Capítulo 17

Sofia tomó un taxi sola hasta la antigua care, el mayordomo le dijo que el abuelo todavía estaba descansando amba, y Alba estaba preparando la cena Sofía entró a la cocina para ayudar. Al ver que Alba estaba seleccionando verduras, Sofia se acercó, tomó algunas y comenzó a cortarlas. Al ver a Sofia entrar, Alba rápidamente dijo: “Señorita Sofía, por favor, descanse. Cada vez que viene, termina trabajando, me siento mal.”

“No te preocupes, Alba, no tengo nada más que hacer y, además, disfruto cocinar,” respondió Sofia con una sonrisa, continuando con su tarea sin detenerse

Alba habia estado con la familia Amorós por muchos años. Después de que el joven señor Rafael se casara con la señorita Sofia, la casa finalmente dejó de estar tan solitaria. Desde que el señor y la señora murieron en un accidente aéreo, el señor Isaac y el joven señor Rafael habian vivido juntos por tantos años. La llegada de la señorita Sofia finalmente trajo más vida y calidez al hogar,

Después de ayudar con las verduras, Alba insistió en que Sofia descansara y no le permitió hacer más, así que Sofia, sin poder insistir más, dejó la cocina.

Justo cuando llegó al salón, el mayordomo bajaba las escaleras junto con el abuelo Isaac.

“Sofi, has venido. Rafa se ha ido a trabajar otra vez dijo el abuelo Isaac al despertarse y escuchar del mayordomo que la señorita Sofia había llegado.

*Abuelo, Rafa se fue a un viaje de negocios hoy. Dijo que seria al menos por una semana. Pensé que sería bueno visitar la casa ancestral, asi que vine a saludarte antes de irme al pueblo.”

“Muy bien, muy bien. ¿Necesitas comprar algo? Puedo mandar a alguien a llevártelo.”

*No es necesario, abuelo. Ya compre lo necesario durante el día. Mañana Rafa ha organizado que un conductor me lleve.”

*Bien, bien. Al menos ese chico sabe como cuidar de alguien.

Al escuchar al abuelo decir eso, Sofia se sonrojó con timidez.

“Abuelo, cenare contigo esta noche y luego volveré a la villa. Mis cosas ya están alli, y el mañana.

nductor vendrá a recogerme temprano

“Bien, bien, come y luego regresa temprano. No te quedes fuera hasta tarde, me preocuparé.”

“Bien, abuelo, respondió Sofia obedientemente.

Al día siguiente, temprano en la mañana, Sofia se puso en camino de regreso a su hogar ancestral. El conductor, Juan, usualmente conducia para Rafael. Parecia ser un exmilitar, no hablaba mucho, respondia cuando se le preguntaba y no iniciaba conversaciones, pero se encargaba de todo silenciosamente. En el camino, Juan le pregunto si necesitaban detenerse en un área de servicio para descansar, pero Sofia, queriendo llegar pronto, decidió no detenerse. No era un dia festivo, asi que no había mucho tráfico. No se retrasaron en el camino y llegaron al pueblo por la tarde. El carro no podía adentrarse más, así que Sofia decidió dejarlo en la entrada del pueblo. Justo cuando detuvieron el camo, vieron al tio José del pueblo, que pasaba en su triciclo. Con entusiasmo, ayudó a Juan a transferir las cosas de Sofia del lujoso auto de Rafael al triciclo. Sofia le dijo a Juan que podia irse, que ella seguiria al tio Jose al pueblo y lo llamaría más tarde para que viniera a recogerla.

Sofia le pidió al tio José que llevara las cosas directamente a la casa del alcalde del pueblo, para que el ayudara a distribuirlas entre todos. Ella, cargando su maleta, sacó un paquete de alimentos secos y una caja de frutas de gran tamaño y se dirigió a la casa donde vivia con su abuelo. Luego, visitó a la vecina, la abuela Elena, quien vivia sola todo el año ya que sus hijos estaban en la ciudad. Sofia solia pedirle a ella que limpiara la pequeña casa donde vivia con su abuelo de vez en cuando, y cada vez que regresaba, le daba algo de dinero como agradecimiento por su esfuerzo. Al principio, la abuela Elena se negó a aceptar el dinero, así que Sofia la primera vez lo dejó secretamente debajo de la almohada de Elena. Cuando la abuela Elena descubrió que habia sido Sofia, la siguiente vez que Soffa volvió, la abuela Elena intentó devolverle el dinero intacto. Sofia le dijo que, si no aceptaba el dinero, entonces no necesitaria que ella cuidara la casa, por lo que finalmente la abuela Elena aceptó el pago.

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