Capítulo 463

Daniel se quedó petrificado en su lugar, completamente atónito.

-Las cosas del corazón es mejor dejarlas fluir, quién sabe… quizás Camila ya tenga a alguien que le guste -dijo.

-Si Camila tuviera a alguien, seguro me lo diria. Pero yo solo estoy tratando de crear una oportund, si funciona o no, eso ya depende de ellos

-respondió Sofia con una sonrisa.

-Tal vez… tal vez no se atreve a decirtelo -murmuro Daniel en voz baja. Sofía no escuchó bien y preguntó:

-¿Qué dijiste, hermano Dani?

Antes de que Daniel pudiera responder, el resto del grupo regresó. Leonardo y Noella iban al frente.

-¡Mamá, Tío Dani! -gritaron los dos pequeños, que llevaban puestas sus ropas de baño y tenían el cabello completamente mojado.

Rafael los seguía de cerca al entrar a la casa, caminando hacia donde estaba Sofía. Daniel saludó a los niños antes de llevarse el pescado, sin querer interrumpir el momento familiar.

Rafael observó los platos ya preparados y listos para cocinar sobre la estufa.

-Mi amor, te has esforzado mucho -dijo antes de darle un beso en la mejilla a Sofía- Voy a llevarlos arriba para secarles el cabello.

Sofía le lanzó una mirada juguetona.

-Los niños están aquí todavía -dijo. Miró hacia abajo y vio a los dos pequeños cubriéndose los ojos con las

-Mamá, no hemos visto nada -dijeron a coro.

-Si, mamá, ni yo ni mi hermano vimos a papá dándote un beso -añadió Noelia.

Sofía soltó una carcajada y Rafael sonrió con la esquina de su boca. Sofía, aún riendo, se agachó y les dijo:

manos.

-Vayan con papá a la habitación a darse una ducha, luego cámbiense, sequen su cabello y podrán bajar a comer.

-Está bien, mamá–respondieron los niños.

Luego, Rafael tomó a uno con cada mano y subieron las escaleras, mientras los demás que habían ido a nadar también subían a sus habitaciones a ducharse y cambiarse. Óscar y Sergio, quienes no habían subido, se encargaron de preparar las mesas y sillas en el patio delantero para el almuerzo. Sofía empezó a cocinar, y Daniel también se unió a ayudar, utilizando dos sartenes a la vez para acelerar el proceso.

Camila miraba a Daniel, quien llevaba puesto un delantal mientras manejaba las sartenes, y no podía dejar de mirarlo. Siempre lo había visto bien vestido, ya sea con traje o en ocasiones más informales pero siempre pulcro. Esta era la primera vez que lo veía en una camiseta y pantalones cortos, con sandalias, parecido a cómo se vestía su padre cuando cocinaba para ellos en su niñez.

Daniel había crecido en una familia humilde, era el hermano mayor de Rafael y una hermana; sus padres eran agricultores y muy ocupados, especialmente durante la cosecha. Daniel siempre fue obediente, cuidaba de su hermana y cocinaba cuando sus padres estaban fuera. Así que cocinar era algo en lo que tenía mucha práctica.

Esto demuestra que los niños de familias humildes a menudo aprenden a asumir responsabilidades desde pequeños. Entre este grupo, quienes sabían cocinar eran aquellos que habían crecido en circunstancias similares; algunas habilidades simplemente se adquieren por necesidad, convirtiéndose en algo natural.

Ariana y Adela bajaron primero, con ropa nueva, y al llegar al salón captaron el aroma del caldo de pollo.

-Qué delicia, solo con oler la comida ya me da hambre -dijo Adela, tocándose el estómago con una sonrisa.

Óscar y Sergio acababan de terminar de preparar las mesas y entraron desde el exterior.

Gio aún no baja? -preguntó Sergio, sin ver a su pequeño despistado.

-Sergio, Gio acaba de salir de la ducha, bajará en un momento -le informó Ariana.

Sergio esperó en el sofá del salón un par de minutos pero, impaciente por ver a Gio, se levantó y dijo:

–Voy a ver qué pasa -y se dirigió hacia las escaleras.

Capitulo 464

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