Capítulo 422

Rafael guardó el reloj y dijo: “Gracias, papá y mamá.”

Rebeca sacó una pulsera de jade, “Esta la dejó tu abuela para mi, originalmente eran un par, esta es para ti, y la otra será para la esposa de tu hermano cuando se case algún día.” Rebeca le puso personalmente la pulsera a su hija.

“Gracias, mamá, gracias, papá.” Sofía se emocionó hasta llenarse de lágrimas.

“Tonta niña.” Madre e bija se abrazaron.

Gerard, inoportunamente, intervino, “Mamá, mejor dale el otro a mi hermana también, no tengo planes de casarme.”

Rebeca lo miró fijamente, “No me asustes! ¿Crees que dependo de ti para tener nietos? Ya tengo a Leo y a Noe, si quieres casarte o no, es tu decisión, pero si no lo menciono, dirás que tengo favoritismos.”

“¿Mamá, seguro que soy tu hijo biológico?” Gerard estaba frustrado.

*Debe ser que te encontramos.”

Todos estallaron en risas, Sofia sintió una extraña simpatía por su hermano; el trato de sus padres hacia ellos era tan diferente que se sentia algo avergonzada. Rafael simplemente observaba a Gerard con una mirada que contenía algo de simpatía, afortunadamente, su suegra cada día estaba más contenta con él, ser hijo puede ser duro.

La cena continuó entre risas y charlas, no terminando hasta pasadas las 8. En la entrada del restaurante, Rebeca no queria despedirse de su hija y nieta, Miguel intervino, “Ya es tarde, deberían irse.”

“Papá, mamá, quédense unos días más en San Bernat, los llevare a pasear.” Sofia les dijo sonriendo a sus padres.

“Papa, mama, ¿ya saben dónde se van a quedar esta noche? Si no, pueden quedarse en casa, sería más cómodo.” Rafael sugirió, viendo lo mucho que su suegra extrañaría a su hija.

Sofia miró a Rafael conmovida, su esposo era realmente considerado. Jardin de Río era pequeño, y quedarse en la casa antigua podria parecerles inadecuado a sus padres, pero podían alojarse en la villa, que siempre estaba limpia y lista para ser habitada sin problemas.

Los ojos de Rebeca se iluminaron, pero aun así preguntó, “¿Será mucho problema?”

“No, mamá, Rafael piensa en todo. Nos iremos a la villa, alli vivimos Rafael y yo cuando nos casamos. Más tarde, nos mudamos a la ciudad por conveniencia para la escuela de los niños, pero aún vamos de vez en cuando y siempre está limpia. Vamos, mamá, volvamos a casa, quedarse en un hotel sí que seria incómodo.” Sofia tomó de la mano a su madre, lista para irse. Rafael se ocupó del equipaje de su suegro, y los pequeños llevaron sus propios regalos, con el abuelo guiándolos.

Gerard, sintiéndose excluido, se quejó de la injusticia de siempre alojarse en hoteles cuando visitaba, queriendo unirse a la estancia familiar. Todos parecieron ignorarlo y continuaron su camino, hasta que Leonardo se acercó, “Tio, vamos, en nuestra casa hay muchas habitaciones.” Gerard levantó a Leonardo, “Solo Leo se preocupa por su tío.”

“No te preocupes, tio, no nos olvidaremos de ti” Leonardo le dio unas palmaditas en el hombro.

Como Rafael habia bebido, Sofia condujo. Todos no cabían en un solo coche, así que Sofia llevó primero a Miguel y Rebeca junto con Noelia, mientras Rafael tomaba un taxi, Leonardo decidió quedarse con su padre. Gerard regresó al hotel para hacer el registro de salida y recoger su equipaje, Sofia le envió la dirección para que se reuniera con ellos.

La villa, que hacía tiempo no veia, volvería a llenarse de vida.

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