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Capítulo 262

Alejandro me llevó de vuelta al hospital, apresurándose para ir ver a Jonathan.

Yo fui directamente a la oficina de Diego, quien estaba comiendo un tamal mientras revisaba unos documentos.

“¿Ya regresaste?”

Él me echó un vistazo, y luego de asegurarse de que yo estaba bien, continuó mirando sus documentos. En la oficina solo estábamos él y yo, así que sacando las pastillas que se habían humedecido un poco con mi sudor, pregunté, “¿Puedes ver qué son estas?”

Con un gesto de disgusto, sacó un pañuelo de papel, “Ponlas aquí.”

Coloqué las pastillas sobre el pañuelo, él las observó frunciendo el ceño, las olió y luego negó con la cabeza.

“No puedo identificarlas.”

“¿Se pueden analizar?”

“Sí, ¿quién las toma?” Preguntó guardando las pastillas cuidadosamente, dejándolas sobre la mesa.

“Chiara se las da a Jonathan, dice que son analgésicos, pero no le creo.”

Quizás fue mi intuición femenina, o tal vez el comportamiento de Chiara fue demasiado extraño, pero algo me decía que esas pastillas eran la clave del problema.

Diego, volvió a tomar las pastillas para examinarlas, “Parecen hechas en un taller clandestino, no tienen logo, es difícil decir que contienen. Podrían ser de algún pequeño taller, déjame investigarlo. ¿Qué le pasó a Jonathan?”

“Parece que recordó algo.”

Le conté lo que había pasado recientemente y el extraño comportamiento de Chiara, luego de escucharme, la expresión de Diego se volvió mucho más seria.

“Puede que sean alucinógenos. Creo haber escuchado de psicólogos en el extranjero que usan estas sustancias prohibidas. Parece que alivian la condición del paciente, pero en realidad lo hacen adicto. Será mejor que esperemos los resultados del análisis, todavía no puedo estar seguro.”

“¿Y ahora qué hacemos?” Pregunté preocupada.

Jonathan seguía en el hospital, si continuaba tomando esas pastillas, ¿no terminaría perdiendo la razón?

Diego se ajustó sus lentes y se levantó diciendo, “Vuelve a tu lugar, yo me encargaré de esto. Mi mentor fue a dar clases a la universidad, le pediré que venga a evaluar la situación de Jonathan. Aquí en el hospital, encontraré a alguien para que se encargue.”

De repente mostró una sonrisa inusual, y mi corazón se sobresaltó.

Él rara vez sonreía, y cuando lo hacía, generalmente no era señal de algo bueno.

Al regresar a la habitación, seguí sintiéndome inquieta, por lo que rápidamente llamé a Violeta.

Al mencionar la extraña actitud de Diego, ella no se sorprendió en lo más mínimo.

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Capitulo 262

“Él es un loco por la ciencia, dispuesto a investigar cualquier rareza, tal vez quiera usar los datos de Jonathan para una investigación. No te preocupes, la Clínica Bellas Arenas no dejará que Chiara haga lo que quiera, cuenta con vigilancia las 24 horas.”

Con la ayuda de Violeta y Diego, finalmente me sentí un poco más tranquila.

Sin embargo, nunca me imaginé que Chiara se atrevería a hacer algo en el hospital.

No podía intervenir con las medicinas directamente, pero sí con otras cosas.

Ella entraba y salía de la habitación de Jonathan como su novia, y de vez en cuando sacaba algunos inciensos, todo había sido grabado por las cámaras de seguridad.

Violeta notó algo extraño y fue a buscarme inmediatamente al hospital.

“Le dijo a las enfermeras que a Jonathan le gustaba ese incienso y que no podía dormir sin olerlo. Las enfermeras lo han tirado varias veces, pero ella sigue poniéndolo y hasta discutió con una de ellas. Luego volvió a sacar el incienso del bote de basura, ¿no te parece muy extraño?”

Mi corazón latió aceleradamente, temiendo por la vida de Jonathan. Pero sin pruebas, no podíamos acusar a Chiara de nada.

Viendo en el video cómo se acercaba a la jefa de enfermeras, el corazón se me subió hasta la garganta. En la puerta de la habitación había guardias de la familia Vargas, además de doctores y enfermeras, ¿Acaso Chiara intentaría manipular la medicación de Jonathan?

Pensando en el supuesto analgésico que le había dado a Jonathan, me invadió una ansiedad inexplicable, como si hubiera presentido que algo malo estuviera por suceder.