Todo Por Amor By Victoria Selva Novel -
Capítulo 77
C
Capítulo 77 Cambio
Al ver el rostro pálido de César, Victoria supuso que se debía haber acordado.
-Y, señor Burgos? No se olvidó lo que dijo en ese entonces, ¿no?
-Señor Burgos, ¿qué dijo? -preguntó de forma curiosa un amigo a su lado.
+10 perlas
César estaba aturdido; siempre había pensado que Victoria lo menospreciaba por sus antecedentes e iba a detrás de personas más poderosas, pero nunca se imaginó que hubiera escuchado sus alardes. Cuando se dio cuenta de que sus comentarios habian causado que perdiera una potencial pareja, César quiso abofetearse.
-¡No es asi!-exclamó apretando los dientes y explicó con ojos enrojecidos- Esas fueron tonterias que solté porque me pareció divertido. No tenía intenciones de ofenderla.
En realidad, si solo estuviera bromeando, no habría ido hasta las aguas termales para buscarla solo porque se habia enterado de que estaba allí.
-¿Divertido? -Victoria ladeó la cabeza como si estuviera pensando en eso. Un momento después, dijo despacio-: ¿El comentario fue divertido para usted, señor Burgos?
-¡No lo decia de esa forma! A lo que me referia era… -dijo.
-Bueno, señor Burgos, retomemos el tema que nos compete. Estamos aqui para hablar de negocios. Si no tiene intenciones de trabajar con Grupo Calire, no nos quedaremos aquí mucho tiempo.
César se rehusaba à ceder, ya que por fin se había enterado del motivo, entonces ¿cómo iba a dejar de hablar del tema? El hombre enseguida tomó la muñeca delicada y delgada de la mujer.
-Señorita Selva, puedo explicar.
Victoria frunció el ceño.
-Suélteme.
-No, por favor, puedo explicar. En aquel entonces, yo solo…..
¡Pum! De repente abrieron de una patada la puerta que estaba a medio cerrar y todos en la sala quedaron conmocionados por el ruido. Unos hombres fornidos vestidos de negro entraron apresurados a la habitación.
-¿Quiénes son? ¿Quién los dejó entrar?-preguntó alguien.
Luego, uno de los hombres fornidos lo tomó de la cabeza y lo estrelló contra el suelo.
Como anfitrión del evento, César cambió la expresión mientras soltaba a Victoria de forma inconsciente.
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-¿Qué están haciendo? ¿Acaso no saben a dónde estamos? ¿No saben quién soy? -preguntó, poniéndose de pie.
¡Bum! Acababa de hablar cuando lo golpearon en el rostro y salió volando.
-¡Ay! -gritó la joven sentada al lado de César de forma horrorizada.
Jazmín también quedó atónita y sujetó la ropa de Victoria, quien nunca imaginó que sería testigo de algo así. ¿A quién había ofendido César? En todo caso, ya no podía quedarse allí. Victoria le echó un vistazo a la puerta y su expresión cambió. Unos hombres fornidos estaban de pie allí, bloqueando la puerta por completo. Si tomaba a Jazmín y se ponía de pie para irse, ¿la lejarían pasar? Eso fue lo que pensó, pero no se animó a actuar de forma impulsiva. Le sujetó la mano a Jazmín, haciéndole un gesto para que se quedara quieta. La mujer estaba tan asustada solo podía esconderse detrás de Victoria.
que
Las personas en el lugar podían darse cuenta de que no había forma de razonar con los hombres musculosos. Después de todo, incluso habían golpeado tan fuerte a César que lo habían tirado al suelo. Sin su apoyo, los demás estaban muy aterrorizados y no se atrevieron a hacer ningún ruido, por lo que el ambiente en la habitación se tornó inquietante. Justo cuando Victoria se preguntaba si debía moverse, el hombre fornido que le habia pegado a César de repente caminó hacia ella y le hizo una reverencia de forma respetuosa.
-Hola, señorita Selva.
La mujer quedó conmocionada. «¿Qué está sucediendo? ¿Por qué me conoce?–, se preguntó y solo pudo mirarlo de forma sospechosa.
-¿Y tú eres? -preguntó.
-Señorita Selva, nuestro amo quiere verla.
El hombre incluso tenía una actitud caballerosa.
-¿Quién es tu amo? -preguntó.
El hombre sonrió y mantuvo la pose original, pero no le respondió.
Sin embargo, cuando ella se dio cuenta de que no la atacaría, suspiró con alivio; frunció los labios y se mantuvo inmóvil.
-Señorita Selva, isucede algo?
Victoria Juego le echó un vistazo a Jazmín, a su lado.
-¿Pueden dejarla ir?
-Por supuesto -dijo el hombre fornido después de sonreír, sorprendido.
Después de todo, su amo solo les había pedido que buscaran a Victoria, así que no les importaba nadie más. La respuesta la tranquilizó y, como habían decidido dejar ir a Jazmin, eso quería decir
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que no trataban de hacer nada malo, así que era probable que no fueran enemigos. De serlo, se habrian preocupado de que Jazmín pidiera ayuda.
-Señorita Victoria, no puedo irme. Le sujetó el brazo con fuerza-. Me quedaré con usted.
Tras escucharla, Victoria frunció el ceño.
-Deberías irte antes.
Le echó un vistazo; no estaba segura de sí la entendía, pero la joven ya no insistió. Luego, zmín seguia mirando hacia atrás mientras se iba y, ante la mirada de la multitud, se fue del luga En cuanto salió, enseguida corrió y tomó el teléfono para hacer una llamada.
-Señorita Selva, ¿puede venir con nosotros? -El hombre fornido la volvió a invitar.
-¿Quién es tu amo? -dijo de forma tranquila, sin moverse.
El hombre volvió a quedarse callado; era la segunda vez que le preguntaba.
-Si no me dices, ¿puedo no ir? -La mujer ponía a prueba sus limites.
El hombre quedó sorprendido y luego pareció que debatia algo.
-Señorita Selva, nuestro amo es un viejo amigo suyo -dijo un momento después.
-¿Un viejo amigo mio? ¿Eso quiere decir que lo conozco?». Se le ocurrieron un par de nombres.
Al ver lo respetuoso que era el hombre, sentía que no había muchos que se ajustaran a la descripción. Más allá de todo, era probable que no tuvieran malas intenciones, por lo que era mejor seguirlos que quedarse alli. Luego, se puso de pie y se fue con ellos. Mientras se iba, los hombres fornidos que habían irrumpido también se fueron. Cuando lo hicieron, la sala quedó hecha un desastre.
En breve, la llevaron a una habitación presidencial vip; estaba decorada de forma extravagante y parecía un lugar para hablar de negocios, en la cual no había ningún olor desagradable a alcohol o humo. Nunca se imaginó que el bar tuviera lugares como ese y sentia que había aprendido algo ese día.
-Señorita Selva, nuestro amo todavía está en reunión, así que estará aquí apenas termine. Por favor, espere aquí,
Luego, alguien entró y le sirvió tentempiés y frutas. Cuando Victoria vio la comida sobre la mesa, su expresión cambió, ya que era su comida favorita. Al parecer, ese hombre la conocía bien, pero ¿quién era? Por algún motivo, Victoria se acordó de la mirada penetrante que sintió cuando fue a comprar caldo de arroz al mediodia. ¿Puede ser que sea la misma persona?».
No probó la comida sobre la mesa y, en cambio, se sento alli aburrida e incluso sacó el teléfono. Los demás no la detuvieron, ya que al parecer no tenian miedo de que llamara a la policía o algo así. Tras sacar el teléfono, justo vio un mensaje de Jazmin.
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-Señorita Victoria, ¿está bien? Ya me fui, pero todavía estoy afuera del bar».
Cuando lo leyó, frunció el ceño.
-No es seguro que una joven sola se quede aquí de noche; deberías regresar».
“No, me tengo que quedar con usted. No se preocupe, ya llamé al señor Calire y estará aquí de inmediato..
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