Capítulo 109 ¿Podrás soportar que ella esté con otro hombre?

Victoria respiraCapítulo 108 No estoy enamorada de ti

-Ve a buscar a tu querida Claudia para satisfacer tus necesidades -comentó de manera apática al escucharlo.

-Solo te quiero a ti; no necesito a nadie más dijo entre dientes y con una mirada sombría.

Luego, se acercó para besarla, pero ella lo abofeteo.

-¡Vete con Claudia! Ve a buscar a tu amada. ¡No me toques y vete de aqui! —gritó exasperada por

la furia.

Parecía que él quería que continuara abofeteándolo porque no desistió luego de que ella lo golpeara; sin embargo, Alejandro le agarró la mano.

-¿Estás enojada? Fingiste muy bien ser una esposa obediente. ¿Por qué mejor no continúas comportándote así?

Ella sabía que solo quería acostarse con ella para satisfacer sus necesidades y por eso se altero; le respondía de manera reacia y continuaba luchando para liberarse. Al verla, el hombre se molestó aún más, pero recordó lo que Norberto y su abuela le dijeron y le agarró con más fuerza la

muñeca.

-Lo dijiste por voluntad propia, entonces ¿por qué estás enojada? Fuiste tú quien lo dijo, Copo de nieve. La miraba fijo y quería que respondiera-. Te molestó que dijera que solo estaba contigo para satisfacer mis necesidades o porque me reuni con Claudia?

Victoria dejó de moverse cuando comprendió lo que él decía; ella no sabía por qué se comportada de ese modo, pero en ese momento se dio cuenta. Alejandro la estaba poniendo a prueba.

-¿Qué quieres decir en realidad? -preguntó después de soltar una risita.

Tenía que admitir que el hombre le parecía muy atractivo; ella en verdad lo queria mucho, pero eso no significaba que fuera a darle todo lo que quería. El iba a responderle, pero solo abrió la boca y no dijo nada, aunque era evidente lo que iba a decir.

Desde pequeños, habían estado enamorados uno del otro; se conocian muy bien y sabian qué sentía cada uno. No obstante, por ese motivo, a veces no podian preguntarse entre ellos si querian o se preocupaban por otras personas. Una vez que lo hicieran, ya nada seria igual y la relación iba a cambiar por completo; en verdad iba a deteriorarse. Después de todo, dacaso no era humillante que lo trataran como amigo cuando el otro estaba enamorado? Ya no iban a continuar siendo amigos y por eso, Alejandro le preguntó aquello con calma. Sin embargo, Victoria no era como Alejandro y sabia que le preguntaba eso para saber qué pensaba sobre él.

Crees

que estoy enamorada de ti? -dijo sonriendo, pero su tono de voz era apático.

Tú… -No esperaba que ella mencionara eso y se angustió.

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-No te preocupes; no estoy enamorada de ti —dijo. Al ver que no respondía, continuó—: Dije que estábamos juntos por nuestras necesidades físicas, pero porque no íbamos a andar relacionándonos con otras personas. Ahora es distinto porque estás con Claudia. ¿Por qué continuaría contigo solo por mis necesidades? ¿En verdad crees que soy así de promiscua?

A medida que hablaba, Alejandro se angustiaba cada vez más; se le desfiguró el rostro y la miraba consternado.

-¿A quién vas a ir a buscar? ¿A Bautista o a Noel?

Ella no supo qué responderle.

-Bautista te trajo a casa luego de la fiesta de bienvenida, ¿no?

La joven frunció el ceño y estaba un poco sorprendida. «¿Cómo sabe eso?». Ella creía que Alejandro solo le prestaba atención a Claudia.

-También te encontraste con él ayer.

Victoria comenzó a sospechar.

-¿Me seguiste, Alejandro?

Comenzó a alterarse porque había ido al hospital con Sabrina y, mientras estuvo allí, él no pudo descubrir a dónde se encontraba.

-Necesito hacerlo? -preguntó.

-¿Acaso ya no lo ha hecho? ¿Esto significa que no consiguió que persona que me siga?».

-¿Cómo lo sabes?

No le preocupaba que supiera que Bautista la llevó la noche que Claudia se lastimó porque el joven la acompañó hasta la entrada de la casa. Sin embargo, ella no esperaba encontrarse con el joven cuando salió a comer el día anterior, así que ¿cómo Alejandro sabia eso? Incluso regresó a la casa en taxi.

-¿Estás nerviosa? Copo de nieve, sabes que yo siempre me entero de todo -La joven no supo qué responderle y él le miró el pijama que usaba-. ¿Y la manera en la que te vistes? ¿Intentas complacerlos?

-¿A qué te refieres? ¿No puedo cambiar mi estilo en invierno? -preguntó consternada.

Ella creía que Alejandro estaba actuando de manera ridícula; no sospechaba que había cambiado la ropa por su embarazo, sino que intentaba complacer a Noel o a Bautista. Aunque se conocían desde pequeños, Victoria comenzó a sentir que no era la persona que ella creia porque no pensaban del mismo modo; a Alejandro ni siquiera le interesaba el bebe ni le habia preguntado por ello de nuevo, lo cual no tenía sentido. -¿Y si…?– Mientras Victoria pensaba, Alejandro se acercó y ella salió de su ensimismamiento; notó la expresión de enfado que tenia a medida que se

acercaba a ella.

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-Claro que puedes hacerlo, pero es demasiada coincidencia, ¿no crees? Además, ¿Bautista es a quien amas? Te abrazó aquella noche.

Al mencionar eso, a Victoria comenzó a dolerle la cabeza.

-¿Podemos no hablar de eso en este momento? No estoy enamorada de nadie, ¿entiendes? -No pudo evitar bostezar-. Estoy cansada. ¿Por qué mejor no te vas a dormir? Mañana conversaremos si es necesario.

Su única preocupación era ir con Griselda al doctor para un control médico al día siguiente y no quería preocuparse por otros asuntos. Alejandro se quedó estupefacto al escucharla porque no podía creer que a ella no le importara ese asunto tan relevante y que incluso quisiera irse a dormir. -¿Cómo puede ir a descansar?».

-Si no estás cansado, entonces me iré yo primera a dormir–explicó al ver que no le respondía.

La joven se liberó de él, se acostó y se cubrió con la manta; solo en ese entonces notó que el hombre se quedó de pie en el lugar sin moverse ni acercarse a ella. Ambos permanecieron en silencio en la habitación: Victoria creyó que, si lo ignoraba, él iba a irse, pero permaneció en el lugar por alguna razón. Mientras pensaba, se mordía el labio. «¿Va a quedarse de pie allí toda la noche? ¿Ha perdido la cabeza? No me importa; estoy embarazada y necesito descansar para no volverme loca al igual que él-. Luego de pensar en ello, la joven se dio vuelta y se durmió de inmediato.

3/3ba con tranquilidad; Alejandro se acercó a ella y vio que estaba dormida de manera profunda. Se acarició el lugar en el que ella lo abofeteó y aún estaba consternado; si no fuera porque la mejilla le dolia, habría pensado que todo fue un sueño. Después de todo, ¿cómo una persona podía estar tan enojada y dormirse de repente? Victoria había cambiado mucho, tanto que él apenas la reconocía.

Se sintió incómodo y no sabía cómo expresar lo que sentía, ya que tampoco podía hablarle porque estaba dormida. Caminó en puntas de pie hasta el sofá y se sentó. Era la media noche, pero no podía dejar de pensar y de recordar lo que Norberto le había dicho antes de irse.

Cuando estuvieron en el bar, Norberto lo detuvo. Si no puedes entenderlo, entonces cambiaré la pregunta. Alejandro estaba incómodo y miró de reojo a su amigo; aunque estaba ansioso, no se alejo de él. Es muy sencillo. Piensa si puedes tolerar que Victoria esté con otro hombre después de que se divorcie de ti».

-Norberto, ¿qué quieres decirme?». «¿Soportarías ver a Victoria abrazar, besar a otro hombre y hacer con otra persona lo que hacen todas las parejas?». Alejandro no pudo evitar fruncir el ceño al imaginarsela abrazando a otro, por no mencionar el resto. En el momento en el que Norberto dejó de hablar, notó que Alejandro estaba molesto, tal el joven como esperaba. Solo te di un ejemplo y te enojaste. ¿Cómo vas a sentirte cuando ocurra en verdad, Alejandro? No esperes hasta que no puedas arreglar tu relación porque te arrepentirás; recordó que le dijo.

-¿Y si eso en verdad sucede? Victoria es muy inteligente y tendrá muchos pretendientes luego de divorciarse. Cuando se libere de mi, conocerá a la persona ideal y se quedará con él. ¿Cómo un hombre puede controlarse si está con ella? Ellos incluso….“. De tan solo pensar en ello, Alejandro apretó los puños. Luego de un momento, se recostó en el sofá y cerró los ojos porque estaba exhausto. Mientras, Victoria dormia profundamente en la cama.

Cuando despertó la mañana siguiente, se sentía renovada. Al sentarse en la cama y estirarse, olvidó el inconveniente de la noche anterior; estaba a punto de ponerse de pie, cuando vio de repente a Alejandro en el sofá. Al verle los ojos, notó que el hombre los tenia enrojecidos e hizo una pausa. ¿Se sentó allí toda la noche y no durmio? Si no descanso, estuvo toda la noche observándome?». Se aterró al pensar en esa posibilidad. Alejandro sabia que debía llevar a su abuela al hospital, pero no habia dormido. Ella no lo regaño, ya que, después de todo, era su abuela y él debía haber considerado eso. Decidió ponerse de pie e ir a prepararse; al salir del baño, vio que él continuaba sentado en el sofá.

-¿No vas a arreglarte? Debemos llevar a tu abuela al hospital.

-Lo sé; no necesito que me lo recuerdes -respondió impaciente al mismo tiempo que se ponia de pie.

Caminó a su lado e ingresó al baño, Victoria se quedó perpleja al escucharlo, pero recordó que debía mantener la calma ya que solo faltaban algunos días. Debido a que habia dormido bien, no tenía ojeras, asi que decidió no maquillarse ese día y bajo las escaleras en cuanto se cambió de ropa. Al hacerlo, se encontró con los padres de Alejandro en la sala de estar; estaban conversando con Griselda, que estaba en su silla de ruedas.

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La joven no se sorprendió al verlos porque le habían dicho que iban a ir. La vez anterior, cuando postergaron la cirugía de Griselda, no llegaron a tiempo porque su vuelo se había retrasado; aunque a Griselda no la operaron, se sintieron culpables y decidieron regresar antes. Llegaron muy temprano esa mañana a pesar de no saber si iban a realizarle la cirugía ese día o no.

-Están muy atareados con su trabajo; no era necesario que vinieran tan apresurados por esta situación -explicó Griselda a los adultos al mismo tiempo que Victoria bajaba las escaleras—. Ya soy una anciana y no creo que le importe a alguien si muero en el quirófano.

Al escucharla, la joven creyó que la anciana era honesta, pero cuando terminó de hablar, se dio cuenta de que en realidad era condescendiente. La abuela puede ser muy tierna a veces-. Maria, que estaba observando la taza de té que tenía en la mano mientras permanecía sentada en el sofá, se acercó a la anciana y se arrodillo ante ella al mismo tiempo que le tomaba la mano.

-¿A qué se refiere? Nuestra compañia es importante, pero no tanto como usted; es muy especial para Adrián y para mí. Nadie podrá ocupar su lugar, nunca -explicó.

Maria era tal cual Victoria se la imaginaba, pero la anciana se liberó de ella y la miró de manera apática.

-¿Crees que voy a creerte?

-Señora, si no me cree, lo repetiré todo el camino hasta el hospital.

-Suficiente; si lo haces, me quejaré por lo molesta que eres respondió: Griselda parecía disgustada, pero aun así esbozó una sonrisa.

Victoria sintió envidia al ver la escena: María parecía capaz de resolver la situación sin importar lo malhumorada que pudiera estar la otra persona. «¡Qué gran habilidad!“. La joven no podia hacer

eso.

-¿Victoria? —dijo la anciana al verla.

María miró en la misma dirección que lo hacia la anciana y vio a la joven. Victoria le sonrio a Maria, a pesar de sentirse un poco nerviosa.

Buenos días a todos. María, Adrián, ¿por qué han llegado tan temprano?

Adrián era una persona muy inexpresiva, pero había visto a Victoria crecer; sus familias eran cercanas y él la quería como una hija. Luego, se convirtió en su nuera, lo que unió aún más a ambas familias,

-Me preocupaba el tráfico, por eso vinimos temprano con Maria.

-Victoria, lamento haberte molestado -dijo luego de acercarse y abrazarla-. Me entere de que has sido la responsable de cuidar a la abuela.

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