Capítulo217
Parece que Beatriz está a punto de mudarse oficialmente a Villa Mar como la señora de grupo Hernández y comenzar a vivir con Alejandro, ¿verdad?
Así es. Si fuera ella, también se sentiría incómoda al ver las pertenencias de su ex esposa allí. Se
puede entender que Alejandro le haya pedido que vuelva a recoger sus cosas.
-Así que Alejandro está molesto por mis cosas, ¿verdad? Entonces simplemente las tiraré, no
necesitas venir a preguntarme–la voz de Clara era fría y desapasionada.
-¿Y qué pasa con los regalos que me diste? ¿También los vas a tirar?
Clara sonrió de manera irónica: -Esos no son regalos míos, fueron regalos de Irene para ti. Quizás
ella los consideraba tesoros, pero para mí, son simplemente basura repugnante.
Alejandro se sintió atrapado y con dificultades para respirar.
-La próxima vez, si tienes algún asunto, habla con mi secretaria. No contestaré llamadas de
desconocidos. Adiós.
-Clara.
-¿No tienes nada más que decir?– Clara sintió que este hombre era realmente molesto y elevó su
VOZ.
-¿Y qué pasa con los trajes? Siempre los cuidaste meticulosamente, tenías miedo de que se
ensuciaran. ¿Ya no los quieres?– la voz de Alejandro se volvió más fría y con cierto tono de
autoridad–Si no vienes a recogerlos, los consideraré abandonados y me encargaré de ellos.
El corazón de Clara se tensó y quedó indecisa.
Esos trajes bien hechos, cada uno de ellos era el tesoro privado de Luz, cosidos con amor y
esfuerzo por ella.
Se dijo que quería llevarlos para animar a su abuelo y que Luz no dudó en sacarlos para que los
eligiera, diciendo que se los regalaba y que no tenía que devolverlos.
–
No podía permitir que Alejandro los tirara, así que, finalmente, decidió relajarse y accedió: –
Mañana enviaré a Aarón a Villa Mar para recogerlos.
-Ven en persona.
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El hombre se comportaba como si tuviera la ventaja y dijo de manera dominante: -Si tu secretario
viene, no le permitiré entrar. Mañana estaré en casa esperándote, así quedamos.
Luego, colgó el teléfono.
-Maldito–Clara miró la pantalla oscura del teléfono y se sintió irritada.
¿Solo porque hay algunas prendas suyas en su casa, él se siente como si tuviera un as en la manga?
Bien, entonces iré de vuelta mañana.
A la mañana siguiente.
Clara e Inés se arreglaron y fueron al comedor de la villa para desayunar juntas.
El hermano mayor tenía una reunión importante en el Grupo, así que se fue antes. En la mesa
estaban Flores, las tres esposas y Javier.
-¡Son dos perezosas! ¿Por qué tardaron tanto? Los dos hemos estado esperándolas–bromeó Javier,
apoyando la cabeza con la mano y sonriendo.
-Mi hermana y yo no nos veíamos desde hace mucho tiempo, hablamos hasta altas horas de la
madrugada anoche, por eso dormimos tarde–dijo Clara bostezando, sus ojos mostraban rastros de
sangre roja.
Por otro lado, Inés, tan fresca y animada, tenía la piel blanca y rosada, sin signos de fatiga.
Ser joven era lo mejor. Esos espíritus vigorosos, Clara no volvería a tenerlos.
Julio estaba sentado en la cabecera de la mesa, mirando a Clara con una expresión desagradable,
con círculos oscuros alrededor de los ojos, claramente sin haber dormido bien.
Esa silla, que probablemente nunca imaginó que causaría tanto dolor a un hombre tan
sobresaliente y rico como Valencia, lo dejó destrozado y sin dormir toda la noche.
Clara también tenía una gran fortaleza mental, y no se preocupó por lo que sucedió anoche.
Después de todo, una vez que se regala un regalo, es imposible recuperarlo.
Cuando terminó el desayuno, Clara estaba a punto de levantarse de la mesa cuando Julio habló
fríamente:
-¿Todavía tienes sentimientos por ese chico de la familia Hernández?
Todos quedaron sorprendidos por la pregunta.
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Pero la señorita respondió con calma: -No.
-¿Eso significa que has superado completamente la sombra del divorcio?
-Flores, nos conocemos desde hace veinticuatro años. Si tienes algo que decir, puedes hacerlo
directamente, no necesitas insinuar y probar de manera desesperada–Clara levantó con elegancia
una servilleta y limpió sus labios con suavidad.
-Entonces no me contendré. ¡Rubén Alonso!– Julio llamó en voz alta y el secretario principal de
la presidencia, Rubén, vino rápidamente y le entregó un documento.
Luego, con un amplio gesto, el documento voló directamente y precisamente frente a Clara.
-¿Qué es esto?
-Una lista.
-¿Qué tipo de lista?
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