Capítulo 22 Sin poder defenderlo

Victoria no tenía mucho apetito, pero ante la insistencia de la amiga, logró beber la leche un poco de los sandwiches.

y comer

Sabrina al final dejó de obligarla cuando vio lo difícil que era para ella comer y se sentó después de limpiar un poco.

-¿Cómo te sientes? -preguntó-, Te sientes mejor?

-Si.

-¿Deberíamos volver mañana? -preguntó de forma tentativa, tosiendo levemente.

Victoria no dijo nada.

Al verla, Sabrina le sujetó la mano y anunció con firmeza:

-Vamos.

-Bueno.

Era como si Victoria estuviera aturdida y necesitaba que alguien la incentivara sin importar lo que decidiera. Luego, se puso de pie y se fue con Sabrina.

Cuando pasaban por la esquina, Victoria escuchó una pelea.

-Pero madre, ime gusta! -gritó una joven, devastada.

-¡Cállate! -gritó la mujer con furia y malicia-. ¿Qué tonterías estás diciendo? ¿No te acuerdas lo que te enseñé? Entiendes lo que digo? ¡El te engañó!

-Madre…

-No quiero que vuelvas a tener contacto con él después de esto. Un pobre vagabundo como él no es digno de ti. No podrás encontrar a una persona adecuada si la gente se entera de esto, isi?

Tras escuchar la voz amenazadora de la mujer, la joven agachó la cabeza y no dijo nada más; no se le podían ver los ojos por el flequillo.

Victoria solo le echó un vistazo antes de apartar la mirada.

Era evidente que Sabrina también había visto lo que sucedía y, después de que se fueron del hospital, no pudo evitar suspirar.

Esa joven parece que es solo una estudiante. Ay, pobre niña.

Victoria no dijo nada en respuesta y, en ese momento, comenzó a vibrarle el teléfono.

Sabrina enseguida se acercó cuando escuchó el tono de llamada.

-Te suena el teléfono. ¿Es Alejandro? ¿Se ha arrepentido? -Al ver que no tenía el número agendado, preguntó de nuevo-: ¿Quién te llama?

Por algún motivo, Victoria tenía la sensación de que sabía quién era cuando vio el número y solo vaciló por un momento antes de aceptar la llamada,

-Victoria Selva, ¿no? -Una voz de mujer un poco agresiva se escuchó al otro lado de la línea.

No era una voz que Victoria conocía.

-¿Con quién hablo?-preguntó.

-Soy amiga de Claudia. Estoy al tanto de algo y me gustaría hablar contigo al respecto. Te enviaré la dirección por mensaje de texto en un momento. -Quien llamaba hizo una pausa antes de reir-. Vendrás, ¿no, Victoria Selva?

Luego, cortó la llamada sin esperar por la respuesta. Bip, bip.

Como Victoria no había puesto el altavoz, Sabrina no escuchó lo que había dicho la otra mujer y solo pudo preguntar:

-¿Quién era? ¿Qué dijo?

No tenía nada que ocultarle, así que se tomó un momento antes de responder:

-La amiga de Claudia.

Sabrina quedó paralizada.

-¿Qué? -gritó-. ¿Por qué te llama la amiga?

-Dijo que sabe algo y quiere verme.

Se escuchó un sonido corto en cuanto habló; era un mensaje de la mujer. Le acababa de enviar la dirección de una cafetería en el centro de la ciudad.

Sabrina tenia el ceño fruncido.

-¿Dijo que sabe algo? Bueno, ¿qué es? ¿Crees que…? Se giró hacia su amiga, sorprendida. ¿Tal vez sabe sobre -eso-?

—A juzgar por la situación actual, parece ser el caso.

-¡M*ldición! -exclamó, enojada-. ¿Cómo se enteró Claudia? ¿Alejandro le dijo? Victoria, incluso aunque sea alguien que te guste, realmente quiero maldecirlo en este momento. ¿Por qué contaría tu secreto cuando ya ha decidido que no quiere al bebé? ¿Lo hizo solo para que Claudia se burle de ti? ¿Por qué se comporta como una basura?

Tras escuchar el comentario severo sobre Alejandro, de forma inconsciente quiso defenderlo, pero no pudo decir nada. Quiso hacerlo, pero se dio cuenta de que no podia. ¿Debería

defenderlo? Pero qué sentido tenía cuando la realidad era otra. Tras pensar en eso, bajó la mirada. y se quedó callada.

Sin embargo, Sabrina tomó una decisión por ella.

-No vayas. Si quieren verte, deja que vengan hacia ti. ¿Por qué tienes que ir solo porque te llamaron y te enviaron una dirección?

Al ver lo enfurecida que estaba, Victoria tuvo que tranquilizarla.

-No tengo pensado ir. No te enojes, ¿si?

-¿Enojarme? ¡Estoy afligida por ti! -exclamó con odio. Parecía que se había acordado de algo cuando entrecerró los ojos-. Para que Claudia haga que una amiga se comunique contigo quiere decir que debe estar preocupada de que decidas no abortar y al final competir con ella por Alejandro. ¡Ja! Entonces, no se tiene tanta confianza.

Victoria dejó de lado el teléfono e ignoró el mensaje. No iba a ir incluso aunque Sabrina no se lo hubiera advertido. Esto es entre Alejandro y yo. Nadie más, ni la amiga de Claudia ni ella misma, están involucradas».

Después de despedirse, Victoria regresó a casa.

Tenía mucho tiempo libre, considerando lo larga que era su licencia anual. Los días siguientes serían una ocasión perfecta para aclarar sus ideas; necesitaba pensar qué era lo que quería.

En la cafetería cerca del centro, Claudia bebió un sorbo de café, pero ni siquiera habia bebido cuando se apresuró a dejarlo para mirar a su amiga frente a ella.

-Vendrá, ¿no?

La amiga resopló de forma despectiva:

-Lo hará, a menos que no quiera llegar al fondo de este asunto. Sin duda que estará asustada. Esperemos aquí y cuando llegue a la esquina, deberías ir y esconderte. No aparezcas todavía.

Tras escuchar el plan de la amiga, se mordió el labio inferior.

-¿Cómo se lo vas a decir? Estoy segura de que no quería que sucediera esto. Trata de hablar con ella de forma amable. Si necesita compensación, también puedo…

-¡Claudia! La amiga la miró de forma incrédula-. Deja de ser tan amable. ¿A qué te refieres con que no queria que sucediera esto? ¿Cómo puede Alejandro tocarla y dejarla embarazada si ella no quería? Esa z*rra lo debe haber seducido. No puedes ser benévola con ella o sin duda que estarás en problemas en el futuro.

Claudia suspiró.

-Sé

que

mi bien, pero su familia está en bancarrota; tiene una vida miserable. haces esto por Démosle algo de dinero si podemos. Ha ayudado mucho a Alejandro en los últimos dos años.

-Mira lo buena que eres. No eres como esa z*rra. Sabia que Alejandro era tu hombre y se quedó embarazada de él. Está tratando de aprovechar la oportunidad para tener una mejor posición. La advertimos la última vez repitió otra amiga.

-Exacto.

-Solo le advertiremos un poco más cuando llegue. Le haremos saber lo que somos capaces de

hacer.

Por desgracia, no vieron a Victoria ni siquiera después de esperar treinta minutos.

-Esa prra realmente nos dejó plantadas. Llámala y pregúntale que d’monios está pensando.

Claudia apretó los puños cuando escuchó lo que dijo su amiga.

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