Capítulo 384

Los dos comieron con tal entusiasmo que acabaron quitándose las chaquetas por el calor.

En realidad, Rafael no comía mucho, la mayor parte del tiempo se la pasaba observando a Sofia comer, tal como lo hacia antes en San Bernat.

Después de comer, caminaron juntos de regreso al hotel. En el estrecho espacio del ascensor, parecia que ambos podian sentir la respiración del otro. Rafael, tras pulsar el botón para el piso 23, preguntó, “¿En qué piso estás tú?”

Sofia, con la boca aún llena, respondió “Estoy en el piso 22.”

Dicho eso, extendió la mano para presionar el botón, y sus manos se tocaron brevemente, como si una corriente familiar los

atravesara.

Sofia retiró su mano y dijo, “Gracias, estoy en el 2203“, y luego levantó la mirada hacia Rafael.

“Estoy justo arriba de ti, en el 2303“, respondió Rafael.

“Qué coincidencia“, dijo Sofia con una sonrisa.

Y luego, el ascensor volvió a quedar en silencio.

Pronto, el ascensor llegó al piso 22. Sofia, algo reacia a despedirse, dijo, “Me voy, adiós.”

Rafael asintió. Ahora estaban separados por la puerta del ascensor, uno dentro y otro fuera, Sofía esperó a que las puertas se cerraran completamente y vio como el número saltaba al 23 antes de girarse, con reluctancia, hacia su habitación.

Justo al llegar a su puerta, vio a Gerard apoyado contra la pared esperándola, con una postura casual y un traje informal. Con su figura de modelo y su aspecto refinado, incluso en una ciudad tan romántica como Venecia, sin duda atraería muchas miradas. Gerard, con el teléfono en la mano, parecia estar mirando videos cortos cuando ella se acercó.

*¿Qué haces aquí?” preguntó Sofia.

Gerard se sobresaltó, casi dejando caer su teléfono al suelo.

“¿No haces ruido al caminar? Casi me matas del susto“, dijo Gerard, llevándose la mano al pecho.

“Fue porque estabas demasiado concentrado en tu teléfono. Además, caminar sobre la alfombra no hace ruido, se defendió Sofia, sintiéndose completamente inocente.

Sofia abrió la puerta con su tarjeta y Gerard, sin ser invitado, entró tras ella.

“¿Para qué me buscabas?” Sofia se sentia confundida, no eran tan cercanos como para que Gerard la siguiera asi, además, él no tenía ninguna obligación con Rafael, no había razón para que se involucrara tanto.

“Estaba preocupado por ti, has tardado mucho en volver. Estás aqui sin conocer a nadie, ¿y si te pasara algo?” Dijo Gerard con

convicción.

Sofia sintió que era necesario aclarar las cosas, él no tenía por qué sentirse responsable por lo de Rafael, “Lo de Rafael realmente no es tu culpa, no tienes que hacer todo esto. Puedes volver a tus asuntos, David se encargará de todo aqui

“No me quedé por Rafael.” Dijo de repente Gerard.

Entonces por qué te quedaste?” Sofia no entendia, si no era porque se sentia culpable, ¿qué lo mantenia ahi en Venecia, insistiendo en no irse?

“Por ti, por supuesto, dijo Gerard, casi sin pensar.

Y entonces, ambos se quedaron en silencio, el cuarto se quedó tan quieto que se podria oir caer un alfiler.

Sofia fue la primera en recuperarse, balbugeando, “Estoy casada y tengo dos hijos.” Estaba claro lo que quería decir, no podia haber nada entre ellos.

Gerard murmuró una maldición, “Mierda

Al oirlo, Sofia frunció el ceño, visiblemente molesta.

Gerard se apresuró a acercarse, gesticulando torpemente, Ay, no te estaba maldiciendo, memmaldigo a mí mismo.

La confusión de Sofia aumento, mifando a Gerard con el ceño aún fruncido, esperando una explicación

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