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Ultimas 33

Capítulo 33

Cuando Jonathan habló, la oficina entera se quedó en silencio.

Estrella se puso de pie de un golpe, diciendo “¿Así que por una amante le haces eso a tu esposa?”

Miriam parecía aterrorizada, acurrucándose contra Jonathan.

Yo simplemente los observé, pensando “qué pareja tan enamorada“.

De todas las amantes de Jonathan, ella debía ser la favorita. De repente, me acordé de lo que ella había dicho, que la verdadera amante es la que no es amada, y me eché a reír.

Estrella me miró nerviosa, “Iris, ¿estás bien? No me asustes.”

Rápidamente hice un gesto con la mano y me sequé las lágrimas de risa.

“No es nada, 400 mil pesos, está bien.”

Sacando mi teléfono, y pasándole mi código QR, le dije, “Haz la transferencia.”

Jonathan se quedó atónito, mirándome fijamente. En sus ojos había confusión, y tal vez algo de tristeza, pero finalmente, se convirtió en ira.

“¡Pum!”

Él se levantó de un golpe, sin importarle que Miriam casi se cayera.

“Iris, ¿así de importante es el dinero para ti? ¿Es que acaso para ti no existe nada más aparte del dinero?”

Me quedé mirándolo, viendo cómo llegaban los policías a calmar las cosas, cómo Miriam fingía ser la víctima, cómo Estrella me defendía.

En ese momento, de repente, no quise decir nada.

Anteriormente hubiera dicho que solo tenía ojos para él, pero ya no era así.

Empujando el teléfono hacia él, dije, “Deja de quejarte, o lo que solucione esto no serán solo 400 mil pesos. Escanea el código ya.”

Jonathan, furioso, sacó su teléfono y escaneó el código.

Al escuchar el sonido de la transacción completada, solté un suspiro profundo y luego me levanté.

“Oficial, dejemoslo así, no voy a presentar cargos. Estrella, vámonos.”

Ya con el dinero en mano, no quería quedarme a ver a esa pareja siendo tan

melosa.

Pero parece que a Miriam le molestó la situación, incluso tuvo el descaro de bloquearme el paso.

“Iris, sé que no te caigo bien, pero deberías saber que en esta relación tú eres la verdadera perdedora. Como esposa, aparte de pedirle dinero a Jon, ¿qué más has hecho? ¡Eres miserable!”

“¿Qué más he hecho? Pues mira, he atrapado a su amante y llamado a la policia.” Dije mirándola con sarcasmo, realmente no entendía de dónde sacaba tanta seguridad.

“Después de todo, él me dio el dinero voluntariamente, pero tú robaste mis joyas.” Tomando su bolso, saqué de él todos los collares y joyas.

Si no se me hubiera acercado, incluso me habria olvidado.

Luego tomé una bolsa de plástico de encima del escritorio y metí las joyas.

adentro.

“Oficial, estas cosas son mias, puedo llevármelas, ¿verdad?”

Sin esperar a que el policía respondiera, Jonathan tomó la palabra.

“Ya te lo dije, eres la señora Vargas, todo esto es tuyo. Mientras no te metas en líos, siempre serás la señora Vargas, nadie puede quitarte tu lugar.”

Miriam parecía estar a punto de llorar, pero Jonathan solo tenia ojos para

  1. mi.

Con una sonrisa irónica, me pregunté para quién guardaba esa mirada. profunda.

Justo cuando salí de la oficina, Miriam se desmayó repentinamente. All darme la vuelta, vi cómo Jonathan la sostenia firmemente entre sus

Capitulo 33

brazos.

Qué bien. Ellos en aquel momento parecían ser una pareja felizmente casada, y yo, esa amante descarada que destruyó su hermosa relación.

“Estrella, vámonos, ¿no ibamos a recoger unas cosas?” Dije tirando de ella, quien quería intervenir, no queriendo compartir el mismo aire con esal pareja.

Cuando llegamos al auto, Estrella seguía indignada.

“Jonathan es un imbécil, ¿está loco o qué? ¡Creo que hace años no era así de cabrón! Y esa sin cerebro de Miriam, ¿no ves que intenta imitarte desde la universidad? Quedándose con un reemplazo y fingiendo amor profundo…

ese hombre me da asco.”

Yo solo escuché sus quejas en silencio, luego le acaricié la espalda.

“Iris, ¿cómo puedes no estar enfadada?”

“¿Por qué debería estarlo? Él me dio el dinero, ¿acaso tener dinero para continuar con mi tratamiento no es algo bueno? Quiero dinero, no a la gente, no hay nada por lo que enfadarse.” Dije mirándola confundida.

Al parecer, se atragantó con mis palabras, ya que al final no dijo nada, solo aceleró a fondo. Cuando regresé a casa, me apresuré a empacar mis cosas, dejando las joyas que había traído de vuelta sobre la mesa.

La verdad era que no las necesitaba, solo quería evitar que Miriam pudiera

llevárselas fácilmente.

Luego, cambié la contraseña de la puerta de entrada y le envié la nueva a

Jonathan.

Con todo listo, me fui con Estrella.

“Iris, ven a mi casa, me alquilé un departamento, así será más fácil

cuidarte.”

“No hace falta, aún tengo un apartamento.”

Le guiné un ojo, y ella me miró sorprendida.

“¿Cuándo compraste un apartamento?”

The yes fue me mama

Mi mama, nos de mon scongad a su montin e perquarto apartamento fine awa

fra pequeño, amo mis van quendos Reisen astiate all, an que ambient

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