Capítulo 32 ¿Desde cuándo es fácil devolver un favor?

Fue entonces cuando Victoria quedó en deuda con esa mujer. Además, descubrió lo crucial que era la llamada de Claudia cada vez que salia a pedir ayuda a los demás. En ese momento, los Selva. perdieron todas sus propiedades excepto esa casa. En cuanto empezaron a recuperarse, Victoria tenía la intención de venderla para reunir fondos para que su padre pudiera retomar su compañía. Sin embargo, Antonio declinó su sugerencia y le ordenó con severidad:

-Puedes hacer lo que quieras con la casa. Ya que pude montar mi compañía desde cero en aquel entonces, puedo volver a hacerlo ahora. Deberías hipotecarla a esa gente y utilizar el dinero para invitar a Claudia a comer. Luego, mira a ver si hay algo en lo que puedas ayudarla para poder devolverle el favor cuanto antes.

-Padre…

-¿Desde cuando es fácil devolver un favor?». Antonio le acarició la cabeza y sonrió de manera cálida.

-Aunque lo pierda todo, no puedo dejar que mi querida hija se incline ante su rival en el amor, asi que no te preocupes. Saldré adelante; de hecho, me he puesto en contacto con uno de mis amigos. El nos ayudará si se lo pido.

-No, estás mintiendo». Victoria escuchó la llamada y sabía que esa persona se negaba a ayudarlos. El amigo del que hablaba había recibido ayuda de Antonio antes. No obstante, se negó a ayudar al señor Selva en un momento tan critico. «Es un desagradecido ingrato». Su padre le había mentido para que no se preocupara por él; además, no quería que su hija le debiera a Claudia más de lo que le debia. Después de estar en silencio durante un rato, ella levantó la cabeza, mostrando una mirada lamentable mientras hablaba en un tono bajo:

-Padre, ¿qué tal si buscamos al señor Calire?

En cuanto dijo eso, él enseguida mostró una expresión sombría.

-¡No podemos! No mencionemos el hecho de que Adrián todavía no sabe nada de esto, porque, aunque lo sepa, seguro que nos ayudará sin que yo se lo pida. Cariño, has pensado en lo que harías luego de que aceptemos su ayuda? La hija que crie es la mejor joven del mundo y not quiero verla inclinarse ante nadie. No te preocupes; aunque no tenga dinero, encontraré la manera. Solo llevará un poco más de tiempo, así que tendrás que esperarme, ¿de acuerdo?

Esa noche, Victoria volvió a la habitación y lloró tanto que se le hincharon los ojos. Después de eso, no hipotecó la casa, sino que la vendió. Luego, transfirió el dinero a la cuenta de Antonio. Apenas salió del banco, sacó el teléfono y se quedó mirando la foto de ella y Alejandro. Tal vez mis sentimientos por él no son tan fuertes como pensaba. Necesito este dinero. Resulta que, en realidad, nada puede superar las dificultades.

Victoria y Sabrina permanecieron juntas durante dos horas antes de despedirse. Durante el viaje de vuelta a casa, Victoria contó en silencio los días que le quedaban antes de divorciarse. Cuando visité a la abuela hace un tiempo, estaba muy bien. Los médicos estiman que podrá operarse dentro de un mes. Una vez que la operaran y se recuperara durante un tiempo, Alejandro y yo

podríamos terminar por fin este matrimonio, y él podría cumplir su promesa con Claudia. Ella es más gentil y amable que yo; además, viene de una familia mejor que la mía, así que también le agradará a la abuela. Tendrán un gran futuro juntos y no necesitarán que me preocupe por nada.

-Señora Calire. -El chofer miró a Victoria por el retrovisor y se dio cuenta de que parecía un poco ida, asi que le recordó-: ¿En qué momento visitará hoy a la gran señora Calire? -Al oir eso, se quedó atónita y despertó de su aturdimiento. Tras notar que parecía un poco perdida, él let recordó de nuevo-: Hoy es domingo.

En cuanto oyó aquello, Victoria volvió en sí y murmuró:

-¿Ya es domingo?

-El tiempo ha pasado muy rápido». Como ambos estaban ocupados con el trabajo, Griselda solo les permitía visitarla los domingos y se enfadaba con ellos si iban cualquier otro día. Durante esos dos años, Victoria y Alejandro la visitaban los domingos. Como Alejandro se embriagó tanto ayer y se fue a casa con Claudia, tal vez ahora….

-¿Necesita que llame al señor Calire? -preguntó el chofer.

-No hace falta. Está ocupado contestó inconscientemente. Él no respondió, así que ella. continuó-: Iré por mi cuenta.

Al final, Camilo solo pudo asentir y marcharse. Como llevaba mucho tiempo trabajando para los Calire, había notado algo extraño en el ambiente de la casa y había oído algunos rumores. Ya que veía cómo se comportaba Victoria, sentía pena por ella. Sin embargo, solo era chofer y no tenía derecho a preocuparse por esos asuntos.

En el mejor asilo de Génovez, cuando Victoria llegó, una de las enfermeras la saludó sonriendo y le dijo:

-Señora Calire, ha llegado. La gran señora Calire nos estaba hablando de usted. Mi colega y yo le propusimos que bajara a dar un paseo, pero ella se negó, diciendo que quería esperarla en su habitación para que usted no tuviera que esperarla.

Al oir eso, Victoria no pudo contener la risa.

-En realidad, me parece bien esperar un rato.

-Es sobre todo porque solo viene a visitarla una vez a la semana, así que ella aprecia mucho el momento que pasa con usted y piensa que cuanto más tiempo pueda disfrutar de su compañía, mejor respondió el personal de enfermería.

Victoria se sorprendió al oir eso y se quedó estupefacta un momento antes de intuir que algo iba

mal.

-¿Está bien emocionalmente?

-Desde mi punto de vista, está bien. Ha estado tranquila, sin altibajos.

-¿Qué tal sus hábitos alimenticios y de descanso? -preguntó Victoria después.

-Creo que todo está igual que siempre.

-Gracias-asintió-. Pero aún tengo que molestarlas para que me ayuden a verificar sus recientes hábitos de sueño y alimentación..

-Claro, no hay problema. Le echaré un vistazo -prometió una de las enfermeras tras asentir.

-Gracias.

Tras agradecerles de nuevo, Victoria se dio vuelta y se dirigió a ver a Griselda. Mientras tanto, con la ayuda de su cuidadora personal, la anciana había vuelto a su habitación y en ese momento descansaba en la cama, esperando a que su nieta politica y su nieto fueran a visitarla. Aunque había envejecido y mostraba signos de vejez, no había perdido su elegancia y tranquilidad. Llevaba el cabello canoso recogido y un vestido de algodón de aspecto delicado y cálido. En cuanto oyó unos pasos procedentes del exterior, Griselda mostró una expresión alegre y de emoción que no se correspondía con su edad.

Ya es hora, así que Victoria y Alejandro deben estar viniendo a verme.

Justo cuando terminó de hablar, una figura familiar y esbelta apareció en la puerta.

-Victoria -dijo con una gran alegria-. Viniste.

La joven se acercó corriendo y se detuvo ante Griselda.

-Abuela. Me alegro de verte.

-Yo también me alegro de verte.

Al sentirse tan feliz, la gran señora enseguida le tomó la mano. Sin embargo, su sonrisa desapareció inmediatamente después de tocar a Victoria; luego, se mostró sorprendida y preocupada.

-¿Por qué tienes la mano tan helada? ¿Tienes frio? -Antes de que la joven pudiera responder, Griselda empezó a regañarla-: Estás delgada y no soportas el frío. ¿Cómo puedes llevar tan poca ropa con este clima? ¿Dónde está Alejandro? ¿Así es como te cuida? Al mencionar a su nieto, por fin se dio cuenta de algo-. Hablando de eso, ¿dónde está?

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