirándose obstinadamente, un par de ojos como el fuego, el otro como el hielo.
De repente, Clotilde apartó á Armando, apretando los dientes mientras preguntaba con voz fría:
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Capitulo 27 Beso matutino
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Armando se relamió y siguió mirándola a los labios como si aún no hubiera tenido suficiente, pero habló como si ella no significara nada para él.
-Si, aún te odio, pero ¿por qué iba a permitir que alguien se aprovechara asi de mi?
Clotilde resopló.
-Así que él sólo quería tener la última palabra-.
Sonó el timbre, y Clotilde pudo escuchar a los sirvientes fuera saludando al invitado.
-¿Señor Santillana? ¿Viene a buscar a la Señorita Santillana?
-Benedicto ha venido..
Clotilde pareció confundida un momento antes de subir a buscar sus pertenencias, y luego volvió a bajar despacio. Armando volvió a sentarse a la mesa. Clotilde pensó que su padre no valía la pena que Armando saliera a saludarlo en persona, así que Clotilde se limitó a darle las gracias al mayordomo y luego salió de Villa Hamamelis con su padre.
Cuando Clotilde se hubo marchado, Armando descruzó las piernas incómodo. Nunca pensó que el beso de Clotilde fuera tan dulce como para que, después de sólo dos besos, se hubiera sentido excitado. Se alegró de que Clotilde se hubiera marchado; si se enteraba, se burlaría de él.
A Clotilde no le pareció extraño que su padre hubiera ido a buscarla. Armando debía de haber ido a la casa de los Santillana mientras intentaba buscarla, y Benedicto sabía que su celular estaba estropeado y era imposible contactar con ella, asi que tuvo que venir a recogerla en persona.
Benedicto se sintió aliviado de no ver a Armando, ya que no le gustaba hablar con gente que fuera superior, evitaba a Armando como a la peste. Ambos, padre e hija, permanecieron en silencio durante algún tiempo, entonces Benedicto habló de repente:
-Cleo, has estado demasiado traumatizada por lo que pasó hace dos días? Has estado actuando de forma muy extraña estos dos días, y tu madre está muy preocupada
por
ti….
Clotilde preguntó confundida:
-¿No había muerto mi madre? ¿Te habló en sueños?
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