Capítulo 76

decir:

-Señorita, el caldo y el pan de natilla están listos.

Al instante, la joven volvió a la realidad y vio que la dueña ya había empaquetado su pedido, así que extendió la mano para tomarlo.

Gracias. Ya he pagado.

-Muy bien. ¡Cuidese y gracias por venir!

Victoria tomó la bolsa y se marchó. Durante todo el trayecto de vuelta, sintió que alguien la observaba y solo dejó de sentirlo cuando entró al edificio de la compañía. «¿En verdad había alguien dentro del auto negro?». En cuanto regresó, pensó en acercarse a echar un vistazo. Después de todo, lo averiguaría yendo a comprobarlo. Sin embargo, al pensarlo mejor, sintió un escalofrio y decidió no hacerlo. «Como el auto estaba estacionado, nadie estaría adentro durante el día. Al pensar eso, se frotó los ojos y sintió que tal vez estaba pensando demasiado. ¡Cling! Llegó el ascensor, asi que entró.

Durante la ajetreada tarde, había olvidado por completo ese pequeño incidente a la hora del almuerzo. Hacia el final del día, Jazmín fue a buscarla.

-S-señorita Victoria, Compañía Burgos ha planificado una cena para esta noche. -Apretó los dedos con nerviosismo; además, tenía el rostro un tanto pálido mientras luchaba por decir la siguiente frase.

-¿Tienes miedo de ir? -Victoria dedujo con facilidad lo que quería decir.

Al oír eso, Jazmín asintió con la cabeza levemente y susurró:

-Disculpeme, señorita Victoria. Parece que me he vuelto un poco cobarde. Iré sola. Por favor, haga como si nunca lo hubiera mencionado.

-Espera.

La detuvo y se levantó antes de decir-: Ve y prepárate, iré contigo. «Aunque esta debería ser la última vez.

-Gracias, señorita Victoria. Iré a prepararme enseguida.

Como tenía que acompañar a Jazmín a cenar, le envió un mensaje de WhatsApp a Alejandro, informándole que tenía que trabajar hasta tarde, asi que le pidió que volviera antes. El respondió tras un momento: Trabajar hasta tarde? No recuerdo haber oído de que la compañía trabajara horas extra esta noche, Victoria replicó su respuesta y escribió: «¿No sabes lo que tienen que hacer las asistentes? Voy a acompañar a Jazmin para hablar de una colaboración».

Luego, Alejandro volvió a escribir: «¿Por qué la acompañas?. Él respondió sin entender por qué ella lo había redactado así. ¿No debería acompañarla Jazmin? ¿Por qué es al revés?», pensó el

hombre. Victoria respondió: -Estoy guiando a mi sucesora. Si no, ¿quién se hará cargo de mi trabajo cuando yo ya no esté?». No queria ser tan directa, pero como quería llegar al fondo del asunto, decidió serlo. Como era de esperar, después de que ella enviara ese mensaje, el no respondió más. Al cabo de un rato, Victoria y Jazmin bajaron juntas las escaleras.

-¿Has llamado a un taxi?-le preguntó apenas se acercaban a la planta baja.

Eh? Oh… Solo entonces Jazmin sacó su teléfono mientras se disculpaba señorita Victoria, lo he olvidado. Llamaré a uno ahora mis

-Lo siento,

La señorita Selva no se enfadó, sino que se limitó a asentir. Antes de que llegara el auto, ambas ya habían llegado a la entrada de la compañía. Un pensamiento cruzó la mente de Victoria y de manera inconsciente miró hacia el lugar donde el auto negro había estado estacionado al mediodía. Efectivamente, el vehículo ya no estaba allí, ya que un Volkswagen blanco había ocupado ese lugar.

-Señorita Victoria, ¿qué está mirando?-preguntó Jazmín con curiosidad.

Ante su pregunta, su jefa volvió a la realidad y sacudió la cabeza.

-Nada. ¿Has conseguido taxi?

-Si Deberia llegar en unos minutos. Perdóneme, señorita Victoria. Parece que soy descuidada con todo.

Ella la miró y sonrió sin poder evitarlo.

-No es para tanto. Todo el mundo tiene una primera vez. Los demás no tienen por qué hacerlo. mejor que tú. Jazmin, no eres peor que nadie. Muestra algo de confianza y coraje; no tengas miedo.

-De acuerdo. La asistente recuperó la confianza en si misma después de escuchar esas palabras.

Cuando Victoria se dio vuelta, Jazmin la observó en secreto. «La señorita Victoria… Es una excelente persona y muy capaz. ¿Cuándo seré como ella?». El lugar de encuentro designado era un bar. Luego de que salieron del auto, Victoria frunció el ceño al ver la animada y colorida. escena que tenía delante.

-¿Quién eligió este lugar?

Al instante, Jazmin se mostró impasible.

-C-compañía Burgos.

Apenas Victoria oyó eso, frunció el ceño aún más.

-Los bares están abarrotados y son ruidosos, por lo que no son adecuados para las conversaciones de negocios. ¿Has intentado sugerir otro lugar?

Jazmin se quedó boquiabierta ante esas palabras.

-N-no lo sabia. Pensé que nos reuniriamos con ellos donde quisieran. Además, no sabía era un bar antes de ir alli y tampoco parecia un lugar formal.

que

-A partir de ahora, siempre que alguien sugiera un punto de encuentro, asegúrate de comprobar si es adecuado para el trabajo. Si no lo es, sugiere una alternativa.

La asistente solo pudo asentir con impotencia.

—Si, señorita Victoria. ¿Qué hacemos ahora? ¿Deberíamos no entrar?

Con el entrecejo fruncido, Victoria apretó los labios.

-Ya que estamos aqui, vamos. -Estaba agradecida de que le había informado sobre eso; de lo contrario. Jazmin habria estado alli sola esa noche y seguro se habrían aprovechado de ella-. Que el Departamento de Recursos Humanos contrate a alguien dentro de unos días para que te ayude; una persona que sea lista -dijo antes de entrar.

Jazmin se sintió culpable y asintió a todo lo que dijo Victoria. Después de eso, encontraron la sala privada designada con la ayuda del personal del bar. Tras empujar la puerta, Victoria percibió de inmediato un fuerte olor a cigarrillos, alcohol y diversos aromas químicos. Al instante, le cambió el semblante y estuvo a punto de vomitar en el acto. Por ello, tuvo que retroceder unos pasos para respirar aire fresco del exterior.

-¿Qué me ocurre? Tengo menor tolerancia a los olores luego de quedarme embarazada o es que soy demasiado sensible? ¿Por qué me dan náuseas estos olores? No es que no conozca estos aromas. Aunque al principio me sentia incómoda, poco a poco me fui acostumbrando a ellos..

-Oh, mira quién está aquí. Es la señorita Selva. Una voz que transmitia bastante sorpresa se oyó desde el interior de la sala privada.

César Burgos, el hijo del presidente de Compañía Burgos, tenía a una mujer de rasgos delicados y piel clara acurrucada entre los brazos cuando silbó en su dirección. «César Burgos… No esperaba. que fuera él-.

-Pasen. Hagan lugar a la señorita Selva.

Ante sus palabras, sus amigos se levantaron de inmediato y le hicieron lugar. Al ver aquello, Victoria se quedó perpleja, luego apretó los labios y lo miró.

-Señor Burgos, ¿por qué no vamos a otra parte?

-¿Qué? -La miró sorprendido. Señorita Selva, ¿por qué deberíamos cambiar de lugar? ¿Sabe cuánto gasté en esta sala privada?

-El olor a cigarrillo aquí es demasiado fuerte. No lo tolero-dijo con sinceridad.

No esperaban que fuera tan directa. Los presentes se quedaron estupefactos por un instante, pero César sonrió y pronunció:

-Llevo mucho tiempo oyendo que la señorita Selva es bastante directa y hoy por fin he podido comprobarlo por mi mismo.

-Bueno, ¿nos vamos? -No podía molestarse con habladurías.

En ese momento, el chasqueó la lengua y la examinó desde la distancia. Sin embargo, siguió sin responder a su pregunta.

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