Capitulo 77: Solo Alcanzó a Ver la Parte Trasera de su Cabeza
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Valentina, siguiendo la vista de sus zapatos de cuero hacia arriba, divisó una máscara negra.
El reflejo ondulante del agua de la piscina se proyectaba sobre la máscara, haciéndole creer a
Valentina que habla visto un fantasma.
Valentina, conteniendo la respiración, pretendia indiferencia, esperando que el «fantasma» no la
viera.
Pero en un instante, la máscara negra se agrandó ante sus ojos, y el «fantasma» se agachó hacia ella, extendiendo la mano….
Santiago intentaba sacarla de la piscina, agarrando firmemente su brazo. Valentina, como si
hubiera recibido una descarga eléctrica, perdió toda su compostura en un instante.
Solo tenia un pensamiento en su mente: ¡huir!
Valentina giró bruscamente y pateó con fuerza la pared de la piscina, impulsándose varios metros hacia adelante, y al mismo tiempo, haciendo que Santiago cayera al agua con un
chapuzón.
En la piscina, Santiago, completamente mojado, tenia un semblante sombrio.
¿Acaso era tan aterrador?
Santiago, visiblemente molesto, nadó hacia Valentina y la agarró del brazo otra vez. Valentina, instintivamente, comenzó a patalear salvajemente, casi golpeando varias veces partes críticas
de Santiago.
El semblante de Santiago se volvió aún más sombrío, y decidió envolver firmemente a Valentina con sus brazos y piernas. Valentina estaba aterrorizada.
¡Este «fantasma» tenía que ser un espiritu del agua!
-Don, si estás buscando un sustituto, definitivamente no soy adecuada. ¿Qué tal si me sueltas y te doy ofrendas todos los años… no, no, todos los días?
-¡También puedo contratar a un maestro para que te ayude a encontrar la paz! ¿Qué sentido
tiene esta venganza interminable? ¡Un ritual de paz es mucho mejor que un sustituto!
Valentina rogaba desesperadamente. Santiago entrecerró los ojos..
¿Ella creía que él era un fantasma?
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-¡No soy un fantasma! -dijo Santiago con voz grave.
Valentina, sorprendida al ser atrapada, preguntó:
-¿Entonces quién eres?
Santiago estuvo a punto de decir tu esposo, pero se contuvo y, con una mirada profunda, dijo:
-señor Mendoza-
Al escuchar esas palabras, Valentina se quedó rígida. En su nerviosismo, había olvidado por completo que el señor Mendoza estaba en aquel quiosco.
Valentina miró brevemente hacia la dirección del quiosco. Estaba vacío, y el hombre que la envolvia firmemente era…
Su aliento le rozaba el oido, y Valentina tragó saliva, aterrorizada.
-Así que eres el señor… Mendoza… -Valentina habló con cautela-. Un malentendido, solo eso, jeje… ¿Podrías soltarme, por favor?
En ese momento, ella se acurrucaba tranquilamente en sus brazos, como una tierna gatita.
Santiago, por su parte, no tenia muchas ganas de soltarla.
De repente, Valentina soltó un grito de dolor.
-¿Qué pasa?
Santiago soltó su mano instintivamente, queriendo revisar su estado.
-¿Te hice daño? Dime, ¿dónde te duele?
El tono preocupado de Santiago dejó a Valentina momentáneamente aturdida.
Pero en un instante recordó que este hombre era ¡señor Mendoza!
¡Su archienemigo, con quien tenía un conflicto irreconciliable!
¡Tenía que escapar cuanto antes!
Cuando Valentina, aterrorizada, se giró para huir, su mano tocó accidentalmente la máscara en el rostro de él. Con un tirón, la máscara se desprendió….
Santiago se dio cuenta de algo, una chispa de ira brilló en sus ojos, pero su primera reacción fue darse la vuelta rápidamente.
Valentina pensó que vería el verdadero rostro del señor Mendoza, pero fue demasiado tarde.
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Solo alcanzó a ver la parte trasera de su cabeza.
¡Incluso la nuca era atractiva!
Valentina no queria admitir que señor Mendoza podría ser guapo,
Pero el movimiento de señor Mendoza al girarse habla sido demasiado evidente, como si intencionalmente protegiera su rostro para que nadie lo viera.
Seria que en realidad era atractivo, pero tenia alguna marca en el rostro?
Que lastima…
Un atisbo de compasión surgió en el corazón de Valentina.
Pero rápidamente se repuso, y aprovechando que señor Mendoza la habla soltado, giró y nadó hacia el otro lado de la piscina.
Justo cuando Valentina estaba a punto de salir del agua, una gran mano se extendió frente a ella.
Al levantar la vista, Valentina se sorprendió al ver a señor Valenzuela.
Alonso le sonrió cálidamente.
-Sube, no te vayas a enfriar.
Agradecida, Valentina le devolvió la sonrisa y con su ayuda, salió rápidamente del agua.
-Ve al segundo piso y cámbiate. Por suerte, mi hermana solía quedarse en esta villa. Tienes una figura similar a la de ella, así que su ropa debería quedarte bien.
Alonso le colocó una bata de baño sobre los hombros con un gesto lleno de ternura.
-Gracias, señor Valenzuela.
Después de agradecer, Valentina se apresuró a dejar el patio trasero.
Pero al alejarse, se dio cuenta de que todavía tenía en la mano la máscara de señor Mendoza.
Bajo la luz, notó que era la misma máscara que señor Mendoza había usado en la fiesta de la familia Rodriguez.
Pensando en la marca en su rostro, sin la máscara seguramente se sentiría incómodo.
Valentina dudó por un momento, pero al final no pudo ser indiferente y, llevando la máscara consiga, regresó sobre sus pasos…
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