Capítulo 23 ¿Qué quiere?

Claudia había estado inquieta desde que eliminó el mensaje de texto de Victoria en el teléfono de Alejandro el otro día. Sabía que el motivo por el cual le contó a través de un mensaje era porque quizás no se atrevía a darle la noticia en persona.

La mujer estaba inquieta y había planeado invitar a salir a Alejandro esa noche; no obstante, él tenía que trabajar horas extras, así que no podía dejar su trabajo. Sin embargo, ella seguíal preocupada. Lo acompañó al trabajo y, cuando salió, lo llevó a una reunión con sus amigas. Al final de la noche, él habia bebido tanto que apenas estaba consciente. Mientras estaba fuera de si, Claudia llamó a Victoria y se sintió bastante feliz cuando esta cortó después de perder la calma.

Esa reacción de Victoria demostraba que comenzaba a decepcionarse. «Quizás deje de tener ideas. si revelo cómo Alejandro quiere que aborte. Incluso obtendrá una suma de mi parte como compensación. Sin embargo, Claudia no podia mencionarlo ella misma, ya que Alejandro podría culparla cuando se enterara algún día. Por lo tanto, se lo mencionó de manera inocente a sus amigas con la esperanza de que la defendieran. Como era de esperar, sus amigas accedieron a hacerlo. Lo inesperado fue que Victoria las dejó plantadas.

¿Qué demonios quiere?». Claudia estaba furiosa. -¿En verdad va a amenazar a Alejandro con el bebé?”. A pesar de que no creía que él fuera a ser diferente por el niño, igual tenía que lidiar con eso lo antes posible. «Mejor prevenir que curar».

-En realidad… podemos ir con ella si no viene a nosotras -sugirió tras pensarlo.

-¿Nosotras tenemos que ir con ella? ¿Por qué deberíamos hacerlo después de lo que ha hecho?

-Estoy de acuerdo, Claudia. Dejemos que esa desvergonzada arpía venga aquí.

Claudia sonrió avergonzada.

-Debemos ponerle un fin a este asunto sea como sea.

Al verla forzar una sonrisa, sus dos amigas no tuvieron otra opción más que ceder.

-Está bien. Iremos a buscarla.

estaba

Por su parte, Victoria se quedó en su habitación después de llegar a casa. Era la única que allí dado que Alejandro estaba en el trabajo. Su teléfono comenzó a sonar poco después; ella le dio un vistazo y vio que era la mujer que la había llamado antes. Lo observó en silencio hasta que el tono de llamada terminó y volvió a sonar después de un rato. Unos segundos después, Victoria rechazó la llamada y bloqueó el número de la mujer. «La amiga de Claudia, ¿eh? ¿Cómo está relacionado esto con su amiga? No tengo tiempo para perder con ellas».

En realidad, lo que le vino a la mente fue la imagen de Sara en el hospital. Sara era una joven tan delgada y débil, pero parecía tener un poder infinito cuando le dijo a su dominante madre lo fuertes que eran sus sentimientos por el muchacho que le gustaba. Parecía conocerse bien a si

misma.

«Pero yo…. Inconscientemente, Victoria se acarició en vientre. Era demasiado pronto para que pudiera sentir algo; sin embargo, estaba segura de que lo primero que sintió cuando se enteró de que estaba embarazada fue felicidad y quería compartir la noticia con Alejandro.

por su

Cuando estaba en el consultorio, sintió un fuerte dolor en el pecho en el momento que se dio cuenta de que iba a abortar. Eso solo podía significar que estaba ansiosa por tener a su hijo. -¿Cuál es el motivo para deshacerme de él?». Intentó razonar consigo misma. Podía cuidar al niño cuenta. Tuvo dificultades para mantenerse a flote en los últimos dos años, pero la situación había cambiado, dado que tenía los medios para ser responsable de un niño. Pero… una familia monoparental…». Cerró los ojos con debilidad. Sigo atrapada en el mismo círculo-.

Comenzó a sonarle el teléfono de nuevo, pero, esa vez, era de otro número que no reconocía. Ni siquiera tuvo que pensar para saber que era la amiga de Claudia otra vez. Estuvo a punto de rechazar la llamada, pero, en su lugar, atendió cuando tuvo ciertos pensamientos. Tanto ella. como la persona al otro lado se quedaron calladas después de que aceptó la llamada. La voz de Claudia solo se escuchó después de un largo minuto.

-Victoria, soy Claudia…

-Ah, asi que ella misma aparece después de que su amiga falló».

-¿Si? -Victoria sonrió.

-¿Tienes tiempo para reunirte conmigo? -Parecía que le preocupaba que la rechazara, así que se apresuró a agregar-: Puedes darme tu dirección. Pasaré a verte.

Después de reflexionar al respecto, Victoria respondió con los labios fruncidos:

-Estoy en casa.

La mujer al otro lado del teléfono se quedó en silencio durante bastante tiempo y tartamudeó:

-¿A-a qué te refieres?

-Puede venir aquí. Después de otro largo silencio de Claudia, Victoria volvió a fruncir los labios. Estoy cansada. No tengo ganas de salir.

-De acuerdo respondió la otra mujer después de un rato-. Iré a verte.

de

De repente, Victoria tomó una decisión después de finalizar la llamada. ¡Queria tener a su bebé! Sabía cuál era el motivo por el cual Claudia quería verla. Esa mujer, que igual quería ir a pesar que Victoria dijo que se encontraba en la residencia Calire, solo podía tener un propósito.

Ni siquiera habían pasado quince minutos cuando una sirvienta fue a la habitación de Victoria para decirle que Claudia había llegado.

-Entendido. -Victoria tomó un chal y bajó las escaleras.

-Beba un poco de té, señorita Juárez.

puro

La sirvienta le sirvió una taza de té. Mientras la mujer le agradecía, levantó el mentón y vio a Victoria bajando las escaleras; había perdido algo de peso en cuestión de días. El chal blanco. y su vestido azul cielo hacían que pareciera culta. Puesto que no tenía maquillaje, se veía tan clara que era traslúcida. El color rosado de lo pálidos labios hacía que se viera enferma pero hermosa.

Con solo darle un vistazo, Claudia ya se encontraba retorciendo los dedos. Que una mujer como ella estuviera al lado de Alejandro todos los días y todas las noches….

Se encontraba a mitad de sus reflexiones cuando la sirvienta llamó a Victoria -señora Calire e hizo que despertara de su ensueño. Luego, vio que la mujer le sirvió sonriendo a Victoria una taza de chocolate caliente.

-Señora Calire, el chocolate caliente de hoy debe saber bien. La temperatura es la adecuada.

Victoria tomó la taza y bebió un sorbo antes de elogiarla:

-Como dijiste, está bastante bien.

-Gracias por el cumplido. Debería ir a seguir trabajando.

-De acuerdo.

Después de que la sirvienta recibió el cumplido de la mujer, saltó de alegría con la bandeja en las manos. Además de servirle a Claudia una taza de té, la sirvienta no se molestó más con ella. después de eso.

Claudia tuvo que darles un vistazo a los asientos y a los atuendos de ella y de Victoria; fue entonces cuando la realidad la golpeó. Para todos, Victoria era la señora Calire. «Todo esto debería. haber sido mío, pero ahora…». La expresión de Claudia se volvió amargada. ¡Yo habría sido la señora Calire si no me hubiera ido del país!». Con ese pensamiento en mente, forzó una sonrisa.

-Las sirvientas te respetan mucho, ¿no?-comentó.

Victoria la miró con extrañeza y asintió tras escucharla.

-Sí. Son buenas personas.

Algunas de las sirvientas que trabajaban alli eran personas que Héctor escogió, mientras que el resto las escogió Victoria.

La sonrisa forzada de Claudia se volvió más tensa.

-Tendré que agradecerte de antemano entonces.

-Agradecerme?

-¡Si! Por haber entrenado a las sirvientas tan bien. Me facilitará la vida en el futuro.

La mano de Victoria con la que sostenía la taza de chocolate caliente se sacudió levemente cuando la escuchó y arqueó un poco

un poco las cejas.

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