Capítulo 431

Sofía escuchó a Rafael decir eso y pensó que tal vez podría hacerse ver un poco más joven. Con el diseño en mano, se sentó de nuevo, planeando modificarlo según las sugerencias de éste, redibujando las mangas y el dobladillo del vestido. Pero apenas se había sentado, una mano grande se posó sobre el papel. Sofía levantó la mirada y se encontró con el rostro del hombre.

Hoy estás muy cansada, ve a darte una ducha y descansa temprano. Mañana puedes seguir trabajando, mañana no saldremos y tendremos tiempo. Rafael pensaba que si no la detenía, seguro que se quedaría trabajando toda la noche hasta terminar.

Vale.” Sofía no soltó el lápiz, pero obediente, tomó su pijama y fue a ducharse. Realmente ya era tarde, y si insistía en seguir trabajando, Rafael seguramente se quedaría despierto con ella. Por lo tanto, sería mejor levantarse temprano al día siguiente y continuar.

Después de ducharse, Sofía salió y encontró a Rafael esperándola. Recordando la noche anterior, no pudo evitar ralentizar su paso, realmente no ténía energía para más esa noche.

Rafael la vio moverse lentamente. “¿Qué está pasando? ¿No te sientes bien?”

“No, estoy bien.” Sofía apagó la luz rápidamente, se metió en la cama y se cubrió bien, dejando solo su cabeza al descubierto y dándole la espalda a Rafael.

Rafael observó cómo su propia manta, que inicialmente lo cubría, había sido completamente acaparada por ella, quien parecía no darse cuenta de que la había tomado toda. ¿Tenía frío? El aire acondicionado estaba a 26 grados, debería estar perfecto.

Envuelta en la manta, Sofía no sintió a Rafael acostarse detrás de ella por un buen rato, hasta que escuchó su voz ligeramente frustrada detrás de ella, “Amor, me has dejado sin manta.”

Sofía, al darse cuenta recientemente de que había acaparado toda la manta, vio que Rafael estaba solo en camiseta y ropa interior… manteniendo la postura que había tenido sentado en la cama. Sintió que estaba ardiendo de vergüenza por dentro, agradecida de que las luces estuvieran apagadas para ocultar su cara y orejas rojas. Rápidamente, extendió parte de la manta hacia él, Tú… tú tómatela.”

Rafael, con una sonrisa en la oscuridad, suavemente tomó la manta que Sofía había soltado y se acostó.

En la oscuridad, todos los sentidos se intensificaban, pudiendo escuchar el latido del corazón y la respiración del otro. Rafael se dio la vuelta y abrazó a Sofía desde atrás, a lo que ella rápidamente dijo: Rafa, mañana tenemos que levantarnos temprano…”

La sonrisa en el rostro de éste se amplió, dándose cuenta de que toda la conducta inusual de Sofía esa noche era porque no quería… Parecía que realmente la había cansado la noche anterior. Pero él también estaba cansado. ¿Cómo podría ella pensar que él tendría energía para continuar?

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Sofía sintió a Rafael temblar de risa detrás de ella. ¿De qué te ríes?Sofía se giró y le lanzó un puñetazo.

Rafael contuvo su risa y besó su frente. “Amor, me sobreestimas. Parece que necesito más entrenamiento para cumplir tus expectativas.”

Ella lo miró confundida.

ཤྲཱ ཎྜ ཉ ༅ ཆ རྗ ཧི ཚེ འ༅

Rafael apretó sus brazos alrededor de ella. “Yo también estoy cansado, durmamos.”

Sofía tardó un momento en darse cuenta de lo que significaba… ¿Así que los hombres también se cansan?

Poco después, Sofía oyó la respiración uniforme de Rafael sobre su cabeza y se quedó dormida en sus brazos.

Al día siguiente, la alarma sonó y la débil luz del amanecer iluminó las figuras abrazadas. Sofía rápidamente apagó la alarma, intentando no despertar a Rafael. Observando su rostro sereno, sus ojos cerrados, sus largas pestañas, sus cejas espesasno pudo resistirse a acariciar su cara, pero fue sorprendida en el acto. Él capturó su mano traviesa y, con una voz ronca y suave, dijo: “Durmamos un poco más.

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