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Ultimas 228

Capítulo 228

“¡lmbécil! ¡Jonathan, tú eres un imbécil!”

El bastón de Mohamed estuvo a punto de golpearlo, pero él siguió mostrando una actitud desafiante.

“Abuelo, ¿acaso hay una mejor manera de hacer esto? En este momento, hay demasiados rumores dando vuelta, ¿y no es todo porque ella se niega a divorciarse? Si nos divorclamos, no Importará con quién esté, eso no afectará a la empresa. ¡Ella debe asumir la responsabilidad!”

Al escucharlo cerré mis ojos con dolor, repitiéndome a mí misma que él realmente estaba gravemente enfermo. Pero no quería perdonarlo, en ese momento deseaba poder golpearlo.

“Iris…” La voz de Alejandro sonó con cautela, y solo entonces lo miré con los ojos llorosos.

“Estoy bien.”

“¡Jonathan, cállate!”

Mohamed lo golpeó con el bastón, y luego miró hacia los presentes, quienes se quedaron asombrados.

“Señores, lamento mucho que los asuntos familiares les hayan causado pérdidas. Denme tres días, les aseguro que les daré una respuesta satisfactoria. Por hoy, la junta termina aquí.”

Cuando el anciano habló, nadie se atrevió a contradecirlo.

Todos se fueron intercambiando miradas.

Sabía que probablemente la familia Vargas estaría por cambiar pronto.

Al final, varios miembros de la familia, incluyéndome, fuimos los últimos en quedarnos.

Cuando le eché un vistazo a la puerta, noté que Chiara estaba parada allí, con una mirada llena de preocupación.

Ella tenía razones para estar preocupada, si Mohamed no estaba de acuerdo con nuestro divorcio, quizás ella sería expulsada.

Después de todo, lo único que había entre Jonathan y yo era el favor de haberle dado un collar, y todos esos años de estudiar en el extranjero ya habían sido recompensados.

Además, ella también temía que yo revelara la verdad, por lo que no se separaba de Jonathan.

Jonathan, al ver a la mujer que amaba parada en la puerta con los ojos llorosos, inmediatamente la trajo adentro.

“¡Que se vaya!”

El anciano estaba furioso, pero Jonathan se mantuvo firme.

“Abuelo, esto es algo entre Chiara y yo, por supuesto que ella debe estar presente. Algunas personas que pronto ya no serán parte de los Vargas deberían irse.”

Chiara me miró sin expresión, pero sus ojos destilaron un cierto triunfo.

Mi mirada cayó sobre sus manos entrelazadas, y luego desvié la vista.

Aunque yo no fuera una Vargas, seguía siendo accionista de la compañía.

Oliver les lanzó una mirada sarcástica, diciendo, “Divorcio, eh, Jonathan, ¿estás seguro de que no te arrepentirás?”

Después de decir eso, también me miró.

Todos allí sabían lo de Jonathan, incluida Chiara.

Pero ella eligió engañarse a sí misma, con tal de tenerlo, aceptaría cualquier cosa, incluso si tenía que aceptar eso.

Bajé la mirada, evitando mirar a los demás, solo esperando el resultado final.

En ese momento, de alguna manera me sentí liberada; originalmente, yo quería divorciarme de Jonathan, así que no había diferencia en hacerlo en ese momento.

“¡Por supuesto que no!”

“No hay necesidad de divorciarse.”

Jonathan y Chiara hablaron casi al unísono.

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Chiara, ¿no quieres estar conmigo?” Preguntó mirándola incrédulo.

Ella no le prestó atención, solo miró a Mohamed, e inclinándose profundamente hacia él, con la voz entrecortada, dijo, “Ya compré el boleto de avión, mañana me voy a Francia y no volveré. Este asunto no es culpa de Iris, es mi culpa, le causé problemas a la empresa, lo siento mucho.”

Jonathan la tomó rápidamente de la mano, diciendo “¡No! ¡No dejaré que te vayas! ¡Me divorciaré de Iris ahora mismo! ¡Y luego nos casaremos! Chiara, no voy a dejar que te vayas, ya te fuiste una vez, no puedes irte con alguien más, no permitiré que te alejes de mí, ¡No permitiré que te vayas a Estados Unidos!”

Su voz se elevó más y más, luego se detuvo abruptamente, y su cuerpo cayó hacia atrás.

Todos se acercaron, excepto yo.