Capítulo 408

Sofía escuchó con lágrimas en los ojos, estaba muy emocionada, mientras Rafael la sujetaba fuertemente de la mano. Ya no recordaba haberle preguntado antes sobre su familia, pero ahora, al escucharla, podía sentirse identificado con ella, compartiendo su emoción, su alegría y las penurias pasadas en silencio. Al ver sus ojos enrojecidos, extendió sus brazos para abrazarla fuertemente.

Para Sofía, eran lágrimas de felicidad. Se decía a sí misma que no era una niña abandonada; tenía un hermano, padres, abuelos, y tantos seres queridos. Qué maravilloso era eso.

Después de hablar tanto, Gerard finalmente se atrevió a preguntar con cautela, “Hermanita, ¿te gustaría ver a nuestros padres?”

Sofía miró a Rafael, quien apretaba su mano y asentía suavemente, como diciéndole que apoyaría cualquier decisión que tomara.

Sofía se volvió hacia Gerard y respondió seriamente, Sí, me gustaría, hermano.

Dicen que los hombres no lloran fácilmente, pero en ese momento, al escuchar a Sofía llamarlo ‘hermano‘, Gerard casi rompe en llanto. Había enfrentado peligros y situaciones límite en sus años como infiltrado, pero ahora se encontraba nervioso y tembloroso. Había buscado a Sofía durante años sin noticias de ella, y aunque no quería admitirlo o rendirse, en el fondo temía que su hermana ya no estuviera viva. Nunca imaginó que todavía estuviera viva y fuera tan extraordinaria; se sentía orgulloso.

Con nerviosismo, Gerard, con un rubor y una timidez evidentes en su rostro, pidió, “Hermanita, ¿podrías llamarme así una vez más?

Sofía sonrió y respondió con dulzura, “Hermano.

“Eh.

Para Gerard, ese momento valía toda una vida. Esta era su hermana, su familia de sangre.

En medio de una escena de reencuentro tan conmovedora, Rafael tosió fuertemente a propósito. ¡Humph! Su esposa solo podía ser abrazada por él, incluso si era su propio hermano.

Sofía insistió para que Gerard se quedara. La habitación que antes había ofrecido a Camila estaba disponible, y Sofía preparó sábanas limpias y un edredón nuevo que nunca había sido usado.

Gerard no se hizo de rogar. Acababa de reencontrarse con su hermana y no tenía intención de irse. Apenas Sofía sugirió que se quedara, aceptó

sin vacilar.

Rafael estaba un poco molesto, observando cómo Sofía iba y venía, ocupándose de preparar todo, desde la cama hasta encontrar un pijama y un cepillo de dientes. Incluso tomó un conjunto de pijama nuevo del armario, probablemente algo que había comprado para ella misma.

No estaba contento. ¿Quién dijo que el ‘rival‘ no podía ser el cuñado?

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