Ni en la muerte
Capítulo 33

Capítulo 33 Atrevida y también loca

Clotilde no penso demasiado en por qué se comportaba asi, y se limitó a cruzarse de brazos mientras. decia:

Es un secreto, La mercancía de mañana está relacionada con la Familia Salinas, así que te aconsejo que lleves más hombres. Una pequeña sonrisa malvada se dibujó lentamente en su rostro mientras decia

esto.

-Mi querido Jaime como lo que más temes es dejar antecedentes penales, tendré que enviarte un regalo

sorpresa entonces-,

Ella no tenia ni idea de que su comportamiento había hecho que el corazón de Valentin latiera aún más rápido, y el estaba en realidad desconcertado: siempre había odiado a las mujeres intrigantes, y su imagen de Clotilde era que ella era en efecto intrigante, pero de alguna manera todavia quería acercarse a ella y no podía encontrar en si mismo la manera de decirle que no.

-¿Qué drogas me ha dado?…

Clotilde seguía confundida cuando se bajó del auto. Valentin seguía comportándose con normalidad antes, pero una vez que había conducido el auto de vuelta al centro de la ciudad, de repente había dicho que tenía que atender unos asuntos y la había hecho bajar del auto en medio de la nada.

Pero Clotilde no le dio demasiadas vueltas, Fue al Centro de Alquiler de Viviendas y alquiló un lugar con un dormitorio, y luego fue a comprar algo de ropa y articulos de primera necesidad, y ya era casi de noche cuando regreso a la casa de los Santillana. En cuanto llegó a casa, vio a Benedicto sentado a la mesa del comedor.

Clotilde aún no estaba segura de sus sentimientos hacia Benedicto. Era parcial, pero seguia siendo su padre.

-Te has acordado de venir a casa! -Helena estaba furiosa.

¡Por la tarde, ella y Jonatán habían corrido al hotel a toda prisa para descubrir que Clotilde les había tomado el pelo!

Clotilde la ignoró y se sentó a la mesa, tomó su cuenco y empezó a comer, pero los otros tres la miraron

sin moverse.

¿Por qué me miran a mi? ¿No tienen hambre?

Benedicto frunció el ceño. Su hija mayor sufría algunos problemas de salud mental y no podía dejarlo estar. Así que le dijo:

-Cleo, sé que tu estado es un poco especial, pero no puedes rechazar el tratamiento y luego tomarle el pelo así al Doctor Luengas, ¿verdad?

Clotilde siguió comiendo con la cabeza agachada, y esa forma de ignorar a todos los que la rodeaban era muy parecida a cómo era antes. Helena se dio cuenta de que cuanto más miraba a Clotilde, más le parecía que debía de estar poseida, ¡pero no iba a dejar pasar el asunto de hoy!

—Ya he conseguido que el Doctor Luengas venga mañana por la tarde. Sé que te gusta salir y divertirte. pero mañana debes estar en casa a las 03:00 de la tarde.

pos en la mano da Morilda dainanın da m

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sus ojos brillantes a Helena, y la fria mirada caló hondo en el corazón de Helena.

-Claro, mientras estés de acuerdo en una cosa, aceptaré el trato.

Benedicto vio que Clotilde estaba dispuesta a cooperar y se alegró mucho.

—Anda, cuéntamelo!

-Papá, la Señora Farias dice que no se encuentra bien y, viendo que sé un poco de medicina, me ha pedido que me quede unos días con los Farias para acompañarla.

Todos los demás comensales intercambiaron miradas extrañadas. Helena preguntó un poco nerviosa:

-¿Otra vez en su casa? ¿Cuánto tiempo vas a estar alli?

Si se quedaba mucho tiempo fuera, ¿cómo iba a grabar a Clotilde desnuda? Clotilde sonrió y

-No mucho, sólo siete días.

Helena respiró aliviada y pensó:

-Siete días, mi plan seguirá adelante, aunque espere siete dias.

Pero añadió:

contestó:

-Puedes ir esta noche, pero tienes que volver mañana por la tarde, porque es muy dificil conseguir una cita con el Doctor Luengas.

Benedicto también intervino rápido:

-Vuelve mañana por la tarde a ver al Doctor Luengas, no te llevará mucho tiempo, seguro que los Farias son lo bastante comprensivos.

Clotilde pensó en lo que había que hacer la noche siguiente y asintió

-En ese caso, repasaré sólo lo de pasado mañana.

Helena y Benedicto respiraron aliviados. Era raro ver a Clotilde tan amable, asi que no se atrevieron a decir nada que pudiera agitarla. Sólo Camila vio la sonrisita en la cara de Clotilde, y se le pusieron los pelos de punta. Pero entonces penso en que Clotilde no podria volver a enfrentarse al mundo después de que Jonatán completara su misión, y entonces la Familia Santillana sólo tendria una hija -iCamila!–.

Clotilde bajó los ojos y volvió a comer. Podia adivinar sus corazones incluso sin pensar. Helena iba a retrasar sus planes de drogarla y filmarla desnuda una semana más tarde, Ipero iba a liquidar a Jonatán en una semana! Clotilde comió y pensó con frialdad.

¿Qué método sería más excitante para asestarle un golpe a este imbécil?–

La noche siguiente era oscura y soplaban fuertes vientos. Clotilde se escabulló de la casa de los Santillana y corrió hacia el embarcadero. Los Salinas querian lavarse las manos de todos los negocios ilegales y habian rechazado varias oportunidades de hacer tratos de ese tipo, pero aún no estaban dispuestos a desprenderse de las armas ilegales.

Y como la cantidad de esa noche era bastante grande, estaba segura de que Jaime haría acto de presencia. Cuando pensó en cómo Valentin interrumpiria de repente esta gran operación, se emocionó un poco. La

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expresión de Jaime sería sin duda impagable, ¿cómo podria perderse esto?

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Clotilde era muy ágil gracias a sus años de práctica, además de su agudizado sentido de la vista y el oído, y se abrió paso con facilidad hasta el fuertemente custodiado embarcadero al amparo de la noche, y esperó su momento. En ese momento, un gran barco se acercó al embarcadero.

Estaba aqui

Clotilde sabia de este asunto porque en su vida anterior hubo aquí un tiroteo y, tras una larga investigación policial, descubrieron que se trataba de dos grupos de personas que se peleaban por el mismo lote de armas de fuego. Más tarde también escuchó que uno de los grupos era de la Familia Salinas, pero no habia pruebas concluyentes y era una mera suposición.

Asi que esta noche se iba a asegurar de que Jaime cargara con toda la culpa. En cuanto el barco atracó, llegaron muchos hombres para trasladar la mercancía, y de repente muchos camiones grandes irrumpieron en el embarcadero, creando una escena.

Clotilde se escondió detrás de la gran fila de estanterias y vio que, tras la irrupción de los camiones, empezaron a disparar sus armas, y se inició un tiroteo delante de sus ojos, con balas de verdad y el sonido de gente muriendo. Los disparos se sucedían rápido y, como era la primera vez que Clotilde presenciaba algo asi, de repente empezó a emocionarse por alguna razón.

Estaba esperando la llegada de Valentin. Por lo que ella sabía, Valentin ya había hecho los arreglos a primera hora del día, y si llegaban ahora, ise apoderarian tanto de los culpables como de sus bienes! En medio de los disparos, Clotilde pudo ver a mucha gente saliendo de las sombras para contraatacar.

El intruso no había esperado que Jaime estuviera preparado para esta intrusión y le entró el pánico. Pero ya era demasiado tarde para huir.. Era obvio que uno de los bandos tenia la sartén por el mango. Jaime observó desde un lado con frialdad. Sabía que alguien iba a intentar interceptar su mercancía esa noche, así que los esperó a propósito para poder aprovechar esta oportunidad y acabar con estos enemigos.

Todo iba bien dentro de sus planes, ipero de repente se vieron rodeados por el sonido de las sirenas de la policial Se escuchó el sonido del rotor de un helicóptero, y dos helicópteros sobrevolaron la escena, encendiendo luces brillantes y dispersando la lucha. Por los altavoces del helicópter

se oyó una voz que

resonó en todo el embarcadero.

-¡Han sido rodeados! ¡Han sido rodeados! ¡Bajen las armas! ¡Bajen las armas!

-¿Estaban rodeados? ¡Imposible! La operación de esta noche no podia haber sido filtrada ¿de dónde demonios salieron estos policías?.

Al principio Jaime estaba viendo un buen espectáculo, pero ahora su expresión se ensombreció. Todos en el embarcadero empezaron a correr en todas direcciones, iporque sabían lo que les esperaba si los arrestaban! En el desorden, alguien empezó a tirar de Jaime por detrás.

-¡Señor Jaime, por aqui!

Jaime aún no estaba seguro de la situación y salió corriendo con él, isólo para descubrir que todas las salidas de ese enorme embarcadero estaban atestadas de autos de policia!

Esto era definitivamente una emboscada!..

La expresión de Jaime se volvió fria, escribiendo mientras echaba humo.

-Hemos sido traicionados por alguien entre nosotros!

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