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Capítulo 89 Arrancar el problema de raíz

Victoria se salpicó un poco de agua en el rostro para tranquilizarse. Presionó las manos contra el borde del lavabo, se miró en el espejo y recordó lo que dijo Norberto. ¿A qué se refería cuando dijo que debería sentirlo con el corazón? ¿Qué se supone que debo sentir?». Ella no lo entendía dado que él no dio más detalles al respecto. Además, se encontraban muchas personas en la sala privada, así que no siguió preguntando.

Le pareció ridículo que la actitud de Norberto fuera diferente a la de Alejandro. Si no estuviera equivocada, Norberto intentaba que ella y Alejandro estuvieran juntos. ¿Por qué? Se supone que ayude a su amigo y a Claudia a estar juntos. No importa, dejaré de pensar en ello. Se secó las manos y salió del baño.

-Deja de estar triste, Claudia. Es mi culpa lo que sucedió. Si no hubiera dicho esas tonterías. Alejandro no te habría tratado con severidad.

Tras escuchar la voz familiar, Victoria se detuvo de inmediato y miró en silencio a las personas afuera del baño. Eran Claudia y sus amigas. La mujer que quiso ponerle una mano encima también estaba alli.

-No está relacionado contigo. Sé que eres directa y que no quisiste causar daño. Ale también lo entiende. Es solo que su corazón ya no me pertenece–sollozó Claudia rodeada de sus amigas.

Un dejo de crueldad se vio reflejado en los ojos de Elena cuando la escuchó.

-Todo es culpa de Victoria. Debe haber seducido a Alejandro dado que es su esposa legal. De lo contrario, él no te habría tratado con tanta indiferencia. No te preocupes; le daré una lección.

-Olvidalo. Claudia le tomó las manos al mismo tiempo que las lágrimas rodaban por sus mejillas-. No quiero meterte en problemas. Ya has sufrido bastante por defenderme, así que no te preocupes. Volveré a suplicarle a Alejandro en tu nombre cuando ya no esté furioso.

-Claudia, somos mejores amigas, así que no me estás metiendo en ningún problema. Se supone que debo ayudarte.

Victoria se burló en secreto al escucharla. Al final, comprendió que no debería lidiar con tontas que no podían distinguir el bien del mal. Sentían que eran justas, pero, la mayoría de las veces, las utilizaban como peones. Claudia había utilizado a esas personas hábilmente. Mientras se encontraba sumida en sus pensamientos, alguien notó su presencia.

-¿Victoria?!

Era un nombre que les provocaba una reacción, asi que dirigieron de inmediato su atención hacia la mujer. Elena parecía resentida cuando apretó los dientes y la miró con desden.

-Eres , Victoria! ¿Por qué nos espías?

-¿Qué? -Victoria suspiró-. Solo estaba en el baño. Cuando salí, escuché su actuación ruidosa. ¿Se podría considerar espiar cuando estamos en un espacio público?

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que sollozaba. Elena vio lo tranquila que estaba Victoria y volvió su atención hacia Claudia -Claudia está llorando, pero Victoria no parece sentirse culpable en lo absoluto. ¿No se da cuenta de que se ha equivocado? ¡Es una z*rra!». Elena estaba furiosa y cargó hacia adelante con una mirada sombría. Por su parte, Victoria estaba bien preparada. Cuando vio que la joven corría hacia ella con resentimiento, retrocedió un paso atentamente. Sin embargo, Elena enloqueció y se comportaba de forma temeraria. Tomó a Victoria del cabello y gritó:

-IZ*rra! ¿Cómo te atreves a ser presumida después de seducir al hombre de otra mujer?

Claudia y sus amigas se quedaron estupefactas, puesto que no se imaginaban que Elena se comportaria de esa manera cuando solo hablaban a espaldas de Victoria. Solo las jóvenes adineradas podían ser amigas de Claudia. A pesar de que sus familias no se comparaban con los Juárez, igual eran famosas. Como tal, no se atreverían a avergonzar a sus familias al hacer algo irracional. Jamás insultarian a otras personas ni se involucrarian en una pelea en público. Para sorpresa de ellas, Elena había actuado por impulso.

Claudia se quedó atónita cuando la vio. Dado que detestaba a Victoria, sin duda, quería darle una lección; sin embargo, lastimarla de forma directa solo empeoraría su relación con Alejandro. Por lo tanto, jamás se le cruzó esa idea por la mente.

Cuando vio lo que sucedía, quiso acercarse y detenerlas de manera inconsciente, pero se detuvo de repente. Un momento, ¿Por qué debería detenerlas? Quizás le suceda un accidente a su hijo en medio del caos. Dado que nadie más sabe que está embarazada, puedo arrancar el problema de raíz al utilizar a otra persona para deshacerme del niño. Si dejo que Victoria de a luz a ese bebé, será una amenaza para el futuro. Incluso si Alejandro lo descubre, no está relacionado. conmigo de todos modos», pensó Claudia y se mantuvo en el lugar fingiendo que estaba demasiado atónita para moverse. Por otro lado, sus amigas estaban aturdidas y no sabian cómo lidiar con la situación.

A pesar de que Victoria se movió con rapidez. la mujer igual logró alcanzarla. En ese momento. sintió un fuerte dolor mientras la mujer le jalaba el cabello. Estaba enfurecida mientras fulminaba a Elena con la mirada. «¿Cree que dejaré que me intimide y no contraatacaré?–. La miró con desdén y le dio un pisotón a Elena con fuerza mientras soportaba el dolor. A pesar de que no llevaba tacones de aguja, se aseguró de que el tacón que llevaba entrara en contacto con los dedos. de los pies de Elena, lo que le causó un dolor agudo en la pierna.

Como era de esperar, Elena gimió de dolor al mismo tiempo que su expresión se tornaba espantosa. Sentía tanto dolor que ya no fue capaz de sujetar el cabello de Victoria. Fulminó a la mujer con la mirada e intentó tomarla del cabello con la otra mano.

-¡Eres una z*r

Victoria ja tomó de la mano con expresión indiferente.

-Ambas somos mujeres. ¿Crees que tengo menos fuerza que tú?

Al mismo tiempo, ejerció más fuerza sobre la pierna lo que hizo que Elena gritara. Esta habia perdido todas sus fuerzas mientras que Victoria habia ganado el control. Ninguna de ellas se había imaginado ese giro de acontecimientos porque Victoria parecia una mujer hermosa y débil de una familia arruinada. Fue una sorpresa para ellas enterarse de que era tan feroz. Al final, las

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demás recobraron los sentidos y se acercaron deprisa para separarlas. La expresión de Victoria cambió cuando soltó a la mujer y se apartó.

Por otro lado, el sonido llamó la atención de las personas en la sala privada. En el instante que Victoria retrocedió, Claudia vio que los demás se acercaban, por lo que se dirigió nerviosa a Victoria para apartarla. Esta no sabía que era Claudia la que se acercaba a ella. A fin de cuentas, eran un grupo de personas y ella solo vio a alguien que corría hacia ella; por consiguiente, intentó apartarla. No obstante, antes de que pudiera realizar algún movimiento, la persona gritó y se cayó. Tras el grito agudo, Claudia, que usaba tacones de aguja, cay

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