Capítulo 105 ¿No te gusta ella en absoluto?

Esa noche, Victoria y Alejandro le transmitieron a Griselda el mensaje de Benedicto. La anciana tenía un buen estado de ánimo durante el tiempo que permaneció en la casa. Su aspecto era más saludable que cuando se encontraba en el asilo y también estaba mucho más animada. Al ver que ambos iban juntos a hablarle de eso, asintió alegremente, sin miedo.

-¿Un examen mañana? Claro, no hay problema.

Griselda se encontraba de buen humor en ese momento. Seguro estaba disfrutando del bullicioso ambiente de afuera, por eso queria terminar con lo de la cirugia lo antes posible y recuperarse pronto. Victoria, por su parte, se sintió aliviada al oirlo.

-Pareces contenta, abuela.

-Lo estoy. -Griselda le tomó la mano, suspiró y habló-: Pensé que me quedaría en el asilo para siempre. Sin embargo, no me arrepiento; aunque muera en la mesa de operaciones volvería a salir y disfrutar la vida antes de la cirugia.

Victoria se alegró en un principio por las palabras de Griselda, pero enseguida palideció al oir esa última frase.

-De qué estás hablando, abuela…

Sin embargo, no había ni un atisbo de tristeza en los ojos de Griselda. Entonces, miró a Alejandro y le hizo un gesto para que se acercara. El dio un paso adelante con una expresión seria.

-No digas algo tan fatídico, abuela. La cirugía será un éxito y podrás salir más.

-No me estoy trayendo mala suerte. Por supuesto, espero que la cirugia salga bien, pero los accidentes ocurren.

La expresión de Alejandro se tornó sombría. -No sucederá nada malo insistió.

-De acuerdo, de acuerdo. -Griselda sonrió y comentó-: De todos modos, si me ocurre algo, ambos deben llevar una buena vida. No estén tristes por mi y no se peleen. Ale, tú eres el hombre en esta relación, deberías ser más considerado con Victoria. Las mujeres deben enfrentarse a los mayores obstáculos. ¿Me entiendes?

¡Plaf! De forma inesperada, Victoria comenzó a llorar. Como estaba apoyada al lado de Griselda, las cálidas lágrimas cayeron en la mano de la anciana.

-Victoria…

La gran señora se quedó pasmada mirándola.

-Abuela… La joven apretó el rostro contra la mano de Griselda mientras la abrazaba con fuerza. Por favor, no digas palabras tan desalentadoras. La cirugia será un éxito y podrás seguir disfrutando de la belleza del mundo. Además, Alejandro y yo discutimos mucho. Necesitamos

1/3

que

medies, así que, por favor, no dejes que te suceda nada, ¿de acuerdo? –Tenía los ojos llorosos.

Al principio, Griselda solo contemplaba las posibilidades. De hecho, últimamente tenía un estado de ánimo saludable. Antes se arrepentia de algunos asuntos, pero en esos momentos se daba cuenta de que no tenía mucho de qué arrepentirse. Estaba tranquila cuando dijo aquello. Nadie quería morir antes de tiempo, pero si la muerte era inevitable, Griselda la aceptaría con el corazón en paz. En definitiva, la muerte no era tan aterradora. Sin embargo, nunca pensó que sus palabras harían llorar a Victoria de una manera desconsolada.

Griselda siempre supo que los sentimientos de la joven hacia ella no eran el afecto habitual que alguien tendría por su abuela politica. Victoria creció apegada a ella y siempre confiaba en la anciana. Poco a poco, notó que la muchacha tenia un sentimiento especial hacia ella. Solo después de averiguar se enteró de que Victoria habia crecido sin su madre. Entonces, la anciana se dio cuenta de una posibilidad: la joven podría haberla considerado una mujer mayor a la que podia confiarle sus emociones. Fue ese día cuando Griselda se dio cuenta de lo profundos que eran los sentimientos de Victoria hacia ella.

-Abuela… —Empezó a sollozar, dado que Griselda no le contestó.

-Está bien, está bien. -Se apresuró a persuadirla. Sintió mucha ternura mientras murmuraba-: Ya no diré más esto. Deja de llorar, ¿si?

Por consiguiente, Griselda terminó siendo la que seguía consolando a Victoria. Le costó bastante poder calmarla. Después se dispuso contenta a ir a la habitación a dormir tras decirle a la joven pareja que volvería a estar allí a la mañana siguiente.

-Muy bien. -Le palmeó a Victoria la nuca-. Buenas noches, querida. Es hora de que descanses.

Cuando Victoria se marchó, Griselda le lanzó una mirada penetrante a Alejandro.

-¿Has discutido mucho con ella estos dias?

-Ella solo se burlaba de ti. ¿Le creíste? -explicó tras hacer una pequeña pausa.

-¿Crees que como soy anciana no puedo darme cuenta del asunto entre ustedes?

Alejandro se limitó a preguntar con calma:

-¿De qué asunto estás hablando?

-¡Buf! Tú deberías saberlo. Como él no decía nada, preguntó de nuevo-: ¿Es por Claudia?

Para sorpresa de Alejandro, la abuela había acertado con lo que dijo, lo que provocó un notable cambio en su expresión.

-Claudia ocupa un lugar especial en tu corazón porque te salvó la vida. -En cuanto Griselda vio que movía los labios como si quisiera negarlo, continuo- No te apresures a decir que no. Tengo la capacidad de darme cuenta. Solias tener muy buena relación con Victoria, pero estos dias te has encontrado con un problema tras otro, ¿verdad? Debe haber una razon para eso. Al principio pensé que era una discusión simple entre ustedes, pero cambie de opinion cuando vi a Claudia

2/3

aquel dia. —En ese momento hizo una pausa de manera deliberada y se tomó su tiempo antes de volver a hablar-: Claudia estuvo aqui por ti la noche que volvimos del asilo, estoy en lo cierto? -Alejandro no respondió. Después de todo, las mujeres que formaban parte de la familia Calire no eran crédulas. Griselda suspiró al notar el silencio de su nieto-. Justo lo que pensaba, ¿Ella espera algo más de ti solo porque te salvó la vida? Debe estar delirando.

Alejandro frunció el ceño y defendió a Claudia de forma instintiva.

-No lo está, abuela.

Al oír eso, Griselda, que hasta ese momento había mantenido una expresión tranquila, no pudo evitar cambiar su expresión mientras su tono se tornaba más severo.

-Entonces, ¿eres tú el que tiene ilusiones? -Alejandro no dijo nada al respecto-. ¿Te das cuenta de tu situación actual? Eres un hombre casado, sin embargo, estás involucrado con otra mujer. ¿Cómo crees que se siente Victoria?

Alejandro apretó los labios en una linea recta y guardó silencio. La mirada de Griselda se tornaba más feroz cuanto más lo miraba. Aquella aura y aquella mirada no eran propias de una persona mayor y mucho menos de alguien que estaba a punto de someterse a una cirugia.

-Dime con sinceridad, Alejandro. ¿No te gusta Victoria en absoluto? -le preguntó.

El se quedó paralizado al oír aquello. -¿Que si me gusta?–. Había un atisbo de confusión en su mirada. Dicho eso, ¿cómo la astuta mujer podía no discernir las emociones en los ojos de su nieto? Pero en el momento en que comprendió lo que él sentia, se enfadó tanto que apenas podía hablar. No obstante, inmediatamente después, pensó en algo que hizo que su enfado desapareciera. Griselda lo vio crecer.

ella.

La principal razón por la que le gustaba tener a Victoria como nieta politica era, en definitiva, por el propio Alejandro. Ella no habría contemplado la idea de que ellos estuvieran juntos si no hubiera visto lo bien que su nieto trataba a la muchacha o lo mucho que se preocupaba por Al fin y al cabo, Victoria era una joven excepcional. Si iba a casarse, deberia hacerlo con alguien a quien amara de verdad y correspondiera a sus sentimientos. Griselda volvió a suspirar al

pensar

en eso.

-Han pasado tantos años, Alejandro. No me digas que aún no sabes lo que quieres.

3/3

Tip: You can use left, right keyboard keys to browse between chapters.Tap the middle of the screen to reveal Reading Options.

If you replace any errors (non-standard content, ads redirect, broken links, etc..), Please let us know so we can fix it as soon as possible.

Report