Venganza y penitencia: Exesposa, Perdóname ( Lua Rios ) -
Venganza y penitencia: Exesposa Perdóname ( Lua Rios ) Capítulo 30
Capitulo 30
La lluvia fria golpeaba ruidosamente contra el cristal de la ventana, mientras que en la habitacion estrecha la temperatura iba en aumento.
La toalla se deslizaba por las largas piernas de Elian, cavendo a sus pies.
Lúa apoyaba sus manos detrás de si, unos mechones calan sobre su pecho.
Ella se mordia el labio, con una sonrisa burlona, incapaz de apartar la vista de los dibujos de paliitas amarillos.
Aquellos pollitos, tan tiernos y encantadores, contrastaban completamente con la cara de Elián, que se tornado tan oscura como una sartén.
Esta vez, Lúa, con audacia, tomó su móvil y capturó la escena ante sus ojos.
Elian con esa ropa interior tan adorable, merecia ser fotografiado para el recuerdo.
Cuando Elián en su vejez olvidara, ella sacaria la foto para recordarle aquellos momentos.
*¡Lüa! ¡Estás buscando problemas o que!”
Elian era como un leopardo enfurecido.
Sin preocuparse por recoger la toalla del suelo, se lanzó sobre Lúa para arrebatarle el móvil.
Lúa intentó correr, pero Elian capturó su tobillo, arrastrándola sobre la cama y tirando de ella hacia atrás.
Lúa aferraba el borde de la cama, volviendo la cabeza para ver cómo él intentaba colocar sus pies sobre sus hombros mientras la arrastraba hacia atrás.
Elián, de pie en la cama, soltó su tobillo para sujetar los brazos de Lúa.
“¡Elián, ni lo sueñes!”
Lúa levantó su móvil y lo lanzó hacia la ventana.
Con un estruendo, el cristal se hizo añicos y su móvil cayó desde el segundo piso, estrellándose contra el suelo de cemento.
Tras destruir su móvil, Lúa sonrió con arrogancia y volvió a sentarse en la cama.
Mechones desordenados calan sobre su rostro, con labios rojos y dientes blancos, sus ojos hermosos destilaban una determinación despiadada, provocando un deseo de someterla, de destruirla.
“¡Elian, ya subi la foto del pollito al iCloud! Si no quieres que la comparta por todas partes, mejor haz lo que digo!”
La ira de Elián se encendió, y el frío que entraba por la ventana rota no podia enfriar su sangre caliente,
Respirando aire frio, su pecho musculoso se expandia y contrala con cada aliento.
“¡Bien jugado, Lúa!”
Desde la garganta de Elián emergía un tono amenazante mientras sacaba su móvil para tomarle una foto a Lúa.
Durante su resistencia, algunos botones de la camisa de Lúa se hablan desabrochado, revelando más de lo que Elián esperaba ver.
“¡Elian!”
Ahora era el turno de Lua de intentar arrebatar el móvil de Elian.
El le entregó el móvil voluntariamente.
Una vez en sus manos, ella le pregunto: “¿Cuál es la contraseña?”
“771023”
A Elian no le importaba que Lúa supiera la contraseña de su móvil, porque las fotos ya estaban en la nube y eliminarlas del álbum era inútil.
Lúa, sentada sobre las sábanas desordenadas y tras introducir la contraseña, se vio envuelta en una neblina que le impedia ver claramente.
Bajo la cabeza, temblorosa. “¿Esa combinación de números tiene algún significado especial?”
Elian frunció el ceño, “No necesitas saberlo.”
Lúa lanzó el móvil de Elian a un lado, se giró y se metió bajo las sábanas,
“Ahora estamos a mano. ¡Que ninguno moleste al otro!”
Se escondió bajo las sábanas, dando la espalda a Ellián para ocultar las lágrimas que caían por su rostro, y ordeno: “Baja y recoge mi móvil.”
“¿Qué?” La señorita Rios era caprichosa y mandona.
Elián respondió con frialdad: “Después de que seque mi ropa.”
Lúa gritó: “¡Vuelve y sécate con esta lluvia! Incluso con paraguas, te empaparȧs.”
Elian rechinó los dientes.
Vestido con ropa medio seca, medio húmeda, salió de la casa.
Cuando regresó con el móvil de Lúa, que ahora parecía un ladrillo, empujó la puerta de la habitación para encontrarla profundamente dormida.
El hombre soltó una burla.
La habitación no tenia ni siquiera una silla, asi que Elián solo pudo sentarse en la cabecera de la cama. Saco su móvil, lo desbloqueo con su huella dactilar y abrió la galería para encontrar las fotos de Lúa que habia tomado.
¡Uf!
¡Qué imagen más ardiente!
Volvió a bloquear el móvil, cruzó los brazos sobre su pecho y cerró los ojos.
Después de un rato, Elián escuchó el murmullo de Lúa, como si estuviera hablando entre sueños.
¿Elian…”
“Elián, por favor, no“.
Elián abrió los ojos y bajó la mirada.
Lúa fruncia el ceño, parecia estar teniendo una pesadilla.
¿Pero Lúa estaba llamando su nombre en su sueño?
“Elián— Elián, te lo suplico, no me dejes“.
En la lucha de su sueño, Lúa extendió su mano y agarró el dobladillo de la camisa de Elián, como si fuera
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una persona ahogandose en el mar que finalmente encuentra un trozo de madera fintante,
Instintivamente. Ellan quiso apartar los dedos de Lua, pero al ver como la mujer sujetaba la esquina de su camisa con tanta fuerza que sus nudillos se habian puesto blancos, at final bajo las pestañas y no retro a mano de Lua
¿Y esta mujer aun insistia en que no tenia sentimientos por 617 El tono de su vor at tamar su nombre en el
ueño era tan meloto que casi se podia explimir
Paso la noche y cuando Lua desperto, ya era de dia.
Abrió los ojos y vio que la habitación estaba vacia.
Levanto la vista y encontró su ropa doblada ordenadamente en el ple de la cama. Lúa se levantó y s desabrocho la camisa que llevaba.
Elian entró en ese momento y la vio despojarse de la camisa; bajo la luz del sol, la piel de la mujer era suave como la pluma, y brillaba con una luminosidad.
Elian se detuvo en seco, sin retroceder ni avanzar.
Hasta que Lúa le arrojó la camisa a la cara a Ellán, cubriendo su vista.
Cuando Elian retiró la camisa que aún conservaba el calor y el aroma de Lúa de su rostro, ella ya se había envuelto en su abrigo,
“Elian, ¿no sabes tocar la puerta antes de entrar?”
El hombre respondió con tono indiferente, “Pensé que aún estabas durmiendo.”
Elian lanzó la camisa sobre la cama y Lúa vio que había dejado una bolsa de leche de soja y un sandwich sobre la pequeña mesa.
“¿Fuiste a comprar desayuno?” preguntó Lúa.
“Me lo ofreció la recepcionista.”
Cuando Elián bajo antes para pedir utensilios de aseo desechables, la chica de la recepción no solo le entregó lo que pedia, sino que también le dio un desayuno, diciéndole que era especialmente para él Lúa soltó una risita, adivinando que ese desayuno era un detalle de la chica de la recepción.
Ella tomó los articulos de aseo y fue al baño a lavarse la cara y cepillarse los dientes.
Al cabo de un rato, Lua salió y vio que el desayuno seguía en la mesa, asi que preguntó a Elián, “¿No vas a comer?”
El hombre contestó generosamente, “Comelo tú.”
Elián no iba a comer algo de procedencia desconocida; lo había traido para Lúa.
El estómago de Lúa rugió y ella abrió la pajita, la insertó en la bolsa de leche de soja y tomo un sorbo antes de comentar:
“¿Con azúcar? Definitivamente no te gustará esto.”
Los ojos del hombre, oscuros como el castaño, la miraban fijamente con una frialdad gélida.
“¿Cómo sabes que no me gusta la leche de soja con azúcar?”
Lúa:
Con sarcasmo, el hombre dijo: “Lúa, te aconsejaría que no albergaras esperanzas indebidas por mi.”
Capitulo 10
Lúa estuvo a punto de escupir la leche de soja en la cara de Ellan.
En ese momento, la pantalla del móvil de Ellan se lluminó y Lúa, sin querer, miró y vio el nombre de “Aricia” en la pantalla…
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