Todo Por Amor By Victoria Selva Novel -
Capítulo 72
Capítulo 72 Cambio de apetito
Como Victoria no dejaba de hablar, Alejandro se dio cuenta de que no podía inventar una respuesta a todo lo que ella decía. Sabía lo asombrosa que era Victoria con sus palabras. Cuando la llevó a negociar por primera vez, se mostró tímida, ya que nunca había vivido una situación así a una edad tan temprana. Sin embargo, a medida que participaba en cada vez más casos, comenzó a desenvolverse mejor y era capaz de hacerse cargo de la situación de una manera rápida.
Asimismo, reaccionaba con rapidez y tenia capacidad de pensamiento crítico. De ese modo, podia superar a su oponente. Por ejemplo, en ese momento estaba utilizando el mismo método contra él, por lo que Alejandro se dio cuenta de que no sabía qué decir. Después de todo, Claudia. había ido a buscarlo e incluso llevaba la ropa de Victoria. Al ver que guardó silencio, esta sonrió de una manera poco amigable.
—¿Por qué estás callado, Alejandro? Piénsalo. ¿Cómo te sentirías si trajera a otro hombre a casa y le dejara usar tu ropa?
El permaneció en silencio. La sola idea de que Victoria llevara a otro hombre a la casa lo enloquecia, pero… Como sabía que había ganado la discusión, ella lo apartó, tomó su portátil y se marchó. Cuando regresó a la habitación, respiró aliviada. «Alejandro debe estar estupefacto por lo que le dije. Estoy segura de que no hará más preguntas. Todo está bien mientras mi secreto esté a salvo conmigo.. Luego, guardó el portátil y bajó a la cocina a buscar algo de comer. En ese momento, el chef estaba preparando los ingredientes para el almuerzo. En cuanto la vio, la saludó de inmediato. Victoria miró a su alrededor y asintió:
-¿Preparó algún refrigerio esta mañana, señor Camacho?
-Si.
Andrés, el chef, enseguida se dio vuelta y abrió el armario que tenía detrás. Después, sacó unos bocadillos para Victoria. A ella se le iluminaron los ojos cuando vio que el plato estaba repleto del bollos de crema. Al ver su mirada, Andrés supo que había hecho los bocadillos correctos; por ello, sonrió y dijo:
-Tome, señora Calire. Haré más por la tarde si le gustan. Sin embargo, consumir muchos alimentos dulces al día no es sano, así que prepararé otros refrigerios.
Victoria no se negó, ya que se moría de hambre. En esos momentos, perdia el apetito cada vez que veia alimentos grasosos o crudos. No obstante, tenía antojo de dulces. Nunca anhelé tanto los
postres como ahora. Los ojos de Victoria reflejaron ternura mientras pensaba en ello. «A mi bebé le deben gustar mucho los dulces. Cielos, debo estar atenta cuando dé a luz. Tengo que vigilar su ingesta de dulces. Después, salió de la cocina con el plato de refrigerios de buen humor. Tan pronto como los demás la vieron salir, rodearon a Andrés.
-¿La señora Calire acaba de llevarse un plato de bocadillos, señor Camacho?
Andrés asintió con la cabeza sonriendo.
-Parece que le gustan los postres de hoy. Preparen un poco de harina y fruta. Haremos algunos
refrigerios para ella.
-De acuerdo. Aunque, isabe por qué la señora Calire tiene un cambio tan grande en sus preferencias de comidas, señor Camacho? Recuerdo que a ella no se le antoja lo dulce.
-Qué pregunta más tonta. Las preferencias de la gente cambian con los años. Esto es
comun
-No estoy diciendo que esto no sea común para la señora Calire, señor Camacho. Solo digo que ella tiene un antojo diferente porque… -El empleado sonrió de forma misteriosa.
-¿Por qué? -Andrés lo miró confundido.
-¿Puede ser que esté embarazada? Al oirlo, Andrés se quedó sin palabras-, Mmm… Solo estoy suponiendo. Al fin y al cabo, el fumet de pescado que guisó estaba delicioso. No senti ningún olor extraño cuando les servi. Sin embargo, la señora Calire tuvo una fuerte reacción después de olerlo. Mi cuñada tiene la misma reacción que ella. No soporta el olor de los alimentos crudos y es más sensible que nosotros. No solo eso, también tuvo un cambio de preferencia de alimentos.
Cuanto más escuchaba Andrés, más sorprendido estaba. En definitiva, le parecia que el empleado tenia razón. -Si la señora Calire está embarazada, itendré que cambiarle la comida!», pensó. Luego de comer los postres, Victoria se palmeó el estómago con satisfacción. -¿Cómo no me he dado cuenta de que todo esto sabia delicioso? Parece que mi bebé es un aficionado a la comida-.
-Te gusta comer—susurró Victoria mientras se palmeaba el estómago de nuevo con suavidad.
Como el bebé aún era pequeño, su vientre era plano. Por lo tanto, era evidente que no respondería a sus palabras. Sin embargo, a Victoria le gustaba hablarle. Al cabo de un rato, estaba agotada, por lo que se cepilló los dientes y se fue a la cama. Al principio, quería descansar un breve momento, pero cuando se despertó y miró la hora, ya eran las dos de la tarde. En ese instante, se levantó rápido. -¿Qué? ¡Me he quedado dormida!». La habitación estaba en silencio, así que de prisa se puso otra muda de ropa y bajó las escaleras. No obstante, no había nadie alli. En cuanto los sirvientes la vieron, la saludaron.
-Ya se despertó, señora Calire.
-Si. Ya se ha despertado la gran señora Calire? -Victoria miró a la sirvienta.
-Si, también almorzó. Justo cuando Victoria iba a preguntar por el paradero de Griselda, la sirvienta tomó la iniciativa y dijo: El señor Calire la ha sacado.
-¿A dónde fueron?
-Oh… No estoy segura de eso.
Para ser honesta, Victoria estaba preocupada ya que Alejandro era un hombre descuidado; temia que no supiera cómo cuidar de Griselda. Antes de que pudiera sacar el teléfono y llamarlo, la
sirvienta señaló:
-Acaba de levantarse, señora Calire. ¿Por qué no come algo antes?
Tan pronto como Victoria oyó la palabra comes, sintió hambre,
-Supongo que almorzare primero.
-Le dire al chel que recaliente la comida.
Victoria se sentó en la mesa del comedor y, mientras esperaba a que llegara la comida, sacó el telefono y le escribió un mensaje a Alejandro que decía: ¿Dónde están?, Justo cuando estaba a punto de enviarlo, recordo de repente la discusión que habían tenido antes. ¿Pensará que estoy intentando fastidiarlo en cuanto vea el mensaje? Al fin y al cabo, peleamos hace un ratos, Tras pensar en ello, cambió el mensaje y escribió: ¿Dónde has llevado a la abuela?, Después de editar el texto, estaba contenta con lo que redactó y se lo envió.
Antes de que Alejandro respondiera, Andrés ya había colocado todo en la mesa. Cuando vio la comida servida, se dio cuenta de que eran porciones ligeras. En ese momento, se sobresaltó. Aunque había tenido una fuerte reacción esa mañana, no les había dicho nada a los chefs. En definitiva, tenia que mantener su embarazo en secreto; además, no se quedaría allí mucho tiempo. Por consiguiente, decidió dejarlo como estaba; aunque nunca esperaría que los chefs. fueran tan considerados. Apenas Andrés se acercó, ella le susurró con vacilación:
-La comida parece diferente, señor Camacho,
Andrés era un hombre honesto. Al oirla, sonrió y respondió:
-La hice especialmente para usted, señora Calire.
Victoria se preocupó tras escucharlo.
-¿De qué está hablando?
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