Todo Por Amor By Victoria Selva Novel -
Capítulo 112
ítulo 112 Probarse a sí mismo
Elena se puso de pie.
-¿Todavía está abajo? Lo echaré. De verdad, qué presumido delirante.
Justo cuando estaba por salir de la habitación, Claudia la llamó.
-Espera.
-¿Claudia?
-Déjalo entrar -dijo de forma amable, sonriendo, para sorpresa de Elena.
Todas en la habitación quedaron sorprendidas y se quejaron al mismo tiempo.
-Claudia?! -gritaron.
-¿Te olvidas lo que te hizo? -exclamó-. Cristóbal Duarte es un rufián. Si lo dejas entrar, él…
-Elena… la interrumpió en voz baja-. Sin importar lo que me hizo, ahora estoy herida. Si lo sabe y vino a verme al hospital, eso quiere decir que le importo. ¿No debería estar conmovida de que alguien me demuestre que se preocupa por mi? ¿Cómo voy a echarlo?
Todas estuvieron en desacuerdo con esa idea.
-Claudia, no le importas, le gustas. Si lo dejas pasar, solo empeorará. Ignorémoslo, ¿sí?
-Si, Claudia. Sé que eres tan buena que piensas que es amable por venir a verte, pero ¿por qué lo haría a menos que tuviera otras intenciones en mente?
-Sé más fuerte. ¿Y si te hace algo?
Sin embargo, Claudia era terca ese día.
-No me haría nada. Sé que están preocupadas por mí, pero de verdad está aquí para verme. Dejen que entre. Al ver que iban a seguir protestando, sonrió y añadió-: Bueno, ya tomé una decisión. Puede detenerse.
Cuando se dieron cuenta de que no había forma de convencerla, no tuvieron opción más que llamar a Cristóbal. Aun así, eso no evitó que se quejaran mientras iban.
-¿Qué sucede con Claudia? Odia a Cristóbal, ino? ¿Por qué lo deja entrar?
-Tal vez cambió de parecer por lo mal que está. De algún modo, eso la hace pensar que de verdad está aquí para verla.
-Ay, no la entiendo.
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Bajaron las escaleras para ver que Cristóbal todavía esperaba con un ramo floral. Era un matón, alguien que conocía a Claudia de la escuela, pero que había abandonado hacía mucho tiempo. Sin embargo, continuó molestándola después de dejar. Solo se detuvo cuando ella se mudó al extranjero a donde no podia seguirla. En el último tiempo, de algún modo se había enterado de que había regresado y volvió a acosarla.
Era bastante atractivo, pero con un padre alcohólico, una madre que trabajaba como masajista, y él sin trabajo, ¿quién querría salir con él? Por su parte, Claudia era la hija de alguien adinerado y poderoso, por lo que todos aceptaban lo que decía. En breve, lo llevaron a la habitación de Claudia. Había estado encantado de escuchar que le habían dado permiso para verla, así que las siguió de cerca con el ramo llamativo y vulgar.
Cuando Cristóbal entró, vio que la mujer estaba sentada en la cama; lucía miserable con la cabeza cubierta con unas gasas gruesas.
-¡Claudia!
En un principio, quiso acercarse por el entusiasmo, pero considerando que tal vez ella se había escapado al extranjero durante años porque había sido demasiado entusiasta con el cortejo, decidió quedarse en el lugar mientras la miraba. La forma apasionada en la que la miraba le desagradaba a Claudia. Cada parte de él, incluido el supuesto atuendo a la moda que había elegido, le parecía repulsivo. Nunca permitiría que alguien como él se acercara a ella si no fuera por su objetivo.
-¿Cómo te lastimaste, Claudia? ¿Estás bien? T–te compré un ramo. ¿Te gusta? También iba a traerte fruta, pero no estaba seguro de si te gustaban
dijo.
Hablaba de forma cautelosa y dubitativa. A ella le parecía que la voz era chirriante. Era demasiado ronca, vulgar y muy insegura. Aun así, reprimió su desagrado y forzó una sonrisa.
-Estoy bien. Está bueno que esté aquí, no tenía que comprarme nada —dijo.
-¿Cómo voy a venir a verte con las manos vacías? Eso seria grosero – respondió.
Se reflejaba desprecio en los rostros de las demás personas de la habitación.
-Nadie te pidió que vinieras con las manos vacías, pero deberias al menos haber traído algo agradable. Mira las flores que compraste, son feas y vulgares. ¿Las encontraste al costado de la calle? -comentó alguien.
-Sí, ¿cómo puedes visitar a Claudia con ese ramo? -dijo alguien más de forma desdeñosa.
Los comentarios despectivos hicieron que se le ensombreciera la mirada y apretó el ramo con más fuerza.
-Por favor, deténganse. Es bueno que haya estado dispuesto a venir a verme. Señor Duarte, puede venir con las manos vacías la próxima vez. No tiene que comprar nada especial–dijo Claudia, frunciendo los labios, al notar el movimiento.
Como era de esperar, la mirada sombría desapareció en cuanto ella habló.
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-Bueno–respondió de forma dulce.
-¡Claudia!
Las demás la miraron en desacuerdo. Ella las ignoró y continuó conversando con él alegremente. Mientras más duraba la conversación, más la admiraba Cristóbal. Como era de esperar, la mujer que había elegido no era como las demás, ya que no lo menospreciaba para nada; era muy diferente. Todas pensaban que Claudia se comportaba de forma extraña. Después de todo, hablaba con Cristóbal, quien era un matón. Intercambiaron miradas y decidieron centrar la atención en él.
Bueno, ya la viste. Tiene el ramo, así que deberías irte ahora -dijo una de ellas.
-Yo…
-¿Qué? Solo te dejamos entrar para que la veas. ¿Creias que te ibas a quedar? Mirate. ¿Crees que eres digno de ella? -interrumpió alguien más.
-Basta. Detenganse… iay! -Claudia de repente se cayó de costado y gritó por el dolor.
-¡Claudia!
Todos corrieron, preocupados.
-¿Estás bien? ¿Es la cabeza?
Con los ojos cerrados y el rostro pálido, Claudia sacudió la cabeza mientras se apoyaba en los brazos de Elena. Le llevó un momento antes de volver a forzar una sonrisa.
-Estoy bien, no tienen que preocuparse por mi —dijo.
Su apariencia débil hizo que sus amigas apretaran los puños, enojadas.
-Todo es culpa de Victoria Selva. Si no te hubiera empujado, no estarías lastimada; incluso vas a tener una cicatriz ahora.
Claudia volvió a sacudir la cabeza débilmente.
-Todo ha quedado en el pasado. Por favor, perdónenla.
Cristóbal entreçérró los ojos mientras procesaba lo que había escuchado.
-¿Qué dijiste? ¿Quién empujó a Claudia?
La mujer quedó paralizada.
-Victoria Selva, era una de nuestras compañeras. La has visto antes, Cristóbal -respondió alguien cuando Claudia estaba por hablar.
El comentario hizo que Cristóbal recordara. Con Claudia todavía en sus brazos, Elena esbozó una
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sonrisa como si se le hubiera ocurrido algo.
-Sigues afirmando que te gusta Claudia y qué harías lo que fuera por ella. Ahora tienes la posibilidad de demostrarlo. Victoria es quien la lastimó. ¿No deberías hacer algo al respecto?
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Capítulo 114 Reprímelo por ahora
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