Sr. Ramos, su multimillonaria esposa quiere el divorcio
Sr. Ramos su multimillonaria osa quere el divorcio Capítulo 372

Capítulo 372

Sí, concreta la hora y el lugar y mándamelo al móvil.

Al colgar, Natalie llamó a Leonardo.

-Esta noche voy a cenar con el señor Ruiz, no hace falta que vengas a recogerme.

Tras unos segundos de silencio, llegó la voz descontenta de Leonardo: -¿Fausto?

—Voy contigo.

La mano de Natalie, que daba vueltas al documento, dio un respingo y frunció el ceño: –Hablaremos de negocios y es inconveniente que estés allí.

Leonardo no dijo nada, pero tampoco colgó.

Al notar que estaba descontento, Natalie dijo con impotencia: -Realmente se trata de negocios, y volveré en cuanto terminemos, ¿de acuerdo?

-Entonces tienes que volver antes de las nueve, ¡y no bebas!

Natalie sonrió: -Vale, lo que tú digas.

A las seis de la tarde, Natalie llegó al restaurante con el que había quedado.

Después de sentarse frente a Fausto, sonrió y dijo: -Había un poco de tráfico, llego tarde. Lo siento.

Fausto le dio el menú y le dijo: -No llegas tarde, yo he llegado temprano.

Natalie cogió el menú y pidió dos de sus platos favoritos y se lo pasó a Fausto.

Nunca he estado en este restaurante, puede pedir más.

Al notar el distanciamiento de Natalie, Fausto se quedó un poco desesperado, pidió dos platos y le entregó la carta al camarero.

Eso es todo.

Cuando el camarero se marchó, Fausto miró a Natalie y le dijo: -¿Cómo están Leo y tú?

—Estamos bien. Señor Ruiz, hablemos de cooperación. La forma actual de cooperación de MY con las marcas es principalmente suministrar los productos, ellos compran nuestro diseño y productos, pero por lo que sé, Grupo Ruiz tiene

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Fausto asiente, -Bueno, estamos tratando de ampliar el mercado y tenemos poco tiempo, así que necesitamos trabajar con otras empresas.

-Bueno, señor Ruiz, puede hablarme de las necesidades concretas.

Durante la comida, los dos siguieron hablando de trabajo y, sin darse cuenta de que ya eran más de las nueve.

Natalie no se dio cuenta de lo tarde que era hasta que llamó Leonardo.

Al conectar, Leonardo preguntó disgustado.

-¿Dónde estás ahora?

Natalie estaba un poco nerviosa, -En el restaurante, pero ya casi hemos terminado. Ahora vuelvo.

Al colgar el teléfono, Natalie miró a Fausto y le dijo: -Señor Ruiz, me alegro de hablar contigo, sobre algunos detalles de la cooperación, hablemos de ello otro día.

Fausto sonrió amablemente, -Bien.

Los dos salieron juntos del restaurante, Fausto subió al coche pero no lo arrancó, sino que observó como el coche de Natalie desaparecía y lo puso en marcha para irse.

Natalie regresó al chalet a las diez de la noche.

Cuando abrió la puerta, vio a Leonardo sentado en el sofá, enfadado, como si le debiera dinero.

Natalie sabía que era culpa suya, se cambió de zapatos y fue a sentarse a su lado, y le dijo: Lo siento, se me olvidó la hora cuando hablaba de negocios, la próxima vez…

Antes de que pudiera terminar la frase, Leonardo la besó.

Sintiendo hoy su diferente dominio, Natalie alargó la mano, la enganchó en su cuello y tomó la iniciativa de besarle.

Al final del beso, Natalie ya estaba blanda y sin energía, y sólo pudo recostarse en el pecho de Leonardo para recuperar el aliento.

Una voz gélida y dominante le llegó desde encima de la cabeza.

-¡A partir de ahora mantente alejada de Fausto!

Natalie estaba un poco insatisfecha, se sentó y lo miró, -MY y el Grupo Ruiz

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amigo, ¿qué crees que tendremos? a

El rostro de Natalie seguía sonrojado y sus ojos lo miraban con ira en su rostro.

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