Tras mi renuncia el CEO luchó por mi amor por Isa Melodía -
Tras mi renuncia el CEO luchó por mi amor Capítulo 8
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El Dr. Fonseca apartó la mirada, se volvió hacia Ximena, obedeció y se marchó, Eduardo sabía que no era el momento adecuado para quedarse allí, así que se dirigió discretamente hacia el ascensor para esperar.
El silencio entre los dos hizo que Ximena se sintiera incómoda por completo. Abrió la boca y dijo: Señor Méndez…
-¿Crees que este comportamiento tuyo logrará algo?-Antes de que Ximena pudiera terminar, Alejandro la interrumpió bruscamente. Se volvió hacia ella y sus ojos reflejaban un claro tono de burla. -¿Crees que obtendrás mi compasión fingiendo ser una pobre víctima?
Ximena quedó desconcertada.
Señor Méndez, no entiendo a qué se refiere.
Alejandro la miró desde arriba con su imponente altura, su hermoso rostro mostraba un frío glacial. Su mirada estaba tan afilada como el hielo fino, y su tono era helado. -¿No te parece infantil tratar de ganar simpatía con tácticas lastimeras? ¿O es que toda la plata que obtuviste de mí no fue suficiente y ahora quieres seducir a un médico para que trate a tu madre gratuitamente?
Las palabras de Alejandro eran como cuchillos, clavándose implacablemente en el corazón de Ximena. Le dolían tanto que casi la dejaron sin aliento. ¿Cómo podría fingir estar enferma si ni siquiera sabía que lo estaba? +
¿Eran falsos gestos cálidos de ayer? ¿Desde el principio hasta el final no era más que una mujer codiciosa y vulgar a sus ojos?
Ximena apretó sus manos, luchando por mantener la compostura. Con una sonrisa, respondió: -¿Qué tipo de respuesta esperaba, Señor Méndez?
Su respuesta distante y en un tono de secretaria aumentó aún más la frustración de Alejandro. Dio un paso hacia Ximena, sus ojos agudos como los de un halcón examinaban constantemente las emociones en el rostro de Ximena. 1
-Si plata es lo que quieres, entonces haz tu trabajo adecuadamente. Si te atreves a andar de aquí y alli con otros hombres mientras nuestra relación aún no ha terminado, más te vale considerar antes las consecuencias.
Ximena casi se clavó las uñas en la palma de su mano, pero mantuvo la calma en
su tono.
contrato se termina, y eso me da la libertad de buscar a alguien más.
Ximena rara vez desafiaba a Alejandro. Pero en los ojos de Alejandro, ella siempre fue sumisa.
Esta era la primera vez que Ximena le respondía con firmeza. El cuerpo del hombre se acercó repentinamente, sus dedos como tenazas sosteniendo su barbilla.
-Ximena, ¿te has vuelto muy descarada, no?
Los ojos de Ximena se humedecieron. ¿Después de tantos años de complacerlo, su resistencia ocasional podría provocar tal enojo en él?
Una sonrisa fría apareció en los labios de Ximena.
-Gracias por el elogio, Señor Méndez.
Alejandro apretó con más fuerza su agarre.
-Quieres terminar el contrato antes de tiempo, ¿verdad? Ximena, no voy a hacer lo que tú quieres.
Terminando su frase, Alejandro retiró su mano. La rabia en sus ojos se convirtió en repulsión en un parpadeo. Empujó a Ximena con fuerza y se alejó dando grandes pasos.
Ximena, empujada contra la pared, se deslizó lentamente, incapaz de contener las lágrimas que comenzaron a caer.
Después de recuperar su compostura en la habitación del hospital, Ximena pasó algunas horas más con su madre antes de regresar a su propia casa. Su hogar estaba en un viejo complejo residencial, ya que el complejo que había comprado para su madre había sido vendido por su padre para pagar deudas. Ahora solo le quedaba esta pequeña casa de menos de sesenta metros cuadrados.
Subió las escaleras hasta el segundo piso, y un fuerte olor a alcohol la golpeó al abrir la puerta. Se paró en la entrada, mirando las botellas de alcohol tiradas por el suelo, sintiéndose impotente y suspirando.
Después de ordenar el lugar, Ximena se sentó frente a la computadora, pero pronto recibió un mensaje. -X, esta vez has sido muy lenta. ¡Mi jefe está a punto de enojarse!
Ximena respondió: Lo siento, he tenido algunas cosas que hacer. Dame media hora más, por favor.
+15 BÓNUS
El mensaje de respuesta no tardó en llegar.
X, dado tu talento en diseño, podrías convertirte en una diseñadora famosa a nivel internacional. ¿Por qué te conformas con seguir al lado del señor Méndez?
Ximena respondió con una sonrisa irónica: Por la plata baila el perro.
Las facturas de cientos de miles de pesos al mes para el tratamiento médico de su madre, las deudas externas de su padre, no tenía otra opción.
Después de terminar sus asuntos, Ximena decidió ir a la oficina, ya que todavía había tiempo. Justo cuando salía del ascensor, se topó con Alejandro y Manuela. Manuela mostró una expresión preocupada y preguntó: -¿Señorita Pérez? ¿Te sientes mejor?
Ximena evitó mirar a Alejandro y respondió a Manuela: Mucho mejor, gracias por preguntar.
Manuela sonrió dulcemente.
-No es nada, después de todo, si te recuperas pronto, podrías ayudar a señor Méndez con algunos asuntos.
Al decir eso, Manuela recogió su cabello largo detrás de su oreja, revelando un pequeño lunar carmesí en su lóbulo. Lanzó una mirada tierna a Alejandro.
-Señor Méndez, ¿qué te parece si compramos algo de comida para la señorita Pérez mientras cenamos?
Alejandro respondió con indiferencia:
-No es necesario. Ella tiene piernas para moverse.
Terminando, tomó la muñeca de Manuela y entró al ascensor.
Ximena se retiró discretamente y pasó junto a ellos sin llamar la atención. Sin embargo, una vez en su oficina, dejó escapar una sonrisa amarga. No debería haber venido.
Ver la interacción descarada entre ellos le dolía como un alfiler punzando su corazón.
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