CAPÍTULO 24

UN FRASCO QUE HIZO MAL A MI HIJO.

Rania caminó rápidamente entre los pasillos. Desde su muerte, ella nunca más había cruzado el ala del príncipe Samir, y volver a estos muros le traía recuerdos que ella no quería volver a tener en su cabeza.

Pero esto era urgente.

Se trataba de su nueva vida, de su hijo, de Hakim…

No se mostró ante la gente, más bien trató de pasar desapercibida, y se entremezcló por los salones, sabiendo que esta era la hora del té, y aprovechó para adentrarse en la habitación de Samir y Adilá.

La habitación estaba vacía y a ella casi se le sale el corazón cuando giró el pomo y cerró con mucho

cuidado. Pegó el rostro en la puerta, y tomó una aspiración larga.

Se giró en el momento viendo a todas partes.

La habitación estaba iluminada y el olor de Samir golpeó sus fosas nasales. Sabía que era su colonia porque en un pasado la adoró, pero Rania no perdió el tiempo y comenzó a revisar las gavetas, el closet de Adilá,

incluso en los enseres del baño, sin embargo, parecía que nada daba resultado.

Ella se tomó el cabello y volvió a la habitación buscando en cada rincón, y no se dio cuenta de cuanto había

pasado hasta que unos golpes resonaron en la puerta.

-Señora Adilá… permiso…

Rania se desesperó, pero no le dio tiempo de esconderse cuando una criada entró y la miró como si viera a

un fantasma.

-¿Señora Rania? -Rania respiraba con dificultad, pero alzó la mejilla.

No respondió a la criada y pasó por su lado apresurando su paso. Todo esto, hasta que cuando pensó que se había librado saliendo de la habitación, su peor pesadilla venía caminando por los pasillos.

Adilá y Samir, ambos, se quedaron estáticos en el puesto y Rania dejó de caminar.

-¿Qué hacías en mi habitación? -Adilá no midió su tono.

-Adilá… -Samir puso la mano en frente-. Rania……

Rania respiraba de forma rápida y pasaba los tragos.

-Te he preguntado. ¿Qué hacías en nuestra habitación?

-No me levantes la voz…

-Eres una descarada. -Adilá dio un paso y Samir se interpuso-. Responde Rania, ¡¿Qué hacías en mi habitación?!

Los criados estaban apareciendo, el pasillo se llenó rápidamente y en unos minutos, incluso la madre de

Ella no sabía qué hacer, lo único que le quedaba era acusarlas.

Y como lo predijo, el rey fue informado del gran escándalo que se suscitaba, y en minutos, ella lo vio entrar por el pasillo, colocándose a su lado como si le preguntara que pasaba ahora.

-Se callan todos… -el silencio le dio un poco de paz a Rania.

Pero la boca le temblaba.

-¿Qué sucede?

-Emir… he tenido mucha paciencia con Rania… -comenzó a Adilá.

-¿No pregunté si tienes paciencia o no Adilá? -Samir miró a su padre de forma seria.

-Debe haber un malentendido, padre…

-¿Malentendido? -Adilá se sacudió de su agarre-. He soportado las humillaciones de Rania… todos aquí presentes, lo hemos soportado… pero ¿Entrar en nuestras habitaciones? ¿Invadir nuestra privacidad? Pensé que correrme en plena cena del comedor cuando Samir estaba en negociaciones era lo peor, pero ¿esto? – Hakim frunció el ceño.

-¿Entrar en sus habitaciones? ¿Correr del comedor? -preguntó como si no lo creyera.

-Ella estaba saliendo de mi habitación… la vi con mis propios ojos… Samir también… -Acusó Adilá-. Emir, puede preguntarle a la criada…

-No necesito preguntarle a la criada… puedo preguntarle a Rania…

Las agitaciones de todos se podían escuchar. Y Rania se encogió cuando Hakim se giró hacia ella.

-¿Dime que está pasando? -Hakim se lo preguntó más cómo un susurro y Rania pasó un trago. Se le encogía el pecho al ver esa mirada, como si le suplicara que no volviera a golpearlo.

-Hakim Adilá… en el comedor, no había tenido tiempo de contártelo…

-¿Entraste a su habitación?

Rania asintió.

-Ella esconde algo… algo relacionado con lo que pasó con nuestro hijo.

Los murmullos se extendieron.

Pero al final, Adilá soltó una risa nerviosa.

-No sé de qué estás hablando, Rania. Deberías cuidar más de tu bebé en lugar de andar haciendo

acusaciones sin sentido.

-No jugaré a tu juego, Adilá. He escuchado cosas, he visto miradas cómplices entre tú y Yassira. Las escuché… yo escuché cuando ustedes dos estaban hablando… Yassira te preguntaba si había escondido

ese frasco… Dijeron que ahora sería más difícil…

2/4:

Adilá mantuvo su expresión serena.

-Estás delirando, Rania.

Rania se acercó con determinación.

-No intentes desviarme, Adilà. Si hay algo que afecte a mi hijo, lo descubriré.

Adilá mantuvo subresión imperturbable, pero la mirada desafiante de Rania dejó claro que la guerra entre ellas estaba lejos de terminar.

-¿Es eso cierto? -La voz de Hakim hizo callar todo.

-Emir… por favor. -Adilá lo intentó, y Hakim miró a Yassira.

-¿De qué estaban hablando ustedes cuando Rania las escuchó? ¿Qué tenían que esconder…? ¿De qué frasco se trata?

Y Yassira de la forma ms tranquila posible, dio un paso.

-Si es el frasco del que hablábamos, se trata de un medicamento mío, que no quería que Samir supiera para que no se preocupara… ¿Ahora somos las culpables del descuido de esta mujer? ¿Y no podremos tener ninguna conversación? Adilá es mi nuera… ¡La esposa de tu hijo!

-¡Ésta como tú le dices, es mi esposa! -Hakim gritó.

-Pues ya está, señor… si usted cree en ella, más que en todos nosotros. -Yassira los señaló a todos, y por el momento, Zulema ya se había retirado-. Pues bien… yo también pienso que es mejor que busquen en todo el palacio de lo que ella habla… porque ¿quién nos dice que no es ella misma la que pone en peligro a su

hijo?

Rania sentía la ira en sus venas.

Y Yassira sonrió para sí misma cuando Hakim se giró hacia Rania, saboreando la anticipación de los eventos

que se avecinaban.

Él se sentía perdido, demasiado era este alboroto, y no entendía cómo Rania no podía estar fuera de los problemas aun con su hijo enfermo.

-Rania por última vez te pregunto…

Y ella negó.

-Hay un frasco aquí en el palacio es el que se usó para colocarle algo en el biberón de mi hijo, Hakim…

estoy segura.

-Pues apoyo que lo busquen, Emir… estamos cansados de las calumnias… -Yassira siguió detrás de sus espaldas-. También estamos en un hilo por Omar con todo esto, y a decir verdad, es un insulto el que Rania incluso invada nuestra privacidad…

Hakim apretó la mandíbula, y vio cómo Rania se limpiaba una lágrima. Le quitó la mirada de encima, y

mandó a llamar a Mahir.

3/4

-Señor a sus órdenes.

-Todos los que están aquí, irán al salón principal. Mientras todos los guardias del palacio revisaran

habitación por habitación, y rincón por rincón, hasta que consigan dicho frasco del que Rania acusa estaban afectando a mi hijo.

Mahir miró a Rania, y luego al Emir.

-Sí, señor… ahora mismo doy la orden.

Rania, aún estaba llena de dudas, la tranquilidad de Yassira solo la hacía temer, y la confianza que alguna vez tuvo en Hakim tambaleaba, no sabía que iba a pasar a continuación, pero ella no pudo cruzarse de

brazos, e iba a proteger a su hijo a cualquier costo…

4

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